Elecciones municipales en San Sebastián

EH Bildu vence en once barrios, recupera la Parte Vieja y el PSE gana en Altza y Bidebieta

Los jeltzales pierden cuatro áreas de influencia y se imponen en otras ocho: Amara, Gros, Centro, Riberas, Antiguo, Ibaeta, Aiete y Amara Berri. Son vecindarios donde la sangría de votos no ha llegado al río y, pese al retroceso generalizado experimentado, el PNV siguen siendo la fuerza más votada.

El PSE, por su parte, se ha impuesto en Altza y recupera Bidebieta, que había perdido en 2019 en favor del PNV junto a otros dos caladeros históricos como Intxaurrondo y Loiola. En estos dos últimos barrios vuelve a primar el voto útil, con tres ganadores diferentes en otras tantas citas electorales.

En esta ocasión, la diferencia entre EH Bildu y el PNV es mínima. En Loiola, por ejemplo, Izagirre se ha alzado con el triunfo por únicamente 31 votos sobre la plancha de Goia. En Intxaurrondo, el margen es algo mayor -1.663 frente a 1.260 apoyos-, mientras que en Bidebieta, apenas dos votos separan al vencedor, el PSE, del segundo, en este caso EH Bildu, con los peneuvistas en tercera posición con solo veintiún sufragios menos que la formación de la rosa.

Hay barrios en los que EH Bildu ha vencido por goleada. En Zubieta e Igeldo, de donde es vecino Izagirre, se han registrado los mayores porcentajes de votos a favor del exalcalde, el 67,3% y el 58,5% del total, respectivamente. En Añorga, los abertzales se han alzado con un 46,3% de los apoyos, mientras que en la Parte Vieja el dato se eleva hasta el 42,3%.

El PNV no ha disfrutado de resultados tan holgados en ninguno de los barrios de su color. Así, en Antiguo, Aiete e Ibaeta el porcentaje a su favor ha rondado el 33%, mientras que en Riberas de Loiola y Gros el apoyo ha sido del 30,3% y en Amara, del 31%. Por debajo de estas cifras aparece Amara Berri con un 29,5% de los votos emitidos para los jeltzales. Por contra, el Centro es donde con más claridad se ha impuesto Goia, con un 35,3% del total. Aquí ganaron los jeltzales en 2019 y ahora consolidan su dominio sobre el PP, segunda fuerza con el 20,5% de los votos.

La victoria socialista en Altza ha sido más clara que hace cuatro años. Entonces, apenas 340 sufragios le separaron del PNV. Ahora, en cambio, la distancia se amplía hasta los 700, más del doble. Además, el nuevo polideportivo no ha bastado para que los jeltzales conserven el favor de los altzatarras, quienes los han relegado a tercera fuerza en el barrio por detrás de EH Bildu, que suma 1.907 votos, un 23,1% del total.

En cuanto al PP, aparte del Centro recaba apoyos en otras zonas como Aiete (21,5%) -donde mayor porcentaje de votos araña de toda la ciudad y mayor subida se anota-, Ulia-Ategorrieta (14,4%) y Antiguo (13,5%). El caso de Elkarrekin Podemos, la quinta fuerza con representación municipal, es bien distinto. Sus principales nichos son Intxaurrondo (10,4%), Morlans (10,3%), Riberas de Loiola (10,2%) y Gros (10,1%), pero en líneas generales ha caído en casi todos los barrios, lo que le ha llevado a perder un concejal.

En términos absolutos, el PNV ganó las elecciones con 24.373 votos (27,96%) y nueve concejales tras dejarse más de 9.600 votos por el camino. Las políticas de movilidad, la gestión del turismo, la conservación del patrimonio y otras decisiones adoptadas durante este mandato han pesado en la decisión de los electores, que han querido mostrar en las urnas su disconformidad con el gobierno municipal.

Al PNV le siguió a corta distancia EH Bildu con 23.388 votos -un incremento de casi 3.000- y un 26,73% de apoyos, lo que se traduce en ocho ediles. En tercer lugar quedó el PSE con 16.166 sufragios -677 menos que en 2019- y un 18,57% de los votos emitidos para quedarse con los actuales cinco representantes que tiene en la corporación municipal, aunque hasta el recuento de la última mesa peleó por un sexto con el PNV que finalmente se decidió hacia el lado jeltzale por un puñado de papeletas. El PP, cuarta agrupación en liza, subió 316 votos hasta los 10.547 (12,08%), mientras que Elkarrekin Podemos pierde 2.400 apoyos para quedarse como grupo político de menor tamaño del Ayuntamiento con solo dos miembros.

Estaban llamados a las urnas un total de 147.287 donostiarras, de los que 88.225 acudieron a ejercer su derecho democrático y 59.062 optaron por quedarse en casa, lo que disparó la abstención hasta un 40,10%, un 5,39% más que en 2019. Este fenómeno también se interpreta como un reflejo del descontento de la ciudadanía con el ejecutivo local. Se contabilizaron 1.631 votos en blanco (1,86% del total de votos emitidos) y hubo 713 votos nulos (0,81%).