Juanjo Intxausti sigue la tradición familiar hostelera en el Azpikoetxe de Legazpi

Azpikoetxe: Cocina casera y con gusto

Menús de un precio y calidad inmejorable, con los platos de toda la vida

Martes, 12 de octubre 2021, 08:30

Era abril cuándo recibí un mensaje con unas tentadoras fotos de una menestra, de un plato de pularda confitada y un bacalao. Todo tenía muy buena pinta. Terminaba la serie de fotos con el cartel del lugar: Azpikoetxe. Dos amigos pararon allí a comer y fue salir y enviarme las fotos y escribir que todos los platos que probaron ellos estaban deliciosos y que merecía la pena escaparse hasta Legazpi para degustar el menú del Azpikoetxe. Lo sé, desde abril ha pasado medio año, se ha hecho de rogar, pero nunca es tarde, y, por fin, he podido conocer en primera persona las bondades culinarias del Azpikoetxe.Era un jueves de septiembre. Reservé mesa a primera hora, pero antes de entrar en el comedor, decidí probar uno de sus pinchos en el bar, porque indagando en las redes sociales antes de mi visita, vi que los pinchos del Azpikoetxe no tenían para nada mala pinta.

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Entré al bar y a la izquierda había una pizarra con toda su oferta de pinchos. Propuestas sugerentes, como las manitas de cerdo rellenas de foie, el rabo deshuesado o el pincho de rabo. Pregunté por el pincho de manitas de cerdo, pero justo no tenían ese día, me quedé con la pena de probarlas, tendré que volver. Opté por el pincho de cordero, que me llamó la atención encontrarlo en formato pincho. Y fue todo un acierto. Me encantó, me pareció un pincho de muchos kilates. Partiendo del cordero elaborado a baja temperatura, durante unas 4-5 horas, lo deshuesan y lo guardan en frío, para luego darle el toque de plancha, que aporta un puntito crujiente más que interesante a una carne que se deshace en la boca, tierna y sabrosa, un manjar, que acompañan de una salsa de carne con mucho sabor que se convierte en el acompañamiento perfecto. Un gran pincho, sí señor.

Azpikoetxe

  • Dirección Azpikoetxe kalea, 1

  • Teléfono 943731387

  • Comedor 1 para 60 comensales

  • Cierre Domingo noche y lunes

  • Precios Menú del día, 12 euros. Menú fin de semana, 25 euros.

Con el buen sabor de boca que me dejó el pincho de cordero, cambié el bar por el comedor del restaurante, con la incertidumbre de que es lo que me ofrecerían en el menú del día, porque ahí no hay pizarras, ni carteles con las opciones del día, viene el camarero cuando te sientas en la mesa y te canta el menú al momento, como antaño, 4-5 opciones de primer plato y otras tantas de segundo.Para empezar, elegí las crepes de txangurro. Nada más oírlo lo tuve claro. Unas crepes caseras, elaboradas en casa, rellenas de una elaboración de txangurro que me transportó directamente a la costa guipuzcoana. ¡Qué sabor! Una maravilla en boca, disfruté cada bocado como si fuera el último. Las crepes venían mojadas con una salsa de marisco que era una delicia, puro sabor a mar. Un lujo de plato para el menú del día.

De segundo plato, opté por la pularda confitada. Sí había comido pularda en alguna ocasión, en casa, en Navidades, asada al horno. Pero me sorprendió encontrármelo en un menú del día, no es muy habitual, y, más confitada. Y la verdad que fue una muy buena elección. Una pularda que confitan en casa y que le aporta un toque interesante, diferente, a la propia carne, que acompañan de patatas y salsa de carne. Sin mayor misterio, pero muy bueno. Para terminar, una gran selección de postres caseros, tradicionales, los de toda la vida. Tuve ciertas dudas en si comerme las natillas o el hojaldre relleno de crema pastelera. Le pregunté al camarero y me recomendó las natillas. He de felicitarlo, porque hacía tiempo que no comía unas natillas tan buenas, desde aquella visita al Mauxka de Oñati. Cremosas, con un sabor que me recordó a las natillas que hacia mi amona en casa. Todo un espectáculo, el mejor colofón a una gran experiencia gastronómica.

Azpikoetxe es una gran casa de comidas. Un proyecto familiar puesto en marcha el 23 de abril de 1988 por Jesus Intxausti y Gregoria Igoa. Contaron con la ayuda de sus tres hijos, Juanjo, Edurne y Ramón. Hoy en día es Juanjo la cabeza visible, un cocinero como la copa de un pino, que tras estar año y pico trabajando en el Arzak junto al gran Fernando Bárcenas, volvió a casa y ahí sigue, en constante aprendizaje, gobernando los fogones.Juanjo elabora una gran cocina casera, una cocina honesta, sin trampa ni cartón, una cocina de toda la vida, pero que también mira a la actualidad; una cocina clásica, con esos guisos y salsas de poner al fuego y dejar que se vayan haciendo, el chop-chop de las cazuelas es uno de los sonidos característicos de la cocina del Azpikoetxe. Una cocina de siempre, la que tan feliz nos hace, a mí al menos sí, una cocina que nos trae recuerdos, que hace guiños a nuestra cultura, a nuestra historia gastronómica. Una gran cocina, fiel reflejo de lo que es Juanjo, un gran cocinero. Ha costado llegar, pero volveré, eso lo tengo muy claro. On egin!

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