«Queremos una ciencia más humana y atractiva para las mujeres»

– Se suele decir que en España la ciencia está infravalorada con respecto a otros países. ¿Puede decirse lo mismo de la situación de Euskadi?

– Sí. En general nos hemos acostumbrado a una realidad tan baja que parece que en Euskadi, donde sí es cierto que se invierte más en ciencia, investigación y tecnología, estamos mejor, pero la realidad es que las condiciones son similares a las del Estado. Sin ir más lejos, las de los estudiantes predoctorales que son investigadores en su primera etapa de ciencia siguen siendo bastante precarias. Han mejorado mucho con los años desde mi época de estudiante, pero las reivindicaciones siguen estando ahí. Seguimos muy por debajo de Alemania, Países Bajos, Inglaterra...

– ¿Sigue existiendo una brecha entre las mujeres con el ámbito de la ciencia o ya se ha ido corrigiendo y hay una incorporación creciente?

– Sigue existiendo y además los datos son bastante devastadores, porque aunque hay áreas en las que empieza a haber presencia femenina seria, sobre todo en ramas biosanitarias, cuando coges la estadística de los últimos diez años a esta parte ves que el porcentaje de mujeres que se han estabilizado, que tiene carreras en puestos altos, no ha cambiado. No llegamos a un 30%. Y si nos fijamos en puestos de mando, ni un 15%. Lo que sí está cambiando es el espíritu con el que queremos revertir esta situación.

– ¿Cuáles son los objetivos básicos de Emakumeak Zientzian y cómo valora su labor en estos últimos años?

– Los objetivos son visibilizar la labor de las mujeres en áreas científico-tecnológicas, fomentar la vocación de carreras científicas entre las más jóvenes y romper estereotipos. También generar nuevos referentes de ciencia. Nosotras a lo largo de los años estamos intentando ir más allá, y este, por ejemplo, lo que reivindicamos es que las personas que se dedican a la ciencia, además de científicas quieren ser personas, quieren tener vida propia y disfrutar de su vida plena, de su tiempo libre... Queremos una ciencia que sea más humana y, por lo tanto, más atractiva para las mujeres.

– ¿Cómo se puede explicar el sesgo masculino en la elección de carreras y profesiones científicas?

– Yo creo que al igual que en cualquier otra área, imperan sesgos que son inconscientes. No nos damos cuenta que a día de hoy cuando a los niños les regalas un juguete, la parte técnica, de destreza o mecanizado va destinada a los chicos, y la de los cuidados a las chicas. Luego eso se reproduce a la hora de elegir una carrera, porque siendo mujer es más difícil verte en una ingeniería tecnológica que en una medicina. En informática por ejemplo este año solo ha habido un 15% de matriculaciones de mujeres. Hablamos de un área emergente y nos estamos perdiendo.

– Se ha quejado también de una exigencia creciente en el ámbito de la investigación científica tanto en dedicación como en la obsesión por publicar, que da un carácter competitivo y de negocio. ¿Sigue siendo así?

– Sin duda. Hay un movimiento internacional llamado 'Publish or Perish', que viene a decir 'publica o mueres', que refleja que los estándares por los que se miden nuestros conocimientos cuando vamos a intentar promocionar van en función de cuánto has publicado o en qué revistas y muy pocas veces se va a tener en cuenta tu realidad personal.

– Defiende también un cambio de paradigma de forma que la ciencia no ocupe la totalidad de la vida y se haga más 'amable'. ¿Se camina en esta dirección o es solo un deseo?

– Se camina, porque de hecho ahora que hemos lanzado la campaña 'Mi vida más allá de la ciencia' los testimonios que hemos recogido nos han hablado de lo importante que es trabajar en equipo y todos nos han reconocido que lo fundamental es que en el entorno laboral la gente sea consciente de cuál es su realidad y se amolde en la medida de lo posible a tus necesidades. Eso tiene que nacer ya desde el propio entorno laboral.

– Algunos expertos dicen que con 6 años hay chicas que no se ven en proyectos de futuro científicos. ¿Cómo se puede corregir esto? ¿Con el ejemplo, con la divulgación del papel de la mujer en este ámbito...?

– Con todo eso. No tenemos la clave ni la respuesta unívoca. Pero lo que yo digo es que a partir de los 6 años el género empieza a ser una constante y los pequeños se separan. Las niñas con las niñas, los niños con los niños. Herramientas hay un montón y debemos tenerlas todas en marcha. Visibilizar, romper estereotipos, animar y también garantizar que el propio sistema sea un entorno amable y te vaya a aceptar plenamente como persona y, en concreto, como mujer.

– Por último, ¿qué les diría a las jóvenes para animarlas a que apuesten por la ciencia?

– Por un lado que nadie les diga que no pueden hacer algo, porque están completamente preparadas para afrontar lo que les dé la gana. Y segundo, hacerles saber que desde dentro de las instituciones estamos haciendo todo lo posible para cambiar ese paradigma para que lo que se encuentren cuando lleguen sea cada vez mejor.