Las sociedades gastronómicas consideran «discriminatorio e injusto» su cierre obligatorio
Piden al Gobierno Vasco que regule de forma definitiva su situación porque «no somos hostelería, gremio al que nos asignan según sus intereses», denuncian
El ambiente en las sociedades gastronómicas es de enfado y disgusto. No entienden que entre las nuevas restricciones decretadas por el Gobierno Vasco para intentar atajar la expansión del Covid-19 esté incluido el cierre de sus locales. Califican la medida de «totalmente injusta y discriminatoria».
El domingo, la Comisión de Sociedades de la Parte Vieja donostiarra se reunió en Zubi-Gain, después de haber hablado con otras entidades del resto de la ciudad y del territorio, para tratar el tema y ver qué alternativas tienen que, como señala el presidente de la Unión Artesana, Javier Martínez, «son muy pocas, salvo el derecho a la pataleta». Del encuentro salió un escrito que han remitido a la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, para que «nos aclare de una vez por todas cuál es nuestro ámbito de desarrollo» y solicitan que «se defina una norma definitivamente para nuestra situación, puesto que ni somos establecimientos públicos, ni somos sociedades con ánimo de lucro, ni pertenecemos al gremio de la hostelería, al que las autoridades municipales, provinciales o autonómicas nos asignan según sus intereses coyunturales».
«Cuando quieren nos tratan como hostelería y cuando no les interesa no lo somos», comenta entre enfadado y resignado Fernando Blanco, presidente de Kañoyetan.
En una carta firmada por Hilario Murua, presidente de Ardatza, en representación de las sociedades de la Parte Vieja de San Sebastián, se explica a los ciudadanos que desde el término del confinamiento han seguido un protocolo que ha servido al Ayuntamiento «sorprendido por nuestro buen hacer elaborase una nueva normativa de uso» y que desde que a finales de mayo pudieron hacer uso de sus locales «no ha habido ningún brote conocido en los mismos». Además, «los primeros interesados en el cumplimiento de los protocolos somos nosotros». Martínez señala que «desde que se volvió a abrir el uso ha descendido a un 20%».
También entienden que su actividad permite realizar un eficaz rastreo porque «nuestras sociedades son de uso exclusivamente privado y las utilixsn personas totalmente identificadas por los socios».
En la reunión, los asistentes mostraron su preocupación porque «nuestras sociedades cuentan como mínimo con un trabajador que en el caso del cierre indefinido irremediablemente pasarán a formar parte de las listas de desempleo».
