Casa Otaegui amanece con un solete Repsol

La pastelería tradicional donostiarra ve recompensado su buen hacer con un reconocimiento que la sitúa en la cúspide de la repostería del territorio

Martes, 12 de noviembre 2024, 16:30

No necesita recibir ningún premio porque su mayor aval es el que le otorgan los clientes día a día, pero nunca está de más que una guía tan reconocida como Repsol ponga el foco en uno para poner el valor el trabajo que hay detrás. Casa Otaegui acaba de ser reconocida con un solete Repsol, signo inequívoco de que el trabajo se desarrolla en su obrador es del más alto nivel.

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Su centenaria historia (fundada en 1886) es la crónica del éxito, la suma de esfuerzo y talento compartido de generación en generación. Un camino lleno de brillantes innovaciones y de respeto por la tradición. Materia prima de la más alta calidad, un cuidado trabajo en el obrador propio y un servicio cercano con el cliente son los tres ejes que han movido esta repostería con aire francés que siempre ha brillado en la capital guipuzcoana.

Uno de sus productos estrella es, sin duda, la Pantxineta. Un postre con más de 80 años de trayectoria y que tiene en Emiliana Malcorra a su creadora. Desde entonces, se ha convertido en una seña de identidad de la casa, en un símbolo de su pastelería, con el hojaldre crujiente, el relleno de un suave corazón de crema, el cubierto con una fina capa de almendra tostada y el toque secreto de la casa como argumentos de su popularidad.

Pero es solo la punta de una larga lista de propuestas que permanecen en el imaginario colectivo, en la memoria de generaciones de vecinos y visitantes que encuentran en su fina repostería el momento dulce del día o la aportación más singular para cualquier celebración. Casa Otaegui es sinónimo de distinción, de elegancia, de garantía. Desde sus cruasanes a sus propuestas navideñas o los macarons.

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El solete Repsol es una confirmación más de que esta pastelería navega en la excelencia, triunfa por su sabor y conquista por su gran materia prima. Solo queda disfrutar de uno de esos comercios con alma, de uno de esos obradores que brillan cada día.

Casa Otaegui

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