El suero del doctor Roux
La calle de la memoria ·
El 24 de septiembre de 1894, 'Le Petit Journal', de París, publicaba en su portada una imagen en la que podía verse al doctor Roux ... curando a un niño enfermo de difteria. Tan graves y por ello preocupantes estaban siendo las consecuencias de la difteria en la población que los trabajos de Émile Roux en el Laboratorio Pasteur, de cuyo instituto llegó a ser director, ocuparon lugares destacado no solo en las revistas médicas sino también en la prensa de información general.
El doctor Roux descubrió que, con el filtrado de un cultivo de bacilo diftérico podía producirse un suero que, reaccionando de forma defensiva, producía inmunidad ante la difteria, demostrándolo aquel verano-otoño de 1894 con 300 niños a los que inmunizó en el Hôpital des Enfants-malades de París.
Confirmando las muchas veces repetida información de que cualquier novedad que, desde la Revolución Francesa, tuviera por escenario la capital francesa, llegaba, y en ocasión se aceptaba y establecía, en San Sebastián, tal día como el de hoy, 20 de noviembre... de 1894, estando en plena actualidad las investigaciones médicas de don Émile, los tres periódicos donostiarras 'El Fuerista', 'La Voz de Guipúzcoa' y 'La Unión Vascongada' se hacían eco de que el famoso suero ya estaba en Sebastián.
Los avances de todo género presentados en París, a los pocos días llegaban y eran aceptados en San SebastiánEn plena actualidad de las investigaciones sobre la difteria, el fármaco llegó a los médicos donostiarras
'El Fuerista' informaba que «el doctor Vic, de esta capital, ha recibido del Instituto Pasteur una pequeña cantidad de suero antidiftérico del doctor Roux, y nos avisa que participemos a sus compañeros de profesión que lo pone a su disposición».
Se aprovechaba el suelto para comunicar que el doctor Straley estaba presentando el tomillo como específico de la tos ferina, debiendo administrarse, para niños de ocho años, en dosis de una cucharada de tintura de las hierbas frescas, obteniéndose su curación en cuatro o cinco días, «pues es sedativo, nervioso y estimulante gástrico».
'La Voz de Guipúzcoa' anunciaba que «ya tenemos en San Sebastián el suero antidiftérico de Roux, que tantas esperanzas hace despertar a muchos padres de familia». Comentaba el cronista que «ayer tuvimos ocasión de ver un frasco de ese maravilloso caldo, discutido pero no rechazado por los que más se resisten a dar entera fe al plan curativo inventado por Roux». Seguía la información citando al doctor Vick, de Hendaia, que «nos ha mostrado un frasco cilíndrico, herméticamente cerrado, que contiene el famoso suero de un color amarillo dorado, como el de la manzanilla». El periodista estaba seguro de que «los médicos de San Sebastián se apresurarán a estudiar y practicar un procedimiento llamado a hacer tanto bien a la humanidad».
Desde 'La Unión Vascongada' se hacía referencia a las muchas gestiones hechas en París para obtener alguna porción de este suero, debido a las dificultades para dar abasto a tantas peticiones como se estaban teniendo del mundo entero.
Gracias a las amistosas relaciones del doctor Vic con los profesores del Laboratorio Pasteur, «ha podido conseguirse una remesa del famoso líquido inmunizador con el color y la transparencia del vino Jerez bien clarificado».
Una lectura atenta de todo lo citado lleva a pensar que, a pesar de la alarma mundial de la enfermedad, por estos lares no parece tuviera mucha presencia: «San Sebastián, si llegara a presentarse algún caso de difteria, se podrá experimentar la eficacia obtenida en los hospitales de París». Una vez más, nuestra ciudad, al socaire de París, se «coloca al lado de la ciencia médica moderna, cuya experimentación es el vehículo del progreso».
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