Secciones
Servicios
Destacamos
Hay quien sueña con asistir a su propio funeral. Eso mismo le pudo ocurrir en la vida real a un sin techo navarro, sólo que ... él paró su funeral antes de que se celebrara. En el cementerio de Hernani pudo visitar el nicho en el que supuestamente estaba enterrado su cuerpo. La lápida, encargada, aún no estaba colocada pero delante había un ramo de flores de «Tus hermanos» con su nombre, Francisco Casado Callejo.
«Me da vueltas la cabeza. Pensar que aquí hay una persona enterrada por error con mi nombre me trastorna. Estoy deseando de marcharme», declaró a EL DIARIO VASCO el 15 de enero de 1986.
La rocambolesca historia, que escondía un grave error de identificación, había empezado el 26 de diciembre de 1985, cuando en la carretera de Navarra a Gipuzkoa, a la altura de Sarasate, se produjo un atropello que acabó con la vida de un peatón. No llevaba ningún documento encima. Para identificarle, la Guardia Civil distribuyó su fotografía e hizo averiguaciones, hasta dar con los familiares que Francisco Casado Callejo tenía en Hernani y Tolosa.
Lo incomprensible del caso es que, como escribieron en el diario, los familiares «se presentaron en el Depósito Judicial de Cadáveres de Pamplona e identificaron el cadáver –sin tener ninguna duda– como el de su hermano, Francisco Casado Callejo, de 55 años de edad, que en tiempos había sido marino, y que después de pasar algunas temporadas de trabajo en la construcción en Bilbao decidió, como él mismo dice, lanzarse a la aventura por los caminos, y recaló en los valles navarros de La Ulzama y Basaburua, próximos a Pamplona, por donde realizaba trabajos esporádicos y vivía en distintas chozas y chabolas de repetidores eléctricos, o bien obras abandonadas».
Después de identificarle, los hermanos pidieron el traslado del cuerpo a Hernani, en un nicho de cuyo cementerio fue enterrado el 31 de diciembre. Para el 2 de enero estaba prevista la celebración del funeral.
Sin embargo, aquel 2 de enero de 1986 apareció en Hernani, vivito y coleando, Francisco Casado, «dando la gran sorpresa a los familiares, y llegando a tiempo para impedir su propio funeral».
Se descubría que el fallecido no era él, «sino otro vagabundo que tenía rasgos físicos muy parecidos con él, y representaba más o menos la misma edad».
Según contó el implicado entonces, «fui a ver a mis hermanos y les dije: estáis tontos o ciegos para no reconocer a vuestro hermano». Francisco también estaba enfadado porque a lo largo de su azarosa vida había conseguido ahorrar 277.370 pesetas en una cuenta corriente, de la que sus familiares habían retirado 163.710 para hacer frente a los gastos de traslado y entierro.
Francisco Casado Callejo acudió a Hernani después de toparse en sus periplos por tierras navarras con varias personas que le conocían. «Se sorprendían enormemente al verle, y le comunicaban que se le había dado por muerto, confundiéndolo con la víctima del accidente de carretera ocurrido en la localidad de Sarasate».
Cuando se publicó la sorprendente noticia el 15 de enero de 1986, aún no se había identificado al verdadero atropellado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
San Pedro, un barrio de Mucientes que recuerda a Hobbiton
El Norte de Castilla
Despliegue de guasa e ironía por febrero en Santoña
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.