A la rica fritura

Verano, días de sol, buena temperatura, días de playa y de terraza. Sentarse a la hora del aperitivo para tomar un buen trago suele ser algo habitual y siempre suele ser interesante acompañar ese momento con alguna que otra ración o raciones que en muchos casos suelen ser fritos. Esa es la razón del artículo de hoy, recomendaros algún que otro bar donde poder disfrutar de unos buenos fritos, no de croquetas, producto del que ya os hablé en su día.

Comenzamos el viaje en Irun. Hace pocas semanas os hablé aquí mismo de este bar-restaurante en el que me enamoré de sus calamares, me llamaron la atención nada más verlos, con una pinta apetecible, esas gotas de all i oli y el huevo a baja temperatura en medio. Unos calamares rebozados en harina de garbanzo, con un crujiente maravilloso. Mi recomendación, romper el huevo, mezclar todos los ingredientes y viajar al paraíso.

De Irun a Hondarribia, donde en pleno puerto deportivo encontramos Casa Santamaria, un lugar que es un lujo en verano, con una amplia terraza, un buen surtido de cervezas y ricos platos para picotear. Sus calamares también son de los de tener en cuenta, elaborados también con harina de garbanzo, se convierten en un festival para nuestro paladar, aunque también son recomendables sus setas crujientes, tiras de setas rebozadas en harina de garbanzo y que son un vicio. Un empezar y no parar.

De Hondarribia a Donostia, para sumergirnos en su Parte Vieja. Paramos primero en el Itxaropena 1910, la casa de Moha, un templo del producto y del pincho donostiarra. Entre todos sus manjares, en mi última visita me cautivó con el espárrago frito. Tiras de espárragos, en temporada natural y si no de bote, rebozadas y fritas, acompañadas de all i oli, todo un descubrimiento, que se come como pipas.

Empezando a hablar de fritos y estando en la Parte Vieja no podía dejar de mencionar Paco Bueno, esa institución gastronómica de nuestra cocina y que elabora uno de los pinchos que es patrimonio de nuestra cocina en miniatura: la gamba a la gabardina. Una receta que se ha transmitido de generación en generación, con un crujiente excepcional y un sabor maravilloso. Un pincho que ha traspasado fronteras y que es conocido en el mundo entero. Un lujo para nuestro paladar.

Hablando de gambas a la gabardina, no puedo dejar de mencionar las 'pipas' del Tambo, esas gambas gabardina que siguen elaborando, siguiendo la receta del Tamboril, y que son un auténtico manjar, su nombre lo indica perfectamente, se comen como pipas. Pero no es el único frito a destacar del Tambo, porque siguiendo la tradición, mantienen el frito de pimiento, que es un pimiento relleno de carne y rebozado, que lo fríen y que se convierte en un muy buen bocado.

De Donostia a Pamplona. Empezamos la ruta navarra allí. El bar está ubicado en la calle San Nicolás y es conocido sobre todo por su frito de huevo. Llevan la cuenta de los que van saliendo de la cocina, un manjar, maravilloso, pero, ojo, porque su frito de pimiento tampoco se queda atrás. Mi recomendación, elegir los dos, para no tener dudas de por cual de los dos optar.

Uno de los últimos descubrimientos en cuanto a los fritos se refiere y cuyo descubrimiento le debo a Oihane Larrañegui. Un bar ubicado en la calle San Gregorio y donde he encontrado el mejor frito de jamón york y queso. Os confesaré que el frito de jamón y queso es el que más me gusta y el del Museo es una delicia, con bien de queso y sabor y un rebozado elegante.

Pasando la calle Mercadere, siguiendo hacia delante, entrando en la calle Curia, nada más empezar nos encontraremos el Bar Temple, un histórico bar y donde no se puede dejar de pedir el Moskovita, su frito por excelencia. Un frito de huevo con jamón serrano y queso, una maravilla culinaria y que está delicioso, sorprendente y que refleja muy bien lo bien que elaboran los fritos en Navarra.

La última parada la hacemos en Estella, mi campamento base durante los últimos años y donde he de recomendaros el frito de pimiento de la Estación. Una referencia culinaria estellica, historia de la gastronomía de la localidad. Elaborados a mano, una bechamel con pimiento y carne, pleno de sabor y con un rebozado que es de otra liga. Si venís por Estella, no dudéis en probarlo. On egin!

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