Historia de la Hípica
la calle de la memoria ·
El cierre de las instalaciones de la Hípica de Loiola por el Ministerio de Defensa puede ser momento oportuno para recordar que, habitualmente, relacionamos a ... los caballos con el transporte de personas o mercancías, arrastre de carros, carretas y carruajes, o trabajos agrícolas y a las carreras desde que comenzaron estas en Inglaterra, allá por el siglo XVIII.
En San Sebastián, concretamente en el periódico 'El Urumea', encontramos el año 1882, una noticia que trata sobre caballos de una forma, para la época, muy original: se trataba de dos jockeys, pertenecientes al Club de Regatas y Carreras de Caballos, que apostaron 4.000 reales a ver quién recorría antes las 22 leguas que separaban San Sebastián de Zumarraga. Salieron a las 9 de la mañana y, animando a los animales con pan mojado en vino, llegaron a la meta a las nueve menos cuarto de la noche el uno y a las once de la mañana siguiente el otro.
Un año más tarde, el estadounidense Luis María Ruiz, residente en París, propuso en el Ayuntamiento crear una sociedad dedicada a las corridas de caballos y, dormido el asunto se despertó en 1898 cuando, «a petición de la colonia veraniega», se decidió construir en el campo de maniobras del Ejército, en Ondarreta, un hipódromo para celebrar «fiestas de caballos».
Sus instalaciones permanecieron en Ondarreta hasta que la ciudad compró los terrenos del Campo de ManiobrasAntes del traslado a Loiola, en 1944, las pruebas y concursos de salto se celebraron en la plaza del Centenario
Inaugurado en 1907, año en el que se celebró el I Gran Premio San Sebastián, la expectación fue tan grande como las dudas existentes sobre si los caballos de carreras comían únicamente tortilla a la francesa, consumían grandes cantidades de flan o necesitaban no menos de 300 huevos al día. Se sucedieron las distintas temporadas hasta que las instalaciones quedaron obsoletas, siendo clausuradas en 1916, al inaugurarse el Hipódromo de Lasarte.
El citado año de 1916 fue llegado el momento de, como club deportivo y social «para fomentar la equitación en la ciudad», fundar la Real Sociedad Hípica de San Sebastián, compartiendo su actividad entre los terrenos del ya cerrado hipódromo de los Juncales y los nuevos de Zubieta, recordándose que en Ondarreta desde principios de siglo ya se celebraban importantes concursos hípicos de salto, tanto nacionales como internacionales, destacando, por curioso, el ensayo que se hizo en 1904 con la llamada 'Paper Chase' sobre un recorrido de 37 kilómetros.
El año 1921, el Ayuntamiento compró al Ejército los terrenos de Ondarreta y, siguiendo planos del arquitecto Luis Elizalde, se construyeron los jardines que conocemos en la actualidad, originando, lógicamente, que la existente Hípica tuviera que buscar nuevos horizontes, siendo así que el lugar elegido fue la plaza del Centenario, utilizada también los años 1922 y 1923 para instalar la Feria de Muestras de San Sebastián y un canódromo en 1925.
Cercano pero alejado del centro de la ciudad, las pruebas hípicas, muchas veces organizadas por el Ayuntamiento, encontraron en este lugar el marco perfecto para celebrar sus concursos de salto ya que, por ser zona a la que el vecindario estaba acostumbrado a acudir, conoció jornadas de multitudinaria asistencia de un público similar al que registraba el Hipódromo.
Superada la conflictiva década de los treinta, cuentan los archivos de la sociedad que fue el general Pimentel, al que puede considerarse fundador del club, quien hizo posible que el 4 de agosto de 1944 se inauguraran las nuevas instalaciones en terrenos de los caseríos Kapuene y Kapuene Berri, en el barrio de Loiola.
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