Los contratos fijos discontinuos se multiplican por trece en Gipuzkoa por la reforma laboral
En abril se suscribieron 662 contratos de este tipo tras entrar en vigor plenamente la nueva norma que obliga a que los empleos intermitentes sean fijos discontinuos
La reforma laboral aprobada el 28 de diciembre de 2021 con el objetivo, entre otras cosas de reducir la elevada temporalidad del mercado laboral español, ha convertido a los contratos fijos discontinuos en la modalidad estrella. Y es que gran parte de esa refoma descansa en el impulso de este tipo de contratos precisamente para frenar los altos índices de eventualidad. Y a la luz de los primeros resultados lo está logrando, más allá del debate de si se trata de un empleo de calidad o no.
Aunque la reforma entró en vigor en enero, desplegó todos sus efectos en abril. De hecho, en dicho mes, los contratos fijos discontinuos se multiplicaron por trece en Gipuzkoa en comparativa interanual, al realizarse un total de 662 contratos de este tipo frente a los 51 de un año antes. Si la comparativa se hace con 2019, año precovid, y con niveles similares de actividad laboral –aunque este año se ha superado la afiliación–, supone que se han multiplicado por nueve, ya que en dicho ejercicio se suscribieron 75 contratos fijos discontinuos.
Y es que hay que recordar que esta modalidad era prácticamente residual hasta la aprobación de la última reforma. Desde abril todos los contratos que incluyan una actividad intermitente, como pueden ser los de hostelería, el campo, o la educación, tienen que ser fijos discontinuos. También desaparecen los de obra y servicio –con gran incidencia en la construcción y en hostelería– que se convierten asimismo en fijos discontinuos.
La reforma daba un plazo de tres meses, hasta marzo para que los empresarios pudieran ir adecuando estos contratos y transformando los que ya existían a la nueva legislación a medida que vencían. Esto hizo que ya desde enero se fuera notando un aumento paulatino de la contratación fija discontinua, que se disparó en el mes de abril.
Por lo tanto si abarcamos todo el periodo, de enero a abril –este es el último mes sobre el que el Sepe ofrece datos de contratación desglosados por territorios–, los contratos fijos discontinuos se han multiplicado prácticamente por cinco, ya que se han registrado 1.471 en Gipuzkoa frente a los 310 de un año antes. En 2019 fueron 340 los contratos de estas características.
Los 662 contratos fijos discontinuos firmados en abril suponen el 17% de toda la contratación indefinida de dicho mes, que ascendió a 3.892; es decir, uno de cada seis, aproximadamente, mientras que los 1.471 de los cuatro primeros meses implica el 12,25% de todos los contratos estables suscritos en ese periodo; es decir, uno de cada ocho. Si se tienen en cuenta todos los contratos suscritos los fijos discontinuos firmados en abril son el 3,86%, y de los firmados en los cuatro primeros meses, el 1,81%.
Este 'boom' de los contratos fisjos discontinuos ha levantado con todo las alarmas de la Inspección de Trabajo en el conjunto del Estado y también en Euskadi, que ha puesto en marcha una campaña ante la sospecha de que una parte de ellos puedan ser irregulares.
Campaña de Inspección
La campaña que arrancó a finales de mayo con el envío en Gipuzkoa de 1.048 misivas dirigidas a empesas del territorio para regularizar 2.873 relaciones laborales, que incluyen además de los fijos discontinuos los contratos temporales. En el caso de Euskadi se han remitido 3.559 cartas a empresas sobre las que se sospecha que deberían revisar 9.950 contratos y adecuarlos a la reforma laboral.
Los destinatarios tienen un mes para revisar y regularizar las relaciones contractuales si no quieren enfrentarse a sanciones graves. Y es que la nueva reforma laboral las multas serán por cada relación contractual y no por empresa como hasta ahora.
Desde el Departamento que dirige la vicelehendakari, Idoia Mendia, indican que en dicha campaña están bajo la lupa los contratos temporales que superan los periodos máximos autorizados, la concatenación de contratos temporales, así como las irregulares en el uso del contrato fijo discontinuo (trabajadores indefinidos que por la naturaleza de su actividad desarrollan su trabajo de manera intermitente».
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En la primera remesa se enviaron 771 cartas por la utilización de contratos temporales que superan los periodos máximos autorizados, una conducta que se observa en el 1,1% del total de empresas, de ellas 204 de Gipuzkoa.
Otro grupo de cartas, dirigidas a 2.468 empresas vascas, de ellas 715 guipuzcoanas, se centran en la concatenación irregular de contratos temporales, que se observa en el 4% de las firmas. Y la tercera remesa de 320 cartas tiene como destino la revisión de contratos fijos discontinuos, que llegarán a 129 empresas del territorio.
