1911 | El Museo Naval de antaño
La calle de la memoria ·
En plena vorágine de las Fiestas del Centenario, el 11 de diciembre de 1913 puede citarse como aquel en el que la Diputación guipuzcoana tomó ... la decisión de crear en San Sebastián un Museo Naval, conociéndose los trabajos realizados a tal efecto por el informe presentado, el 14 de noviembre de 1914, en la reunión convocada al efecto por la Sociedad Económica Vascongada de los Amigos del País.
Un mes más tarde, siendo presidente de la Sociedad Ramón Seoane, se firmó, conjuntamente con el presidente de la Sociedad Oceanográfica de Guipúzcoa, Tomás Balbás, el alquiler de un local de tres plantas en la calle Aldamar, anexo al cine Miramar, propiedad de Vicente Mendizábal, con el fin de dedicarlo a museo y laboratorio, así como a un Aquarium que sustituiría al entonces existente, ubicado en el espacio ocupado en nuestros días por el Club Náutico.
El 18 de enero de 1915 Juan José Matta sustituyó a Tomás Balbás y el 3 de febrero modificó los estatutos de la Sociedad Oceanográfica de Guipúzcoa, que pasó a llamarse Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa, motivo por el que en el preámbulo del reglamento del museo se citaba que sería llamado Museo Naval Oceanográfico de Guipúzcoa.
Se inauguró en la calle Aldamar, en un local anexo al cine Miramar que también sería laboratorio y AquariumFueron las primeras donaciones recibidas un ancla, una piel de cocodrilo y aparatos astronómicos
Teniendo sobre la mesa la Gran Guerra, llamada la primera cuando llegó la segunda, no eran tiempos propicios para grandes aventuras, por lo que se produjeron demoras en el avance del proyecto del Aquarium, sin que por ello dejaran de trabajar los promotores del museo.
Así, el 25 de enero de 1915, ya en posesión del local, se redactó el reglamento en el que se citaban como motivos de su creación que «en todo el Orbe hay pocas naciones que cuentan provincias como la de Guipúzcoa, que despierten admiración tan intensa como la que produce la sola evocación de las tradiciones marítimas de este rincón preclaro. El recuerdo que vagamente poseemos de la pléyade de ilustres marinos que llevaron a cabo tantas proezas, es insuficiente para que en los tiempos venideros puedan tener carácter de permanencia o perpetuidad. A esto obedece el que se llegue a la fundación del museo, único medio de que con la representación gráfica y documental que nos muestre con todo relieve el personaje histórico, se grabe en la mente de todas las generaciones, para que se le rinda el tributo de respeto que merece, el mérito que honró a su Patria inmortalizando su nombre y exteriorizando el vigor de una raza altiva y noble».
El museo se dividiría en tres secciones: la histórica (director, marqués de Seoane); la de Ciencias, Oceanografía y Construcciones Navales (director, Juan José Matta) y la Artística (director, Ramón Luis Camio).
Fueron las primeras donaciones recibidas: la piel de un cocodrilo cazado a orillas del río Canto, en Cuba, por Guillermo Guiral, hijo de la donante, la marquesa viuda de Mont-Roig, y un ancla niquelada procedente de las fábricas que surtían de esas piezas a la escuadra española, además de un mortero de bronce con dos balas, cedido por Juan José Ma-tta. Los marqueses de Seoane y Rocaverde regalaron aparatos astronómicos y el astrónomo José Joaquín Ferrer, dos pistolas regaladas por el primer cónsul de Bonaparte a Moyúa, muerto en la batalla de Trafalgar.
Se inauguró el museo el 13 de agosto de 1916 y en 1918 el Aquarium «gracias a la colaboración de distintos pescadores y donostiarras anónimos que aportaron ejemplares capturados vivos».
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