1930 | La llegada del cine parlante
la calle de la memoria ·
Está escrito que la presentación pública del cine sonoro tuvo lugar en París el año 1900 y que la primera proyección comercial, 'El cantante de ... jazz', fue en la ciudad de Nueva York en abril de 1927. Tres años más tarde, las películas con sonido sincronizado llegaban a San Sebastián, siendo anunciadas en el Victoria Eugenia. Habían pasado 34 años desde que se ofrecieron, en nuestra ciudad, las primeras proyecciones.
Cuando la prensa local dedicaba espacios al 'Reinado de la peli', para comentar los títulos que se programaban en las pocas salas y muchos cafés donde se ofrecía este nuevo espectáculo, el 17 de marzo de 1930 se materializó la noticia de que llegaba el cinematógrafo parlante.
Rezaba la publicidad que comenzaría la nueva etapa del séptimo arte donostiarra con cuatro producciones de la UFA y de la British: 'Picadilly', 'Scheherezade', 'La chica del bar' y 'Rapsodia húngara'.
Los críticos no entendieron que el público aplaudiera como si los artistas, «encerrados en cajitas», pudieran oír
El empresario comentó que volvería al teatro cuando los aficionados llenaran la sala y la gente dejara de ir al cine
'Piccadilly' no llegó a tiempo, siendo sustituida por 'Rapsodia húngara' que «no digamos defraudó al público pero... si hubiera sido una película basada en el diálogo, el efecto hubiera sido más positivo, pero al tratarse de música y palabra la sincronización no fue la mejor», por lo que no faltaron quienes al salir de la sala comentaban que «para esto... no merece la pena».
'Rapsodia húngara', producción sonora de Erich Pommer, editada por la Casa UFA, dirigida por Hans Schwarz y protagonizada por Willy Fritsch, Dita Parlo y Lil Dagovez, figura como la primera sonora proyectada en San Sebastián.
El día 20 se proyectó «la grandiosa película en diez largas partes» 'Scheherazade' y le siguió, el 21, 'El pueblo del pecado', primera película rusa presentada en España, producida por Siw Kino y sincronizada por el procedimiento Filmófono. La programada el día 22 causó furor porque en ella «se oye hablar, cantar y toda clase de ruidos»: se trataba de 'Broadway scandals 1930', con Carmen Myers y Jack Egan. Y el 24 se presentó, en ocho partes, 'La muchacha del bar', por Lionel Barrymore y Jacqueline Logan, que permaneció hasta el día 27, fecha en la que volvió el teatro.
Las críticas de los aficionados al teatro llegaron porque, decían, «se llama Teatro Victoria Eugenia y no Cine Victoria Eugenia», personas que no comprendían «¿cómo puede preferirse ver chocar trenes, galopar caballos o el reñir de guardias y ladrones a oír las exquisiteces de una obra de Benavente?... ¡Y encima, van, y aplauden las escenas como si les pudieran oír los artistas que están enrollados y encerrados en cajitas!». Y Federico Ferreirós, empresario del teatro, les contestaba: «Cuando la gente deje de venir al cine y vosotros llenéis la sala, contrataré más teatro».
Pronto surgieron otros problemas derivados del sonido... ¿Qué hacemos con los solistas, pianistas, orquestinas... que vienen amenizando las proyecciones?. ¿Ya no habrá espectáculo de 'varietés' entre rollo y rollo?... porque en Estados Unidos y en La Habana «el cine parlante ya está acabando con todas las orquestas».
El 22 de mayo se proyectaron sonoras en el Salón Miramar «utilizando el artístico y más perfecto aparato Western Electric»: 'Noticias Fox Movietone' y 'La mujer del diablo', que incluía un cuplé cantado por Raquel Meller.
El 13 de noviembre lo hizo el Teatro Príncipe con 'Galas de la Paramount' y 'La barca de Noé' (muñecos animados). En ambos casos el público demostró su satisfacción «quedando establecida la aprobación del sonoro en San Sebastián».
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