La biometanización del CMG generará un 50% más de energía de lo previsto
La segunda parte de la incineradora estará lista en otoño y se avanza también la construcción de un anexo de compostaje mediante la cría de lombrices
La construcción de la segunda fase del Complejo Medioambiental de Gipuzkoa (CMG) pasó este martesr su ecuador. Y lo hizo alcanzando la cota más ... alta de la instalación. Una cima que la componen los 31 metros que miden los digestores de biorresiduo, que servirán para generar biogás a través del tratamiento de la fracción orgánica que generan los guipuzcoanos y que actualmente alcanza las 56.000 toneladas al año. El primer megacilindro, con una capacidad de 4.000 metros cúbicos, 16 metros de diámetro y un peso de 100 toneladas quedó instalado a primera hora de la mañana. El segundo, de la misma altura aunque algo más estrecho (11 metros) y con capacidad para 2.000 metros cúbicos se colocará en los próximos días, y ambos formarán el tándem que permitirá generar 14.500 MWh al año, o lo que es lo mismo, energía suficiente para abastecer a 4.000 hogares del territorio.
Una previsión de generación de electricidad que ha sido revisada al alza desde que el departamento de Medio Ambiente que dirige José Ignacio Asensio presentara el ante proyecto hace ya más de un año. La construcción adjudicada por 32,2 millones a la UTE encabezada por FCC preveía la generación neta de 9.400 MWh al año a través de esa valorización por biogás, lo que daría para abastecer a unos 2.700 hogares de Gipuzkoa. Es decir, la revisión del diseño de los digestores permitirá sacar más rendimiento al biorresiduo.
En un principio, el proyecto recogía la construcción de dos depósitos similares de 3.000 metros cúbicos donde ese residuo del contenedor marrón pasaría el proceso de biometanización estipulado. Ahora, con los dos cilindros de distintos tamaños, los desperdicios pasarán dos etapas. En primer lugar entrarán en el digestor más grande (el que está montado ya al 97%) y terminarán su camino en el más pequeño. «Hemos comprobado que así se exprime más la capacidad de generación de energía del biorresiduo», explicaron tanto fuentes de GHK como de FCC.
25 años en 25 días
En palabras de José Ignacio Asensio, la construcción de este primer digestor de la planta de biometanización «un hito importante» en el camino hacia la puesta en marcha de todo el complejo medioambiental, que estará en funcionamiento a pleno rendimiento a cierre de este ejercicio. El tanque permitirá que esas 44.000 toneladas de materia orgánica cada año sean sometidos a un proceso de «digestión anaeróbica» –las 12.000 toneladas restantes serán llevada a la planta de compostaje de Epele–.
Esa 'digestión' permite que en 25 días ese biorresiduo complete un proceso que en los vertederos comunes necesitan 25 años, produciendo gases que se dividen en un 60% de metano y un 40% de Co2. Tras ese paso se obtendrá el biogás, que será quemado en unos motores de generación para convertirlo en electricidad a través de la subestación eléctrica situada en el mismo complejo. También están instalados ya los 5,5 kilómetros de cable que trasladarán esa energía generada tanto en la CMG1 como en la CMG2 (energía para casi 50.000 hogares) a la red principal.
Tras superar el proceso, la materia se reducirá prácticamente a la mitad de su peso. Para ese digestato restante, GHK y FCC ya tienen ultimado un último proceso que aporte todavía más valor a ese residuo. Las previsiones apuntan a que se construirá una instalación anexa de vermicompostaje. Es decir, se utilizarán lombrices para madurar la fracción restante y producir humus de lombriz o vermicompost. Las lombrices se alimentan de partículas orgánicas existentes en el sustrato y al digerirlas las expulsan en forma de desechos ricos en nutrientes. Por tanto, se creará un compost de mayor calidad que el que se pudiera obtener del propio biorresiduo.
Escorias en áridos
La CMG2 se completa con la planta de valorización de escorias, que tiene por cometido tratar los restos sólidos resultantes tras la quema de los residuos del contenedor gris en la incineradora y transformarlos en áridos reciclados que puedan ser empleados en obra pública para el asfaltado de carreteras. Esta planta de 5.000 metros cuadrados tratará un total de 44.000 toneladas de escorias al año. Esa fracción que llegue de la planta de valorización energética pasara por un proceso de dos semanas de secado y dos meses de maduración como fase previa a la producción de esos áridos.
Finalmente, apenas quedarán apenas 3.000 toneladas de materiales al año con las que todavía se analiza que uso o destino darle.
Las obras marchan a buen ritmo, y el diputado de Medio Ambiente confirmó ayer que la planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB) de la primera fase entrará en fase de pruebas en abril. En julio lo hará la incineradora, y se espera que ambas estén a pleno rendimiento bien entrado el otoño. Entonces estarán listas las instalaciones de la CMG2 con lo que «para final de año Gipuzkoa podrá gestionar el 100% de los residuos que se generen en el territorio».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión