«Hay pocas asesinas en serie, y no matan por placer como el varón sino por dinero»
El catedrático canario disecciona a varios de los asesinos en serie más conocidos de la historia, casi todos hombres
El catedrático en psicología clínica por la Universidad de La Laguna Wenscenlao Peñate interviene estos días en los Cursos de Verano de la UPV/EHU. Ayer analizó al asesino en serie.
– Yo tuve una infancia más o menos feliz, llevo una vida más o menos organizada y llego a un mínimo de inteligencia, ¿puedo acabar siendo un asesino en serie?
– Tienes muy pocas probabilidades. Espero que no sea una aspiración personal porque te iba a frustrar (ríe). No das el perfil.
– En la charla habla de la ayuda de la inteligencia artificial para detectar esos perfiles...
– Es algo novedoso. Se ha pasado de buscar perfiles asociados a momentos estables a ir a modelos longitudinales, es decir, observar el desarrollo de una persona desde que nace y las distintas vicisitudes por las que pasa. En base a un modelo estadístico complejo, vamos introduciendo datos para ir dando con esos perfiles. Y vamos creando rutas: qué ocurre en la primera etapa infantil, si tiene cuidados o no, si los padres lo abandonan, si está en un centro, si sufre abusos o maltrato, qué pasa en la primera preadolescencia, la pubertad, qué tipo de relaciones tiene, sus primeros contactos con la violencia o el daño...
– ¿Ese primer contacto marca?
– Es muy determinante. Algunos chicos y chicas descubren ahí esa inversión de valores. Cuando para la mayoría de nosotros hacer daño a los demás es algo repulsivo, para esta gente es placentero.
– ¿Un ejemplo?
– Andréi Chikatilo (el 'carnicero de Rostov'). Hay asesinos en serie que, como él, cuentan que la primera satisfacción que sintieron fue cuando secuestraron a alguien y sin querer le hicieron un daño, y al ver la sangre dijeron '¡guau, qué bomba!'. Algunos torturan y mantienen vivos a la persona porque se excitan con el sufrimiento. Recuerda que el Tánatos y el Eros están unidos, el instinto de la muerte y el instinto sexual.
«En muchos casos hay un instinto sexual o de hacer daño tras un maltrato o abuso infantil; en otros, un narcisismo elevado»
– Chikatilo se creía impotente...
– Hay personas que tienen impotencia secundaria pero no son impotentes biológicamente. Solo que no logran una erección, y de repente ante el maltrato, la tortura o la visión de sangre, se excitan. Es una anomalía que puede tener un componente de alteración biológica pero también aprendizaje.
– Con las mujeres no pasa...
– Hay muy pocas chicas, y su perfil es completamente distinto: suelen matar siempre por razones económicas. Son personas que se van casando con unos señores y los van matando, los van envenenando para quedarse con el dinero. Fue el caso de Aileen Wuornos, la última mujer ajusticiada en Estados Unidos, de la que se hizo una película – 'Monster', con Charlize Theron—. Esta mujer ejercía de prostituta y buscaba clientes mayores a los que mataba para robarles dinero. Esa es una diferencia importante entre hombres y mujeres. Hay también mucha literatura, como el caso de la princesa húngara: la leyenda dice que mató a cientos de chicas vírgenes, y se bañaba con su sangre para permanecer eternamente joven. Esto es más una locura psicótica, no hay mujeres identificadas como asesinas en serie que sintieran placer en el dolor y la muerte.
– El asesino no nace, se hace...
– Sí, aunque hay personas que son vulnerables biológicamente, en algún caso con lesiones cerebrales importantes que hacen que los sistemas de recompensa se alteren, y ahí tenemos mucho por hacer. Le contaré un caso, el de 'Chacal', el famoso chileno de mitad de siglo pasado que llevó al cine Miguel Littin. Fue alguien que vivió en situación prácticamente animal, sin contacto con nadie... Conoce a una chica que es una viuda desgraciada, que tiene cinco hijos y se juntan. Él bebía mucho alcohol y una noche, tras una discusión, mata a la mujer y a los hijos. Antes había matado a otras personas. Al final lo detienen y lo condenan a muerte. En la cárcel, él aprende a leer y escribir, y empieza a darse cuenta de lo terrible que ha hecho, de que se comportaba como un animal. Y se planteó un dilema moral: ¿a quién vamos a ejecutar?, ¿a aquel animal o a este hombre? En aquel tiempo Chile estaba como estaba y lo fusilan. Pero se dio un dilema moral interesante, y demuestra que hay margen para el cambio.
– ¿Conoce casos cercanos?
– Varios. Incluso el de un chico que llegó a matar y descuartizar a un familiar. Era muy violento, secuestró y violó, etcétera. Pero trabajando con él, fue adquiriendo empatía, comprensión del daño, remordimiento... En algún caso, el asesino ha pedido la muerte, pero no por acabar con su vida sino porque se sabe culpable y merece un castigo. En el caso de este chico, está perfectamente reeducado. Era adolescente cuando cometió el delito y el sistema penal lo puede mantener un par de años más en la cárcel. Sobre los 22 debe salir, y lo hará con garantía.
«Si un niño la lía con 9 años puede que acabe delinquiendo; pero si le damos cariño, en dos meses se notará mejoría»
– ¿Hay rasgos comunes entre el violador en serie y el asesino?
– Un violador en serie busca violar y algunos casos acaban con tortura y muerte por placer, pero en otros es para no dejar testigos. Fue el caso de Richard Ramírez en los 80 –también llevado al cine–. Entraba en casas, violaba y mataba.
– En Gipuzkoa hemos tenido un violador en serie, que afortunadamente él no mataba, pero fue aumentando la complejidad y sofisticando su técnica...
– No tiene el perfil de ese violador que disfruta de la tortura porque es más sexual, pero sí el del tipo listo, organizado, planificador y frío, que piensa que todo le sale bien hasta que le cogen.
– ¿Qué opina de tanta recreación cinematográfica? ¿Se busca fama?
– Algún caso se ha romantificado, llegando a crearse perfiles como el de Ted Bundy, que en la serie es casi un modelo a imitar por su atractivo, por su incapacidad seductora, por la manera de comunicarse... Y fue un asesino terrible, terrible. La serie 'Mindhunter' es interesante, los protagonistas se entrevistan con los asesinos cuando están en prisión. El análisis psicológico postmortem está bien, y a la gente le gusta saber qué pasó, cómo lo hizo...
– ¿Alguno que rompa esquemas?
– Jeffrey Dahmer. Sus padres se separaron pero él no sufrió abusos en la infancia. Tuvo una vida 'tranquilita', pero empezó a hacer cosas raras porque no aceptaba su orientación sexual. Empieza a matar animales, a enterrarlos... Y luego ya empieza a tener comportamientos homosexuales y empieza a matar a los chicos...
– ¿Llegan a buscar la fama?
Hay perfiles relacionados con un narcisismo elevado ... El 'asesino de la baraja' contó que tras matar al primero, la policía halló un naipe cerca, la prensa se hizo eco y entonces él empezó a dejar un naipe como firma. A veces la búsqueda de placer no es impulsiva, y por eso el asesino actúa, se deja incluso ver en la escena del crimen, desaparece, y vuelve a actuar.
– ¿Es algo remediable?
– Se puede actuar. Si con un niño de 9 años nos quedamos con que es problemático, que la lía... puede que más adelante se junte con otro como él y asalte una gasolinera. Pero si le hacemos caso, a veces es darle cariño, enseñarle unos valores... en dos meses notaremos ya efectos. Merece la pena.