1950 | Sagrado Corazón, el monumento con 75 años de historia
Llegando hasta Santa María, la imagen del Sagrado Corazón era llevada en procesión por las calles de San Sebastián
Para quienes estudiamos en el colegio del Sagrado Corazón, en la calle Sánchez Toca, el mes de junio llegaba rodeado de venturas que tan solo quedaban rotas por la proximidad de los exámenes y la posibilidad de que los suspensos superaban a los aprobados. Las cercanas vacaciones eran uno de los alicientes que acompañaban a junio además de, a diferencia de otros centros escolares, por tratarse de un mes dedicado al Sagrado Corazón, patrono del colegio, con amplio calendario de actividades, religiosas por una parte, deportivas, culturales y lúdicas por otra.
Los viernes estaban dedicados especialmente al Sagrado Corazón y, entre ellos, habitualmente el tercero, que era cuando se celebraba la procesión que salía del Buen Pastor: toda una fiesta para la mentalidad de la época, «que se vivía con gran solemnidad y brillantez».
Cuando los hermanos corazonistas nos conducían, en fila de a dos, hasta el atrio de la catedral, nos llamaban la atención aquellos soldados que, con gastadores y banda de música, ya estaban formados en la calle San Martín, así como los muchos fieles que, luciendo grandes escapularios sobre el pecho, formarían el cortejo.
No era menos llamativa la llegada del Ayuntamiento en Corporación, ataviados los corporativos con negras levitas y altos sombreros de copa, al tiempo que exhibían alguna que otra medalla mientras el alcalde sujetaba en su mano el clásico junquillo de mimbre, flexible a la vez que inquebrantable, que todavía en nuestros días caracteriza a la máxima autoridad municipal.
Sonaban los timbales del Municipio, se ponían serios los maceros y se oía a la banda municipal de txistularis, con el fondo de la música militar, cuando hacía su salida el paso con la imagen del Sagrado Corazón, llevada en andas, seguida de un gran número de sacerdotes y muchos seminaristas, sin que faltara lugar para quienes habían recibido la primera comunión, con sus blancos trajes, casi siempre de marinero, y en todos los casos adornados por un enorme lazo que colgaba del brazo.
Pero si una fecha de aquellos años quedó en la memoria de muchos, fue la del 19 de noviembre de 1950; aunque los periódicos escribían de la guerra en Indochina o sobre el Pacto del Atlántico Norte, a nosotros que, con seis, siete u ocho años, solo leíamos tebeos, lo que nos interesaba era que la jornada, aunque tuviéramos que ir a clase, iba a ser festiva.
Boda de brillantes para el monumento erigido en la cima del monte Urgull, bendecido por el obispo J. Font Andreu
A pesar de amanecer un día frío, con desagradable viento y constantes chaparrones, nos llevaron hasta el muelle para escuchar la voz del Papa Pío XII, siendo así como, en la lastra, reunieron al alumnado de distintos colegios porque se trataba de asistir a la bendición e inauguración del monumento al Sagrado Corazón, construido en Urgull. Nos colocaron bajo la protección del recientemente construido 'portaaviones', a media mañana cesó la lluvia y la zona se llenó de personas que quisieron asistir al acontecimiento.
Llegado el momento, con el obispo Jaime Font Andreu, primer prelado de la Diócesis de San Sebastián, acompañado al pie del monumento por un elevado número de religiosos y autoridades, a través de la megafonía instalada desde la zona del Aquarium hasta el Náutico, Alameda y Alderdi Eder, se escuchó la voz del Pontífice, «hablando desde Roma al pueblo guipuzcoano en un canto de amor y de esperanza». Escribieron los cronistas que «Guipúzcoa ha dado un ejemplo de religiosidad», pero de todo aquello no sabíamos nada y lo conocimos cuando lo leímos siendo ya mayores. Por cierto: la procesión sigue celebrándose por el monte Urgull.
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