Playas
«Me picó una 'carabela portuguesa' y he estado más de una semana de baja»Arantza García tuvo que ser trasladada al hospital con picaduras en brazo, axilas y piernas que le provocaron «latigazos de electricidad y temblores» durante varias horas
Domingo, 9 de julio. Nueve de la mañana. Como de costumbre cada fin de semana, Arantza García se reúne con varios amigos en Ondarreta ... para salir a nadar al mar. Su recorrido es siempre el mismo. Desde la playa hasta la isla. Pero aquel día, lo que ninguno se esperaba era que a ese grupo de cinco personas se les fuera a sumar un nuevo integrante: una 'carabela portuguesa'. Tras cinco años de ausencia, esta 'falsa medusa' vuelve a visitar la costa guipuzcoana. «Me picó a escasos 10 metros de llegar al malecón de la playa de la isla y he estado de baja más de una semana», relata Arantza, a quien casi un mes después de sufrir la picadura todavía le quedan algunas marcas. «De repente noté electricidad por muchas zonas del cuerpo y un dolor que no se me pasaba», añade esta nadadora habitual.
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«La sensación era una mezcla entre quemazón y picor, así que decidí levantar la cabeza del agua y fue ahí cuando me di cuenta de que tenía esta 'falsa medusa' pegada a la boya». Aunque reconoce que seguramente no hizo lo correcto en estos casos, «de manera instintiva me salió soltar la boya», y esperó a que vinieran a ayudarle tanto un chico en una tabla de paddle surf como otro señor en una txalupa que se encontraban en la zona. Este último fue quien dio el aviso a SOS Deiak y el que le echó una toalla para que, ya en tierra, los otros compañeros pudieran quitarle los tentáculos que este organismo colonial deja incrustados en la piel.
Esa mañana, junto a ella se encontraban David, Ion, Fran y Alexis, un hombre de origen greco-alemán que tampoco pudo librarse de la picadura. De hecho, él fue el primero en sufrirla en el pie derecho porque es quien lideraba el grupo de nadadores, aunque en su caso las consecuencias fueron más leves. «Ellos fueron quienes me tranquilizaron mientras esperábamos a que vinieran a buscarnos para llevarnos al puerto», reconoce García. Estaba muy nerviosa «y con temblores», uno de los síntomas más frecuentes cuando se sufre una picadura de 'carabela portuguesa'. «Durante la espera visiblemente no se me apreciaba ninguna marca, pero sí una notable inflamación. Parecía una reacción alérgica», cuenta la donostiarra, al tiempo que recuerda los nervios que sentía en aquel momento. «Me monté en la ambulancia porque todavía no había empezado el servicio de los socorristas de la playa y subí al Hospital Donostia», explica. Una vez allí, le inyectaron cortisona para aliviar el dolor y le pusieron paños de suero caliente en las zonas afectadas.
«Pese a todo lo que me dieron», remarca, «seguía prácticamente igual, así que me metieron en una ducha durante 20 minutos y así es como consiguieron neutralizar el veneno». Desaparecieron en gran medida los temblores, pero aparecieron las marcas de los latigazos. En total, Arantza pasó tres horas ingresada y el alcance de la picadura fue tal que tuvo que guardar reposo desde ese mismo lunes hasta el martes de la semana siguiente. «Tuve que tomarme 3 'enantyum' (fármaco para tratar el dolor agudo) y 2 antihistamínicos al día, y los primeros días, entre enantyum y enantyum, me dejaban tomar dos nolotiles. Imagínate cómo estaba», recuerda García. Pese a todo, esta nadadora de pro nunca ha sentido miedo por la presencia de 'carabelas portuguesas' en nuestras aguas. «Ya me había picado alguna medusa con anterioridad, pero a los que nos gusta nadar por el mar sabemos que es algo que puede pasar», reitera. Es más, estas semanas ya ha competido en la Travesía Getaria-Zarautz y en la de los Balleneros de Donostia.
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Calambres
Algo similar le ocurre a Alexis Papadopoulos, uno de sus compañeros de aventuras marinas que también sabe lo que es sufrir la picadura de esta 'falsa medusa' y que, pese a todo, tampoco deja de nadar. Aquella mañana confirma que salieron todos juntos a la isla, pero a medida que iban avanzando metros, entre ellos se fue abriendo una brecha. «Yo estaba con fuerzas y me puse el primero liderando el grupo de cinco. Ya no quedaba nada para llegar a la isla, que es donde solemos hacer nuestro plan, y en un momento dado noté como si algo me hubiera mordido en la pierna derecha», narra el nadador greco-alemán.
Al principio no le dio importancia pese a sentir por un instante «como si tuviera fuego en la pierna». Pero de repente vio algo azul similar a una bolsa de basura. Pasados unos segundos, se percató de que se trataba de una carabela. «Vi tentáculos en el agua y nadé en la otra dirección. Lo que pasa es que me giré y me di cuenta de que mis compañeras venían de frente a ella, así que empecé a gritarles y a silbarles, pero no hubo manera de que me escuchasen», asegura Papadopoulos. «Después de mí venía Arantza y traté de acercarme para ayudarle pero no me dio tiempo. Para cuando me quise dar cuenta, ya le había picado por todos lados», lamenta.
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Cuando llegó a la isla, Alexis sentía «muchos calambres» en la pierna e incluso cierto mareo. «No podía casi moverme, pero tenía un tentáculo pegado y decidí quitármelo con la mano. Sé que no es lo que se aconseja en estos casos, pero es lo que me salió hacer en ese momento», dice.
«Tuve suerte de que no me picó mucho, pero una vez que llegué a la isla me mareé y por momentos no podía ni moverme»
Alexis Papadopoulos
Afectado por picadura
Como Arantza, fue trasladado en ambulancia al Hospital Universitario Donostia, donde permaneció unas horas en observación. «El viaje desde el puerto hasta el hospital fue duro porque es cuando más me dolía. Una vez allí, como tampoco me había picado tanto, me pusieron una toalla caliente en la zona y me dieron un paracetamol». Al día siguiente ya estaba dando guerra en la piscina, y a los dos días, nuevamente en el mar. «Es temporada de travesías y necesito seguir entrenando pese a que prácticamente a diario estamos viendo que estas 'carabelas portuguesa' llegan a nuestra costa».
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Desde entonces, Papadopoulos cuenta que «leo 'El Diario Vasco' cada día para informarme de la situación de la mar tanto desde el punto de vista del oleaje como de la posible aparición de estas 'falsas medusas'». En su caso, pasado casi un mes, ya no tienen ninguna marca.
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