El diputado Jose Ignacio Asensio y el experto en Salud Pública de Biogipuzkoa, Jesus Ibarluzea, presentando el estudio en las Juntas Generales de Gipuzkoa. Arroyo

Biogipuzkoa concluye tras seis años de estudio que la incineradora de Zubieta «no supone un riesgo» para la salud

Se han monitorizado los biomarcadores de casi medio millar de guipuzcoanos antes y después de la puesta en marcha de la planta

Aitor Ansa

San Sebastián

Jueves, 9 de mayo 2024

Una investigación llevada a cabo por el grupo de epidemiología ambiental y desarrollo infantil del Instituto de Investigación Sanitaria de Biogipuzkoa ha concluido que la ... incineradora de Zubieta no presenta niveles de contaminación atmosférica ni tampoco «variación significativa» en los biomarcadores de muestras biológicas de orina y sangre obtenidas de la población cercana a la planta antes y después de su contrucción, por lo que «no supone un riesgo» para la salud humana o ambiental.

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Son las principales conclusiones a las que ha llegado el informe, titulado 'Estudio epidemiológico en relación con la Planta de Revalorización Energética (PVE) de Zubieta', y que ha sido presentado este jueves en las Juntas Generales de Gipuzkoa por el diputado de Sostenibilidad, Jose Ignacio Asensio, y el director del estudio, el biólogo psicólogo y experto en Salud Pública e investigador de la UPV/EHU, Jesús Ibarluzea.

En una primera línea de investigación, los expertos han llevado a cabo una monitorización ambiental durante seis años del aire, suelo y varios alimentos como la leche o los huevos para detectar posibles efectos nocivos de la planta. En todos los casos el informe concluye que «no se observa efecto de la actividad de la planta» comparando los niveles de contaminación previos y posteriores a la construcción del complejo medioambiental de Gipuzkoa.

Para ello, se ha realizado un estudio de las materias y metales en dos zonas cercanas a la incineradora. La más expuesta comprende un radio de máxima influencia de 5 kilómetros como Zubieta y municipios como Usurbil, Lasarte y Andoain. La segunda zona analizada comprende localidades ubicadas a 28 kilómetros de la planta, como Urretxu, Ordizia, Beasain o Zumarraga. Ambos sectores «similares» en términos de población, tráfico o actividad industrial.

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El trabajo ha consistido en cuantificar en estos municipios partículas de menos de 2.5 micras (PM2.5), elementos traza e hidrocarburos aromáticos (HAPs) asociados a partículas, dioxinas y furanos, entre otros antes y después de la construcción de la incineradora. El informe concluye «niveles similares» tanto en las zonas expuestas como no expuestas. Se ha detectado incluso mayores niveles de hidrocarburos aromáticos (HAPs) en Urretxu y Ordizia que en las zonas más próxima a la planta.

Únicamente el selenio ha sido el único compuesto que presenta concentraciones más altas en el periodo posterior a la construcción del complejo en Usurbil. Este bioelemento, asegura el informe, «tiene múltiples fuentes» y dada la evolución del resto de componentes, Biogipuzoa asegura que «es muy poco probable que su origen» sea la planta de valorización energética.

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Casi 500 sujetos

Otra de las líneas de investigación se ha centrado en la biomonitorización de los niveles de dioxinas-furano y metales en nuestras de sangre y orina de casi medio millar de guipuzcoanos que han participado en el estudio. Para ello, se ha llevado a cabo una «selección aleatoria» de los sujetos comparando los análisis biológicos de 228 personas antes de la construcción de la incineradora de Zubieta con la de 231 una vez puesta en marcha la planta.

La investigación revela que «no se encontraron diferencias significativas» entre ambos periodos. Únicamente se han detectado niveles más elevados de Cadmio en las analíticas de la población, si bien Ibarluzea ha resaltado que este elemento químico está muy relacionado con el hábito de fumar. «La principal fuente de exposición es el tabaco», ha señalado ante los junteros.

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El estudio se centra en su último punto de investigación en la evaluación de los efectos de la planta en la salud a corto y largo plazo. Los expertos han analizado para ello los nacimientos prematuros, antes de las 37 semanas de gestación, y el número de bebés que vienen al mundo con bajo peso, por debajo de los 2,5 kilos. Los resultados son similares antes y después de la puesta en marcha de la incineradora. «Ninguno de los contaminantes muestra un riesgo consistente de prematuridad y bajo peso ni por zona ni por período», asegura el informe que recomienda, eso sí, «extender el seguimiento durante más tiempo para confirmar estos efectos y analizar los relacionados con mortalidad y ingresos hospitalarios».

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