Asador Bedua, historia de nuestra cocina
Tradición culinaria, parrilla y producto de temporada son los ejes de su oferta
Llegar a Asador Bedua es como abrir las puertas del paraíso. El enclave es privilegiado. A la orilla del río, una casona que guarda ... siglos de historia en sus entrañas. Con esa terraza acristalada y esas mesas a la orilla del río que hacen aún más especial si cabe la experiencia de Bedua. Un pequeño puente de piedra que lleva a la huerta, de donde salen muchos de los productos que luego cocinan con mimo y cariño en los fogones del restaurante. Todo ello alejado del mundanal ruido, un lugar donde el tiempo se para, donde el rumor del río te relaja y ayuda a que pongas el foco en la mesa, en el plato.
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Lo que empezó siendo un merendero, punto de encuentro de veraneantes, para comer una buena tortilla de patata y unos pimientos fritos, se ha convertido en una referencia de nuestro territorio, en lugar de peregrinaje de todo gran amante de la gastronomía, uno de los grandes asadores de Gipuzkoa. Cuatro generaciones familiares, manteniendo viva la esencia, guardando los secretos culinarios de la familia y respetando el producto que llega a su cocina. Hoy en día son Maria Isabel Antia y Jose Maria Iriondo los que siguen la tradición familiar y siguen haciendo felices los paladares de los que hasta allí nos desplazamos.
Bedua Jatetxea (Zumaia)
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Dirección Bedua Jatetxea.
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Teléfono 943.86.05.51.
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Comedor 1 para 90-100 comensales / 1 comedor para 50-60 comensales / 1 terraza para 60 comensales.
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Cierre Nunca, de octubre a abril domingo noche.
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Precio Carta 70-80 euros.
La cocina de Bedua es una cocina sin misterio, sin trampa ni cartón. Para empezar, un buen producto, de temporada, que pida tocarlo lo mínimo posible, vestirlo con lo justo para que luzca en el plato y sea todo un placer para nuestro paladar. Producto, que en gran parte llega de su propia huerta y cuya ubicación al lado del río, enriquece los productos allí plantados, productos como los pimientos verdes, las guindillas, los tomates, las lechugas, las cebollas, los guisantes lágrima, las habitas o las vainas. A ellos se les suman grandes piezas de pescados y carnes, que asados a la parrilla se convierten en todo un espectáculo. Por si eso no fuera suficiente, el marisco también cobra protagonismo y tiene su espacio en la carta. Una cocina que respeta nuestra tradición culinaria y que también hace hueco a las recetas de toda la vida.
Hacía tiempo que tenía ganas de visitar Bedua, por las referencias que había recibido de gente cercana y lo que veía a través de las redes sociales. Costó, pero al final aterricé allí a mediados del mes pasado y fue un homenaje en toda regla, de esos que hacen época y no se olvida fácilmente.
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Yendo solo sabía que no podría disfrutar de un buen rodaballo o besugo a la parrilla y por eso pedí consejo para completar el menú. Empecé con uno de los reyes de la carta, un plato que es historia del Bedua, los pimientos verdes fritos, de su huerta, plenos de sabor, con una fritura fina se convierten en todo un espectáculo para el paladar. Un auténtico vicio, ideal para abrir boca.
Con las kokotxas a la parrilla subimos la apuesta. El producto en todo su esplendor. No os voy a descubrir ahora que las kokotxas son uno de los grandes tesoros de nuestro mar, de cualquiera de las maneras en las que se cocinen, en salsa, rebozadas o a la parrilla son un manjar. Las del Bedua no fallaron, con ese toque de brasa, 'bocatto di cardinale'.
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Seguimos con un plato tradicional, el txangurro al horno, elaborado a partir de la receta de toda la vida. Un señor txangurro, presentado en su propio caparazón, cocinado con mimo y cariño, con bien de verdura, pero sin perder la esencia, la personalidad del txangurro. Un plato que saboreé y disfruté bocado a bocado. Cerrar los ojos y ser feliz, estaba en el paraíso.
Por si todo ello no fuera suficiente, al ser preguntado si quería algo más, me tiré a la piscina y aposté por la tortilla de patata. Desde que lo leí en la carta tenía el runrún dentro, porque me sorprendió encontrarlo en una carta de un restaurante de tal calibre, pero tras conocer la historia, entiendo el por qué. Mediante la tortilla mantienen viva la esencia de lo que ha sido Bedua a lo largo de toda la historia. Una tortilla que hace las delicias de todo amante de la tortilla, sin misterio, huevo, patata, sal y aceite. Una delicia.
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Pregunté que postre me recomendaban y no tuvieron dudas en traerme las fresas con yogurt. Fresas de su propia huerta, recién empezada la temporada, un lujo para nuestro paladar y que hacen la pareja perfecta con el yogurt natural elaborado en casa. Gran punto final a una maravillosa comida.
A partir de ahí, si visitáis Bedua podéis apostar también por el salpicón de bogavante, las colas de cigalitas rebozadas, los hongos en temporada, el rodaballo o besugo a la brasa, el chuletón de vaca vieja a la parrilla o cualquiera de los postres caseros, como, la pantxineta o la tarta de queso. Bedua es un paraíso culinario de nuestra tradición y producto. On egin!
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