Fátima Hacine-Bacha | Madre de Santi Coca

«Es una desgracia tener que repetir todo sin la certeza de que le vayan a condenar»

Hace casi cinco años que Santi Coca perdió la vida en el Hospital Donostia, a causa de una hemorragia cerebral, el 28 de abril de 2019. Dos días antes fue agredido por un grupo de personas en el exterior de la discoteca GU hasta quedar en coma. Desde entonces se inició un largo y complejo proceso judicial que ha sido «una pesadilla» para la familia de la víctima, tal y como asegura su madre.

Seis personas fueron acusadas de su asesinato, y aunque en un principio estuvieron en prisión, en marzo de 2020 todos quedaron en libertad. Las acusaciones solicitaron para ellos una pena de 20 años de prisión, y casi cuatro años después, el juicio fue señalado para celebrarse en marzo de 2023. Sin embargo unos meses antes uno de los procesados, 'el argelino', dejó de comparecer en el juzgado, como tenía obligación dentro de las medidas cautelares impuestas en su libertad provisional. Este varón ya había sido detenido anteriormente intentando cruzar la muga y en otra ocasión se tuvo que emitir una orden europea de detención, aunque fue localizado en un mes.

La Audiencia de Gipuzkoa emitió en febrero de 2023 una nueva orden de busca y captura del joven, pero al no ser localizado decidió suspender el juicio y aplazarlo hasta noviembre. Llegada la fecha, se tuvo que celebrar sin él. El jurado popular absolvió a todos los acusados menos a uno, que fue condenado por homicidio imprudente a tres años y medio de prisión.

En la sentencia, tal y como recalca Fátima, se considera probado que aquella noche se produjo un incidente entre Santi y 'el argelino', en el cual el primero le propinó un golpe y el segundo comenzó a «golpear con violencia». Una agresión a la que se unieron el joven que ha sido condenado y «otros» quienes con golpes y patadas» le llevaron hasta la pared, donde la víctima cayó al suelo y le golpearon «violentamente» con patadas en diversas partes del cuerpo, incluida la cabeza. «Esos otros tienen nombre y apellido», insiste, «dicen que 'el argelino' fue el principal autor, pero fueron todos. Él pudo darle una patada que le dejó inconsciente, pero la muerte fue entre todos».

Consciente de que este nuevo juicio puede alargarse en el tiempo, y con la «incertidumbre de no saber si va a ser condenado», admite que no sabe si esta situación le crea «más rabia que otra cosa. No dejo de ser una madre destrozada, los asesinos están en la calle y mi otro hijo tiene que volver a enfrentarse a un juicio, porque fue testigo».

Y no olvida «el dineral» que supone el coste de todo el proceso judicial. «La gente tiene que saber que aunque la sentencia imponga una indemnización no vamos a recibir nada, y llevamos ya más de 50.000 euros de gasto», por ello inició una campaña para recaudar dinero que sigue activa.