El incendio de Igeldo no fue intencionado

Mientras las investigaciones sobre el origen de los incendios de fin de año siguen su curso, ya se pueden extraer algunas conclusiones. Por ejemplo, que el mayor de ellos, el de Igeldo -afectó a 178 hectáreas-, no fue provocado de manera interesada por la mano del hombre. La Diputación de Gipuzkoa descarta tal extremo tras analizar las características de los terrenos públicos quemados.

Fuentes de la dirección de Montes de la institución foral constatan que lo que calcinó el fuego en una zona montañosa entre Orio y Donostia fueron «terrenos de argoma y maleza donde no se puede obtener ningún tipo de ganancia después de quemarlos». Explican que la casuística habitual de un incendio provocado suele ser «dar fuego a zonas de matorral para la apertura de pastos de los que se puede aprovechar después el ganado».

¿Qué hacer ahora con las parcelas calcinadas? Las especies que han sido abrasadas por el incendio de Igeldo tienen capacidad para regenerarse, aunque las citadas fuentes también señalan que «hay un pequeño porcentaje de lo quemado que corresponde a arbolado del tipo Quercus pyrenaica, de la familia del roble». Por el pequeño tamaño que tenían, los técnicos no descartan que estos árboles se puedan regenerar por sí solos. Será el Ayuntamiento de Donostia, propietario de los terrenos, quien decida junto con los técnicos de la Diputación, si volver a plantar la 'Ametza' (nombre en euskera de esta planta) o no.

Las fuentes de la Diputación consultadas consideran que, en caso de optar por la regeneración, en un año los arbolitos emergerían sobre la superficie quemada y recuperarían el tamaño anterior al incendio en unos cinco años.

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