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El CMG de Zubieta finaliza su construcción y pone en marcha todas sus plantas
La biometanización y el tratamiento de áridos se unen a las TMB y la incineradora que ya han iniciado su actividad
El Complejo Medioambiental de Gipuzkoa (CMG), la infraestructura a través de la cual se va a dar solución a la gestión y tratamiento de ... los residuos de Gipuzkoa, ya ha finalizado su fase de construcción pura y dura. El complejo de Zubieta, que se divide en dos fases y cuatro plantas principales distintas, ya ha completado su fase más importante de obra, y desde la próxima semana las cuatro instalaciones que tratarán los distintos residuos estarán en marcha. En distinto grado de actividad, eso sí, pero con los motores arrancados. La última planta que entrará en funcionamiento será la de tratamiento de escorias, que en escasos días activará sus cintas y se unirá así al ritmo de puesta a punto de la TMB, la incineradora y la biometanización.
En la jornada de este viernes, los responsables de GHK y de Medio Ambiente de la Diputación de Gipuzkoa corroboraron que se van cumpliendo esos hitos marcados en el calendario y que se confía llegar a fin de año con las cuatro plantas en una operatividad óptima como para que el territorio pueda presumir ya a comienzos de 2020 de no necesitar ninguna instalación externa para poder gestionar todos sus residuos.
A los ya conocidos avances en la puesta en marcha de la CMG-1, que incluye la planta de tratamiento mecánico-biológico de la fracción resto y la valorización energética (PVE), se ha unido ya la actividad en la planta de biometanización, que forma parte de CMG-2 a escasos 50 metros de la otra fase pero más cerca de la N-I.
Esta planta es la encargada de transformar el biorresiduo, la basura que se introduce en el contenedor marrón en Gipuzkoa, en energía renovable y también, en último término, en fertilizante. La instalación ya ha registrado la entrada de 1.500 toneladas de residuo orgánico, que ya ha comenzado su proceso de transformación en metano, el gas que se utilizará para esa generación de energía. La previsión es que con la quema de ese combustible se puedan generar 14.500 MWh al año, energía suficiente para abastecer las necesidades de 4.000 hogares.
Una previsión de generación de energía que fue revisada al alza tras las mejoras incluidas en el proyecto. La construcción adjudicada por 32,2 millones a la UTE encabezada por FCC preveía la generación neta de 9.400 MWh al año a través de esa valorización por biogás, lo que daría para abastecer a unos 2.700 hogares de Gipuzkoa, casi la mitad de la nueva previsión, reforzada gracias a la construcción de dos silos de distinto tamaño que «exprimirá aún más» los residuos.
«La planta de biometanización da respuesta al esfuerzo que realiza la ciudadanía de Gipuzkoa en la recogida selectiva», explicó el diputado de Medio Ambiente y presidente del Consorcio de Residuos, José Ignacio Asensio. A esta instalación llegará el 80% de la fracción orgánica del territorio, unas 40.000 toneladas al año. El resto seguirán enviándose a la planta de compostaje de Epele. Gipuzkoa genera en total unas 50.000 toneladas de residuos orgánicos al año.
En esta planta se transformará parte de ese biorresiduo en metano y energía tras un proceso de contacto con bacterias. Esa digestión permite que en 25 días ese biorresiduo complete un proceso que en los vertederos comunes necesitan 25 años, produciendo gases que se dividen en un 60% de metano y un 40% de Co2. Tras ese paso se obtendrá el biogás, que será quemado en unos motores de generación para convertirlo en electricidad a través de la subestación eléctrica situada en el mismo complejo y que conecta a la red con una unión de cinco kilómetros de cableado.
La cifra
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4.000 hogares abastecerá con energía renovable la planta de biometanización de la CMG-2 de Zubieta. La electricidad se volcará a la red desde una subestación.
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Residuo orgánico El 80% de lo que se recoge en los contenedores marrones acabará en esta planta de transformación.
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Para construcción Unas 44.000 toneladas de 'cenizas' producidas por la incineradora se tratarán para crear áridos.
El peso de los residuos orgánicos se reducirá a la mitad tras ese paso por los silos y un posterior proceso de maduración. La materia restante se trasladará a la planta de vermicompostaje donde el contacto con lombrices lo transformará finalmente en humus o fertilizante de gran calidad. Esa planta adicional se construirá en la parcela anexa de este CMG y estará lista para finales de 2020, por lo que hasta entonces la concesionaria enviará ese residuo a una planta de similares características situada en Navarra.
Escorias para construcción
El CMG-2 se completa con la planta de tratamiento de escorias que, según anticipó Asensio, se pondrá en marcha la próxima semana, siendo la última instalación que resta por activar. En este pabellón se tratarán las 'cenizas' que resulten de la incineración de la fracción resto en la planta de valorización energética (PVE) que forma parte de la primera fase del complejo. De momento, aunque se encuentra en fase de pruebas en frío, la incineradora todavía no está produciendo esas escorias ya que no está quemando residuos -se prevé que lo haga para mediados de octubre-, por lo que para la puesta en marcha de la planta se ha traído material de la incineradora de Zabalgarbi de Bizkaia. En total las pruebas se iniciarán con alrededor de 300 toneladas de escorias.
En esta planta se tratarán un total de 44.000 toneladas de restos sólidos al año. Las escorias permanecerán en sus depósitos 15 días para enfriarse y secarse, tras lo cual pasarán por distintos pasos de recuperación y separación de metales hasta convertirse en áridos de 1 a 3 centímetros, que deberán reposar de nuevo para acabar con toda actividad química y ser material inerte que pueda usarse en fabricación de bloques de hormigón o construcción de carreteras. Estos materiales serán empleados en obra pública.
La guinda de Naturklima
En la actualidad las obras del CMG-2 emplean a 70 personas y se estima que en un futuro cree 27 puestos de trabajo directos y otros tanto indirectos. Tras la conclusión de estas dos fases principales de la obra solo resta la construcción de la planta de vermicompostaje y posteriormente la guinda del proyecto, que será la sede de la Fundación de Cambio Climático de Gipuzkoa (Naturklima), que estará lista para finales de 2021 en una parcela próxima y que lleva aparejada una inversión de 7,4 millones de euros.
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