«La muerte de Adnan fue un mazazo; deja un hijo de diez meses», dice su primo
El primo de Adnan Saadouniel, zarauztarra fallecido cuando instalaba fibra óptica, dice que es de los peores empleos porque se cobra por instalación
Para H. A., primo de Adnan Saadounie, trabajador que falleció en febrero en Donostia tras caer mientras instalaba fibra óptica en una vivienda, la muerte ... de su familiar fue «un golpe muy duro, porque era como un hermano para mí», aunque admite que quien peor lo está llevando son los padres de la víctima, «que todavía no lo han asimilado. Era el único varón. Tenía una hermana, pero sus padres se apoyaban mucho en él», relata desde Zarautz, donde también vivía su primo desde los once años, cuando llegó a la localidad con sus padres. Señala que como musulmán acepta «la muerte como viene, puede ser natural o en un accidente como éste», pero en el caso de Adnan se añade que tiene un hijo de diez meses que prácticamente no va a conocer a su padre, recuerda.
Aunque señala que no conocía las condiciones en las que se produjo el accidente, explica que él también trabajó durante bastantes años en un trabajo similar con una subcontrata y que lo dejó en cuanto pudo «porque los ritmos son frenéticos, ya que normalmente se cobra por instalación o averías arregladas al día. Es uno de los peores trabajos que conozco», resalta. «A veces te exigen las propias subcontratas y otras te lo exiges a ti mismo para poder alcanzar un sueldo digno. Es un trabajo que no se lo deseo a nadie».
Explica que Adnan trabajaba para Ficotel, una cooperativa, que es una subcontrata de una gran empresa, como es Cotronic, que al mismo tiempo era una subcontrata de Movistar. «Si trabajas directamente para la empresa principal las condiciones suelen ser otras», aclara.
Hicham echa mano del teléfono para mostrarnos algunas fotos con su primo jugando a fútbol en la playa. Y es que Adnan era «muy deportista», como también recuerda Asier Garayalde, su entrenador de kickboxing en el club Kuraia Zarautz.
«Era un competidor nato. Estuvo entrenando con nosotros tres o cuatro años, hasta 2019. Lo tuvo que dejar por temas laborales, porque no era compatible y empezó a jugar al fútbol en playeros con un equipo de amigos», relata Asier.
Su entrenador explica que el año pasado le escribió diciendo que «quería volver a entrenar con nosotros». Su muerte fue también un duro golpe para Asier. Me llamó un compañero para contarme y casi me caigo para atrás. «Lo malo de que muera así, de forma tan repentina, es que no te puedes despedir de él. Es una persona que me ha marcado por su forma de ser. Por el club pasa muchísima gente, pero siempre estaba dispuesto a ayudarte».
Además, destaca sus virtudes deportivas. «Era hábil, rápido, dispuesto a entrenar y muy sacrificado, porque competir requiere mucho sacrificio y más cuando no eres profesional. Era amateur y competía a tope. Esto no te da para vivir, pero él podía haber llegado muy lejos», remarca Asier.
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