Tiempo de castañas

Quienes acostumbran a realizar caminatas montañeras a buen seguro han monitorizado el color de los castaños y de sus frutos. Primero han visto cómo crecían los erizos espinosos en donde se guarda eses tesoro y luego cómo amarilleaban hasta casi estar marrones. Pues ya ha llegado ese momento para el castaño (Castanea sativa), ese árbol de hoja caduca, de tronco grueso, normalmente recto y normalmente corto. En Gipuzkoa tenemos la suerte de que no hace falta irse muy lejos de nuestro municipio para encontrar un paraje con castaños en nuestro entorno.

Pero no siempre estuvieron allí. Aunque existe una leyenda que resalta que fue el Imperio Romano quien introdujo esta especie en la península Ibérica, estudios documentados han encontrado restos orgánicos anteriores a este periodo. Eso sí, en las zonas romanizadas como Gipuzkoa, los castaños abundan en cualquier entorno. Durante años, han sido una fuente de alimentación muy importante sobre todo en zonas que no tenían acceso a la harina de cereal. Allí, las castañas fueron durante mucho tiempo la principal fuente de carbohidratos en muchos casos. Además, el fruto también es rico en grasas, proteína, minerales y vitamina C.

Hoy en día se han convertido en un alimento más relacionado con los momentos de ocio o los dulces y postres que con la supervivencia de aquellos tiempos pasados. ¿No me digan que no es un buen plan dar un paseo por el monte, llenar una bolsa de castañas y luego prepararlas en casa? Otra opción es acercarse al mercado y comprarlas. Hay quien las come crudas, pero lo más habitual es prepararlas asadas o cocidas.

Si las preparamos en el horno, conviene realizar un corte pequeño con un cuchillo en cada uno de los frutos para que no exploten (es mejor una cruz). Tras ponerlas 10 minutos en remojo, luego se colocan en la bandeja metálica a unos 150 grados durante unos 20 minutos. Se dejan enfriar en un trapo de cocina para facilitar posteriormente el pelado y ya están.

Para quienes les gusten cocidas, también hay que realizar un pequeño corte. Después ponemos una olla con sal y una cucharada de anises y la llevamos a ebullición. Añadimos las castañas y dejamos que cuezan durante unos quince minutos. Pasado este tiempo, se sacan y se dejan enfriar en un paño. Se pueden tomar templadas o calientes.

Más allá, de esta forma de preparar las castañas de forma sencilla, existen infinidad de recetas, la mayoría dulces, pero también en platos salados. A quienes le guste la carne pueden atreverse con una paletilla de cordero asada a baja temperatura con crema de castaña. Bon apetit!

En pocos sitios se Gipuzkoa se pueden comer en una terraza unos huevos con jamón y patatas fritas por 8 euros (han subido el precio este mismo año). Se llama bar Aia y está junto a la plaza de Urdanibia de Irun. Tiene además picantes, calamares y bocadillos muy buenos. Son rápidos en servir y la terraza es enorme. Por las tardes, da el sol hasta última hora. Cerca hay otras terrazas con bares interesantes donde se puede picotear, comer y cenar.