«Solo faltaba que también nos parara la Policía española»
Inmigrantes residentes en Irun comparten su «estupor» por los incentivos a cambio de detenciones. «Los problemas y el acoso se dan en Francia, no aquí»
«Por si no teníamos bastante con que nos paren cada vez que cruzamos el puente, solo faltaba que nos acosasen también aquí, en Irun. ¡ ... Lo que nos faltaba!». Tres jóvenes magrebíes que charlan en la zona comercial de Behobia, junto a la frontera con Francia, responden con evidente enojo cuando se les pregunta su opinión sobre la orden de un mando policial de Extranjería, desvelada este miércoles por DV y que a las pocas horas fue anulada por la Jefatura Superior de la Policía Nacional del País Vasco, que ofrecía días libres a agentes de la Policía Nacional como incentivo por aumentar el número de detenciones en Irun.
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Estos tres jóvenes, residentes en la localidad «de manera legal», muestran a la vez su «extrañeza» por esta iniciativa. Tras advertir de que solo aceptan hablar a cambio de que no aparezcan sus nombres ni foto, aseguran que «el problema de los inmigrantes, sobre todo de los ilegales, pero también de los legales cuando queremos pasar a Hendaia, es la Policía francesa, que te para solo por el aspecto, ya sea en la frontera, en la estación del Topo, o incluso ya dentro de Hendaia». «Es un acoso», denuncia uno de ellos, al que los gendarmes le han pedido los papeles «muchas veces».
Una situación que «no se da» a este lado de la frontera por parte de la Policía española, coinciden. «A lo sumo alguna identificación alguna vez», pero «nada que ver con la presión que ejerce Francia» donde, aseveran, «hace tiempo que se abrió la caza del inmigrante». Por ello concluyen que «no nos habría extrañado saber que este tipo de órdenes se estuvieran dando en Francia, pero aquí... Salvo que quieran imitar lo que se hace al otro lado del puente», advierten.
«No he tenido ningún problema nunca con la Policía Nacional. Esa orden es impropia de lo que vivimos aquí»
Fátima
Irunesa de Marruecos
A 3 kilómetros de ahí, en el otro puente que une España y Francia sobre el Bidasoa, el de Santiago, Maite pone también cara de asombro e indignación cuando se entera de la noticia. Nacida en Cabo Verde hace 48 años y residente en Irun desde que tenía 13, apunta en todo caso que «nunca» ha sentido presión, acoso, «ni nada por el estilo» por parte de la Policía por su piel negra. «Ni en el lado español ni en el francés». Y eso que no han sido pocas las veces que ha cruzado la frontera a lo largo de su vida, pues su hijo estudió en la ikastola y en el instituto en Francia. Tampoco ha sufrido en la época más reciente, cuando los controles fronterizos se han intensificado. «Paso a menudo a Francia, como cualquier otro irunés, a Hendaia, Biarritz... y con todo lo que dicen, a mí nunca me han parado», insiste.
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Tampoco se han sentido importunadas nunca Yeimi ni Fátima, dos amigas que trabajan en la zona comercial de Santiago. La primera, originaria de la República Dominicana, lleva desde los 12 años en Irun. Ahora tiene 31. La segunda, marroquí, también es ya una guipuzcoana más, pues lleva casi la mitad de su vida en Irun (14 años de los 30 que ya ha cumplido).
«Alguna vez me han pedido la documentación en la estación de Renfe, pero llevo aquí desde los 12 años y no he tenido problemas»
Yeimi
Irunesa de República Dominicana
«Nunca me ha parado la Policía por el color de mi piel. Y mi hijo estudió en Francia y he cruzado la frontera miles de veces»
Maite
Irunesa de Cabo Verde
Coinciden en que «nunca hemos tenido problema alguno con la Policía Nacional». «Alguna vez sí me han pedido la identificación en la estación de Renfe, pero ha sido en contadas ocasiones y como soy de aquí, me han dejado continuar y no he tenido ningún percance», explica Yeimi.
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Por ello se reconocen «sorprendidas» por la existencia de esa orden, aunque haya durado unas pocas horas. «Por lo que nos ha tocado a nosotras, es impropio de la Policía de aquí, aunque nosotras de estas cosas no sabemos», aclaran.
Doble control al mediodía
Entretanto, los pasos fronterizos amanecieron con normalidad, como cualquier otra jornada. A mediodía, eso sí, se instalaron controles en ambos lados de la frontera, al menos en el puente de Santiago, con agentes de la Gendarmerie en el lado francés y de la Policía Nacional en el de Irun, controlando la entradas en sus respectivos países. Controles que se desarrollaron entre las 12.00 y las 13.00 horas, aproximadamente.
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Unos controles dobles que, sin ser extraordinarios, tampoco son habituales. La proximidad de las semifinales de la liga francesa de rugby que se disputan mañana y pasado en el estadio de Anoeta de San Sebastián podrían explicar ese refuerzo en la vigilancia fronteriza.
A estos se sumó un control de la Guardia Civil el martes por la tarde en el mismo puente.
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