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La plazoleta del Juncal, repleta de participantes en el certamen de dibujo infantil.

Otros clásicos de los sanmarciales

Los concursos de bacalao al pil pil y el infantil de dibujo llenaron la mañana dominical

IÑIGO MORONDO

Lunes, 27 de junio 2016, 08:13

El concurso infantil de dibujo y pintura de la sociedad Lagun Artean acumula 29 ediciones; el de bacalao al pil pil de la sociedad Jostallu, 41. Son dos citas clásicas, dos de las más veteranas, en el programa festivo de los sanmarciales irundarras. Decenas de niños pintando en los alrededores de la parroquia del Juncal y decenas de adultos cocinando distribuidos por la plaza Urdanibia, todo en la misma mañana de domingo, es una escena propia de esta última semana de junio.

Ayer destacó, por lo excepcional de su caso, Markel Carrero que a sus nueve años tenía edad propia de andar por el Juncal pero se encontraba al frente de uno de los infiernillos de la alameda. «Empecé a venir con tres años a ayudar a mi aita», José Mariano. «Hace tres meses decidí que este año ya tenía que presentar mi propia cazuela». No se llevó premio, pero él tenía plena confianza en que había salido buena, «porque siempre me queda bien», así que la pensaba utilizar para la comida familiar tras el certamen.

La de participantes jóvenes no fue la única novedad de este año. Las jeringuillas para retirar agua del pil pil ya están bastante vistas, pero algún concursante sorprendió a los curiosos con el uso de un termómetro láser para medir con precisión la temperatura de su salsa.

Más cazuelas, más visitantes

Más gente que nunca se acercó a ver el desarrollo del concurso. Tanta que los pintxos de bacalao y chorizo que venden los organizadores se agotaron para mediodía. Además, tras varias ediciones muy ligeramente por encima de las 40, este año hubo 56 cazuelas. Doble motivo de orgullo para la sociedad que preside Ángel Ramajo. Él estaba especialmente contento por la presencia de cinco cocineras, superando las dos de los años anteriores. Aunque compiten para el Top Diez final, disputan además, como los cocineros autóctonos, su propio premio, que en este caso se llevó Anabel Alonso. Una medida para incentivar su concurso que parece estar dando resultado.

El nombre que acompañó al premio de mejor cazuela de un irundarra fue el mismo que el del Primer Premio: Pepe Pérez, que concursaba como uno de los representantes de la sociedad Kurpil Kirolak.

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