Gipuzkoa sufre la ola de calor más temprana en 50 años

Buscar un chorro de aire acondicionado se ha convertido en el deporte más repetido de los guipuzcoanos. Y, en caso de estar en el exterior, darse un baño o cobijarse bajo la sombra de un árbol. Las altas temperaturas de ayer, que superaron los 37 grados en Segura, no dan tregua y, en caso de que las previsiones se cumplan, Gipuzkoa podría estar no solo ante la ola de calor más temprana, sino también ante la más duradera del mes de junio.

Hay que remontarse un lustro en el tiempo para encontrar tantos días de calor extremo seguidos en el territorio. Hace cinco años los guipuzcoanos vivieron uno de los comienzos de verano más calurosos que recuerda la delegada de Aemet en Euskadi, Margarita Martín. El termómetro alcanzó los 40 grados en Elgoibar, «algo muy extraño en una zona como la nuestra». Era 19 de junio. El día 20 el mercurio bajó dos grados, a los 38, y el 21 volvió a subir a los 39.

Si en 2017 Gipuzkoa dio la bienvenida a los meses estivales entre abanicos y aire acondicionada, en 2003 lo hizo entre ventiladores. El 20 de junio de ese año, el mercurio llegó a los 37 grados en Bergara. El día siguiente, 21, alcanzó los 40, y el 22 registró 39 grados. «Coincidió con fin de clases. El 20 era viernes y muchos niños y niñas sufrieron golpes de calor aquel día», rememora Martín sobre una de las peores olas de calor de los últimos años. La canícula venía dejándose notar en el territorio desde comienzos de mes. El calor extremo ya se había colado en Gipuzkoa semanas antes, aunque en días «alternos», lo que hizo que no se considerada una ola de calor como tal. El 13 de junio de ese mismo año, una semana antes de que llegara la ola de calor, en Hondarribia se llegó a los 37 grados, por 34,6 en Igeldo.

El récord histórico de temperatura máxima en Hondarribia, no obstante, es de 40,4 grados en julio de 1995, mientras que en Igeldo se sitúa en 39 grados en 2019. El primer puesto, de todas formas, se lo lleva Legazpi, que hasta la fecha es el municipio que ha registrado la temperatura más elevada de la historia en Gipuzkoa. Ese registro, el más alto jamás alcanzado, data de 1968. El 30 de junio de ese año los legazpitarras tuvieron que protegerse del calor de la mejor forma que pudieron porque el mercurio alcanzó los 43 grados, después de una ola de calor que comenzó el día 28, con 38 grados de máxima, y que finalizó ese día 30.

Desde 1975, el territorio solo ha vivido tres olas de calor en junio. La última, la que en estos momentos combate Gipuzkoa y que probablemente llegará a su fin a última hora de mañana, «con fuertes chubascos». Sea como fuere, las estadísticas de Aemet hablan de doce olas de calor en el último medio siglo, la mayoría entre julio y agosto. Sin ir más lejos, entre el 20 y el 25 de julio de 2019, hace apenas cuatro años, Gipuzkoa vivió la última gran ola de calor hasta la actual. El pico de calor se midió el día 23, entre las dos y tres de la tarde. A esa hora, el observatorio de Igeldo alcanzó los 39 grados, el registro más alto obtenido en este centro meteorológico fundado por el padre Juan Miguel Orcolaga en el año 1928.

En 2003, además de la ola de calor de junio, hubo otra semana de bochorno entre julio y agosto, en la que los guipuzcoanos que todavía no estaban de vacaciones aprovecharon cada hora libre para darse un chapuzón. En 1990 Gipuzkoa también estuvo en alerta por temperaturas extremas entre el 17 y el 24 de julio, al igual que en 1989, cuando los jornadas más calurosas se registraron entre el 16 y 21 de julio. En agosto, otro de los meses propensos a las olas de calor, cada vez más comunes en el territorio, destaca la canícula del año 2016, así como la de 2012, 1998 y 1991. En 1987 el calor sofocante llegó en septiembre, del 12 al 17, justo antes de dar comienzo al otoño.

Las altas temperaturas cada vez llegan antes. La actual ola de calor es solo un ejemplo de ello. Tras asomarse a Gipuzkoa unos días después que al resto del Estado, esta ola de calor se ha asentado en el territorio donde, si se cumplen las previsiones, se quedará hasta mañana por la tarde. Es decir, un total de cinco días en los que el mercurio ha rozado los 40 grados en el interior. En la costa el mercurio se ha mantenido algo más bajo, con 30 grados ayer en San Sebastián, pero la sensación de bochorno acompaña a los donostiarras desde comienzos de semana.