PNV y PSE dan luz verde a reeditar su coalición para gobernar el mayor número de instituciones
Aprueban empezar los contactos para negociar, mientras que la opción de que el PP facilite sus votos a ambos para investir a Mendoza en Gipuzkoa cobra enteros
Las ejecutivas de PNV y PSE-EE dieron este lunes por la tarde luz verde para reeditar la coalición de esta última legislatura y tratar ... de gobernar el mayor número posible de instituciones, incluso a costa de desbancar a EH Bildu. Ambas formaciones aprobaron el inicio de conversaciones bilaterales entre ambos para perfilar la estrategia y el reparto de carteras allá donde logren gobernar. La Diputación de Gipuzkoa es una de las plazas donde quieren poner en práctica está entente, aunque necesitan el apoyo del PP ya que los socios no suman mayoría absoluta, al quedarse en 24 escaños (a dos de la mayoría absoluta).
En este escenario, en previsión de que Elkarrekin Podemos pudiera respalda a Maddalen Iriarte (EH Bildu) como diputada general, PNV y PSE-EE necesitan de los tres junteros del PP para investir a Mendoza. Los populares están dispuestos a entrar a esa operación con tal de impedir que los independentistas gobiernen, por lo que la posibilidad de que finalmente Mendoza sea diputada general cobra fuerza. La entente PNV-PSE también podría acabar con la socialista Maider Etxeberria como alcaldesa de Vitoria desbancando a EH Bildu, en otra de las piezas claves del tablero vasco.
El acuerdo de peneuvistas y socialistas aclara un poco más el panorama de alianzas y supone un jarro de agua fría a las aspiraciones de EH Bildu de gobernar las dos principales instituciones en las que había ganado el domingo.
El domingo por la noche, mientras los líderes del PNV de Gipuzkoa rumiaban todavía su derrota ante EH Bildu, sobrevolaba en el ambiente del batzoki donostiarra de El Antiguo una pregunta que nadie quería responder ni, probablemente, escuchar, pero que se antoja la clave para conservar la Diputación guipuzcoana. ¿Aceptaríais los votos del PP para investir a Eider Mendoza? ¿Os incomodaría? Ante la pregunta del periodista a varios de los cabecillas jeltzales presentes, la respuesta era siempre la misma. Encogerse de hombros y echar balones fuera. Entre líneas se podía entender algo así, verbalizado por uno de los presentes, como que «nosotros presentamos nuestra candidata y el resto de partidos» (en este caso el PP) «que hagan lo que vean».
La posición del PP, partido que a priori partía con menos posibilidades de pintar nada en este lunes de resaca, es la clave para el gobierno de Gipuzkoa una vez que Joseba Egibar echó a rodar el balón la noche del domingo al descartar repetir la operación de 2011 y optar esta vez por no dejar que EH Bildu gobierne como lista más votada. Y el PP está dispuesto a utilizar su llave de la gobernabilidad en Gipuzkoa y dar los votos, en teoría junto al PSE-EE, socio jeltzale en esta legislatura, sin exigir grandes concesiones. Y el PP lo haría no tanto para investir a Eider Mendoza, que sería la consecuencia, sino para evitar cualquier gobierno de EH Bildu. El propio Arnaldo Otegi ve venir la jugada y ayer ya advirtió, en un intento de presionar al PNV, de que quienes impidan que Iriarte sea la diputada general, «tendrán que explicarlo».
Alejados desde 2018
La paradoja de la política refleja que pese al gran triunfo de EH Bildu con 22 escaños, no suma mayoría absoluta (26 sobre el total de 51 de la Cámara foral) y apenas podría contar con los dos votos de Elkarrekin Podemos. Y es que la posibilidad de que el PSE-EE dé vía libre a Iriarte es una quimera. Primero porque han gobernado ocho años con el PNV y esa coalición sigue vigente. Y segundo, porque en vísperas de unas elecciones generales, el partido de Pedro Sánchez no puede permitirse el lujo de pactar con la formación independentista. Las heridas por el pasado de violencia de ETA siguen sin estar cicatrizadas del todo y no parece llegado el momento de ententes entre ambos.
Así las cosas, la suma de PNV, PSE-EE y PP cobra enteros como opción más factible en las quinielas para la investidura, prevista para finales de junio. Los acuerdos entre peneuvistas y populares no han vuelto a funcionar desde que el partido de Andoni Ortuzar aprobara los Presupuestos de Mariano Rajoy en 2018, poco antes de que luego dejara caer al entonces presidente del Gobierno tras la moción de censura de Sánchez. Desde entonces, el entendimiento entre ambos partidos ha sido inexistente. Pero el tiempo cura todas las heridas y para los populares vascos, sumidos en la irrelevancia política en los últimos tiempos, es todo un caramelo poder decantar la balanza en plazas claves como la Diputación de Gipuzkoa y no puede desperdiciar la ocasión pintiparada que se le presenta de volver a la ecuación de pactos en Euskadi. A cambio podrían exigir que se respete su victoria en dos ayuntamientos alaveses: Laguardia y Labastida. El movimiento, además, tiene para los populares una fácil justificación: la de evitar cualquier gobierno de EH Bildu.
Existen otras opciones a priori improbables. Si el partido de Mikel Lezama optara por la abstención, EH Bildu se llevaría el gato al agua si Elkarrekin Podemos le apoya. Sumarían 24, igual que la coalición PNV-PSE, pero Iriarte sería investida en segunda vuelta como candidata más votada. La opción de que Mendoza contara con los votos de PSE-EE y Elkarrekin Podemos, se antoja utópica, sobre todo porque una de las claves de la legislatura reside en la futura reforma fiscal, y ahí las posturas de PNV y Elkarrekin Podemos están en las antípodas.
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