Se acerca la Navidad y nos intercambiamos regalos. Uno de los que he recibido y me ha sorprendido ha sido una pequeña botella de 'sidra ... de hielo'. Confieso que nunca había oído hablar de tal sidra. De vez en cuando, tomo sidra tanto la natural como la achampanada. Al ver la botellita con el nombre de sidra de hielo, pensé que tendría un sabor parecido. Me equivoqué completamente. Su sabor es totalmente distinto. Ya sabemos que sobre gustos, cada uno tiene el suyo. Para mí, ha resultado ser un sabor exquisito.
Inmediatamente, me he preguntado cuál era la tecnología que hay detrás de esta bebida y he descubierto que su fabricación comienza por elegir las manzanas en su punto óptimo de maduración. Leí que con ellas se hace un mosto que se concentra mediante congelación y me pregunté: ¿cómo se concentra mediante la congelación? Si no he entendido mal, y puedo haberlo hecho, es que al congelarse, el agua se convierte en hielo. Lo que queda es un mosto concentrado. Ese mosto se fermenta y sus azúcares se convierten parcialmente en alcohol. El resultado final es una sidra mucho más densa y de color más intenso, que suele tener en torno a doce grados de alcohol.
Las primeras sidras de hielo se elaboraron en Quebec en la década de los 90. Al saberlo, quedé sorprendido: «¿Así que no es una tecnología tradicional?» Pues no, es moderna, aunque se inspiraba en los «vinos de hielo». Pero de eso hablaremos otro día.
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