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La lógica nos dice hoy que es mejor que los puentes sean de doble dirección. Más aún si son conexiones internacionales que unen a dos ... países. Pero antaño había otras lógicas y, por ejemplo, en 1950 se planteó la idea de hacer que el Puente Internacional fuera únicamente de entrada de Francia hacia España y el de Behobia a la inversa, de salida de España a Francia.
Juan Antonio Lecuona, corresponsal de DV en Irun, salió en tromba contra el proyecto, según leemos en la edición del 26 de enero de 1950…
«Está más que justificada la alarma creada entre los agentes de Aduana iruneses, al tener conocimiento de la pretensión de establecer la circulación única del turismo rodado, encauzando por la Aduana de Hendaya-Irún la entrada en España de los automóviles en general, y dando la salida a los mismos, por la Aduana de Behobia-Behobie, es decir, en sentido y circulación única».
«Sin prejuzgar lo difícil que sería dirigir el movimiento turístico en la forma expuesta –continuaba Lecuona-, teniendo en cuenta las conveniencias del turista, se precisa no olvidar que existen intereses creados contra los cuales no se debe atentar sin causa o motivo que lo justifique, ya que establecida la circulación en la forma expuesta, ello supondría, incluso… el cierre de determinadas agencias de Aduanas, dignas de tener en cuenta (…)».
Apuntaba el corresponsal que «Behobia ha sido, desde la época del automóvil, la Aduana colaboradora del Estado español, donde los agentes se han dedicado casi exclusivamente a favorecer y facilitar el turismo extranjero en nuestro país, y en esta colaboración con la Administración se han creado sus medios de vida, sería muy triste que ahora, con la merecida propuesta de la dirección única, se vieran las agencias definitivamente arruinadas, después de haber padecido once años de cierre hermético de la frontera».
Aseguraban en 1950 que «la dirección única es a todas luces absurda, en lo que respecta a la Aduana española. Solicitamos que la aduana de Behobia establezca el sentido doble, cual se señala en al adjunto grabado, de acuerdo con la época de gran circulación».
Concluía Juan Antonio Lecuona que «creemos nosotros que lo más acertado es que el viajero salga y entre en España por aquel punto fronterizo que le convenga (…). Aspiramos a que la frontera de Irún recobre su más absoluta normalidad».
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