Cinco testigos afirman que no fue una pelea entre muchos, «sino una agresión clara a Santi Coca»

Uno de los testigos que ha declarado este lunes es el joven al que uno de los acusados robó un paquete de tabaco, suceso que se considera el germen de la agresión. «Se me acercó para pedir un cigarro, le dije que no y me quitó el paquete. Como vi a sus amigos detrás con actitud agresiva, nos fuimos». Fuera de la discoteca GU relató lo que le había pasado a sus amigos, entre ellos a Santi, y se volvieron a acercar hacia el Náutico. Allí se juntaron con el otro grupo, «pero les dije que nos fuéramos para evitar problemas».

En ese momento el chico que le había robado el paquete de tabaco se dirigió hacia él y le ofreció un cigarro. Mientras conversaba con él, detrás percibió «mucho movimiento» y vio a Santi Coca «rodeado, veo cómo le pegan y cae al suelo. Le daban patadas y de todo. Fui donde él, me coloqué encima, pero me tiraban de la cazadora y me echaban para atrás, para que no pudiese protegerle». Respecto a los acusados, aseguró que vio a todos en el lugar, si bien no pudo precisar si participaron en la agresión.

El resto de testigos compartieron este relato sobre cómo se produjo la secuencia, añadiendo algunos detalles. Otro amigo de Iker, el hermano de Santi Coca, ha afirmado que vio a los cinco acusados, pero solo a tres de ellos participando en la agresión. Relató que cuando su grupo y el de los acusados se juntaron, tuvieron «una discusión calmada. El que le había quitado el paquete de tabaco le dio un cigarro a mi amigo, y parecía que no iba a mayores. Pero para cuando me di la vuelta, había un grupo que estaba dando patadas y puñetazos a Santi y cuando cayó al suelo por un puñetazo, le siguieron pegando».

Un tercer testigo, que también resultó agredido y que identificó a los encausados con la Ertzaintza en el mismo lugar de los hechos, señaló a uno de ellos como el autor de un puñetazo en la cabeza de Santi. Del resto no pudo precisar si les vio golpeando, si bien dijo que «todos agredieron». No obstante, reconoció que el sexto acusado que se encuentra huido es «el que pegaba a matar, el que más se ensañaba».

Este testigo era uno de los que estaba hablando con el acusado que había robado el paquete de tabaco. «Estaba mirando hacia el Ayuntamiento, escuché alboroto, me di la vuelta y recibí un golpe y me metí en la trifulca», al tiempo que aseguró que «Santi estaba solo y le estaban agrediendo, puñetazos, patadas y empujones. Se ensañaron con él».

Finalmente han declarado dos últimos testigos que conocían a Santi y a su hermano, si bien no habían salido con ellos aquella noche. Ambos estaban en el exterior de la discoteca GU cuando presenciaron los hechos. «Escuché algo del tabaco y estaban hablando con uno de ellos. Vi que el tema estaba un poco tenso y empecé a escuchar barullo, movimiento, gente corriendo y gritando. Miré hacia la pared y vi a Santi reculando hacia atrás, y tres o cuatro acorralándole. Lo siguiente que vi es que estaba inconsciente en el suelo», dijo uno de ellos.

«Todo parecía normal», añadió el último testigo, que también vio cómo Santi retrocedía mientras «iban tres a por él. Se abalanzaron, lo tiraron al suelo, eran entre 10 y 14 personas agrediéndole, sobre todo con patadas». Además aseguró que los agresores se dividieron en dos grupos, «uno huyó corriendo y los otros se quedaron y llegó la policía».

Las defensas insistieron a los testigos en si en algún momento la víctima dijo la frase 'uno contra uno'. Uno de ellos explicó que vio cómo el grupo iba hacia Santi, y que este les decía «de uno en uno», y otro confirmó que oyó cómo Santi decía esa frase, «porque le estaban pegando entre todos». Un tercer joven aseguró que cuando estaban acorralándole Santi dijo «venid uno para uno, porque te vienen tres personas encima e igual es lo primero que te sale», del mismo modo que vio al joven donostiarra «lanzar un puñetazo en defensa propia, pero no dio a nadie». Un último testigo indicó que recuerda haber oído esa frase, pero dijo desconocer quién la pronunció.

La sesión de hoy arrancará con la declaración de Fátima Hacine-Bacha, madre de Santi Coca, el mismo día en que el joven hubiese cumplido 22 años. Después continuarán declarando testigos que estaban en el lugar de los hechos cuando fue agredido.