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En la postguerra, la prensa tendía a publicar anécdotas curiosas, entretenidas y evasivas, aunque no detallase sus protagonistas. El 25 de enero de 1940, el ... cronista de DV Ángel Azcona escribió en su sección 'Ecos de la Avenida' una bien llamativa, en los siguientes términos...
«Esto que paso a contarles es absolutamente cierto. Un señor muy conocido en nuestra ciudad tenía la costumbre de encargar sus trajes en Bayona. Cuando recibía el aviso de que podía pasar a recoger su nuevo terno, se vestía el más viejo y de esta forma pasaba a Francia».
('Terno' se llama al conjunto de pantalón, chaleco y algún tipo de chaqueta. Sigamos).
«Llegado a la tienda, le entregaban en ella una voluminosa caja de cartón conteniendo su pedido y después de abonarlo religiosamente se dirigía a la estación para tomar el primer tren con dirección a Hendaya».
Aquel donostiarra no identificado tenía un extraño hábito en aquel viaje de vuelta...
«Antes de llegar a la frontera, acostumbraba encerrarse en un pequeño departamento del coche y allí se cambiaba de atuendo, arrojando sus prensas viejas por la ventanilla. Así de esta forma procedió muchas veces, causando su llegada a San Sebastián gran sensación entre los elegantes».
Si aquella costumbre hubiera seguido sin percance no tendríamos la anécdota, lo inesperado, que llegaba ya en el relato de Ángel Azcona...
«Pero una memorable para él tarde nuestro buen hombre realizó un viaje de esta índole y al hallarse en su original cuarto de vestir, camino de la frontera, lanzó como de costumbre a la vía su raída ropa y se dispuso a cubrir su arrogante figura con la nueva».
¡Sorpresa, sorpresa!
«Abrió la caja y cuál sería su espanto al comprobar que solamente contenía la americana y el chaleco». ¡Sí, precisamente tenían que faltar los imprescindibles pantalones!
«Pueden ustedes imaginarse las amarguras que país nuestro héroe hasta que una vez llegado a España un alma caritativa tuvo el delicado gesto de ofrecerle un mono azul de mecánico».
Después de aquella anécdota, y de un apunte breve sobre la cuesta de enero, el cronista social de DV pasaba hace 85 años a repasar los habituales movimientos de la población, que no se detenían en el mes de enero.
«Procedente de Madrid ha llegado la duquesa Vd. de Hornachuelos acompañada de su hija Almudena. De Lisboa llegó la Sra. Nala Sanz. Marcharon al extranjero la marquesa de Baztán y su bella hija Yuyita. A Pamplona marchó el doctor don Ignacio Ortiz de Urbina. A la misma capital marchó don Basilio Ameztoy. Volvió a Madrid, acompañado de su señora, el ilustre ingeniero donostiarra don Vicente Machimbarrena. Se encuentra en San Sebastián el Consejero Nacional don Ernesto Giménez Caballero, ilustre escritor».
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