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Hojeando viejos ejemplares de EL DIARIO VASCO, ese vicio que tenemos en esta sección, nos encontramos con un texto encabezado por un título llamativo: 'Iztueta, ... el terror de los motorizados'. Apareció el 11 de enero de 1970.
Con Iztueta no se referían a la calle Iztueta, claro, sino al viaducto de Iztueta, que hasta hace bien poco conectaba con el paseo de Duque de Mandas salvando por arriba las vías del tren.
Para entender mejor por qué hace 55 años provocaba 'terror' tendremos que leer el artículo, que alertaba sobre el pésimo estado de su pavimento...
«No hace falta cargar tintas sobre el suelo de Iztueta. Está mucho peor que cuando nos preocupamos de dicho paso, hace pocos días. Se agrava por momentos y tememos lo peor en cada momento».
Contaban en enero de 1970 que «hay camioneros que llaman a Iztueta el 'terror de los motorizados', y en ocasiones prefieren pagar una multa por cruzar el centro de la ciudad que subir el viaducto», acción que era entendida como «exponerse a sufrir un accidente».
Aseguraban que «supone disponer de un gran caudal de valor –o imprudencia– esperar a la luz verde, bajando Iztueta, hacia la plaza del 13 de Septiembre (actual plaza de Euskadi), si no está uno arrimado bien a su acera de la derecha».
1970 Hace 55 años,
había camioneros que preferían pagar una multa por atravesar el centro de la ciudad que utilizar Iztueta, un peligroso viaducto en el que «el tráfico es impresionante y el pavimento no existe»
«Resulta que los que inician la escalada por el otro lado, principalmente los camiones, se abren al tomar la curva procedentes del Paseo de Francia, para así salvar varias simas descarnadas, donde se hunden los muelles, rompen las ballestas, se quiebran amortiguadores, además de dedicar alguno que otro rasponazo al coche que, parado, espera la señal de avance».
DV daba una llamada de alerta que le habían hecho llegar los propios transportistas...
«Varios camioneros nos han visitado para pedir su reparación inmediata. Iztueta es el paso de los camiones de grande, mediano y pequeño tonelaje, además de gran número de turismos».
La conclusión era dramática: «El tráfico es impresionante y el pavimento no existe. Los camiones circulan al mínimo de velocidad, y aún con toda esta prudencia el vehículo parece una coctelera y se enfrenta con lo que queda de aceras, se sube a las mismas y hasta ve con angustia que un día no va a lograr dominar el coche en su carrera».
En nuestro periódico llamaban a una actuación urgente para evitar que el viaducto siguiera siendo un punto peligroso...
«Iztueta reclama ser cerrado, como primera medida, y trabajar durante las 24 horas en su reparación, aunque no sea a fondo, aunque tenga que volverse dentro de seis meses a hacer la misma obra. ¿Para qué tenemos un ingeniero jefe municipal, una bacheadora y la brigada de obreros?».
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