Límites difusos y dudas
La aplicación de la reforma laboral está suscitando diferentes dudas a la hora de dicidir qué tipo de contrato debe realizarse en determinadas situaciones, ya que hay unos «bordes» entre los eventuales por circunstancias de la producción y los fijos discontinuos que pueden dar lugar a diferentes interpretaciones, según explica Raúl Calderón, socio de Sunion Abogados que trabaja en el departamento de Laboral.
Apunta que la Reforma Laboral busca precisamente favorecer la contratación estable como criterio general impulsando los contratos fijos discontinuos y reduciendo los temporales por circunstancias de la producción. Aclara que esta modificación también afecta a las contratas administrativas y mercantiles.
Calderón explica que los contratos por circunstancias de la producción tienen que estar justificados por un incremento ocasional e imprevisible de la actividad, mientras que los fijos discontinuos son empleos estacionales, de temporada o intermitentes que tengan un periodo de ejecución. Pero apunta que hay una variedad de casuísticas que pueden dar pie a diferentes interpretaciones. Así, indica que para cubrir los periodos de rebaja tendría que aplicarse el fijo discontinuo y también la contratación para cubrir las temporadas turísticas en el sector servicios. Con todo, indica que la Reforma Laboral deja abierta la posibilidad de que por circunstancias previsibles se puede realizar un contrato por circunstancias de la producción de hasta 90 días, siempre que el mismo trabajador no consuma el periodo entero. Además, indica que un contrato puede iniciarse con una causa concreta e ir desnaturalizándose en el tiempo, con lo que aumenta el riesgo de que pueda ser impugnado.
Todo ello lleva, según el abogado del despacho donostiarra, a que las empresas tengan que realizar una mayor previsión de su actividad y también una mejor gestión de cada contrato, por las obligaciones que se van derivando de los mismos, tanto de los eventuales por circunstancias de la producción como de los fijos discontinuos. Apunta que en algunas empresas es posible pero que en otras es muy complicado.
Así, por ejemplo, detalla que las empresas están obligadas a informar a los fijos discontinuos las vacantes que se produzcan en la empresa entre los trabajadores fijos, porque tendrán prioridad para ocupar esos puestos.
Raúl Calderón explica que como ocurre cada vez que hay una nueva normativa, las interpretaciones pueden ser diversas, con lo que de aquí a unos meses se verá la aplicación real de la reforma –hay que darle tiempo, indica– y también los problemas que surgirán y que acabarán algunos de ellos en los tribunales.
Desde su despacho están aconsejando a las empresas que la normativa va encaminada a ir tirando de fijos discontinuos aunque en determinadas circunstancias, más restrictivas que antes, se podrá aplicar el de circunstancias de la producción.
Explica que aunque en estos inicios la reforma «genera un pequeño vértigo entre los empleadores» a la hora de realizar contratos estables, con el paso del tiempo lo irán asumiendo. «Tiene que cambiar esa cultura».
Generará mucha conflicividad
Otro abogado experto en derecho laboral, Pablo Berriotxoa, incide en que la nueva normativa «va a generar gran conflictividad en la medida en que deja muchas cosas en el aire».
Indica que, a su entender, el contrato fijo discontinuo no se distingue mucho del que era de Obra y Servicio, que ha desaparecido. «Se establece cuando la discontinuidad es por la propia naturaleza de la actividad», explica. «De este modo todo lo que era de Obra y Servicio, salvo en construcción, que se ha creado un contrato específico –indefinido fijo de obra–, tendrá que ser fijo discontinuo».
También apunta a otro rasgo y es que el contrato fijo discontinuo solo puede ser a tiempo completo, salvo que se regule lo contrario en el convenio sectorial. De hecho, este aspecto está siendo ya motivo de negociación en algunos convenios sectoriales, como en el de Alojamientos de Gipuzkoa. Adegi y la Asociación de Hostelería Gipuzkoa pretende que pueda ser a tiempo parcial, una cuestión que no están dispuestos a admitir los sindicatos, con lo que se ha convertido en uno de los puntos más conflictivos de la negociación.
Otros aspectos a tener en cuenta, según Berriotxoa, es que para la antigüedad en los fijos discontinuos se computa toda la duración de la relación laboral –incluido el tiempo de inactividad–, mientras que en las indemnizaciones en caso de despido solo se tendrá en cuenta el tiempo de actividad.
En cualquier caso, las consultas a los despachos de abogados y asesores jurídicos se han disparado estos meses por parte de los empleadores, ante la incertidumbre de qué modalidad de contratación tienen que aplicar en determinadas circunstancias que antes se cubrían con contratos eventuales.
«El fijo de obra es igual de precario que elde Obra y Servicio»
Igor San José, responsable de Construcción de Gipuzkoa, señala que el contrato indefinido fijo de obra, que sustituye al de Obra y Servicio, «no supone prácticamente ninguna modificación, más allá de un cambio de nombre. Te puede dar algo más de continuidad pero no te la garantiza». Y se explica. Apunta que la única diferencia es que el fijo de obra compromete a las empresas a ofrecer otro empleo en otra obra, pero si no la tienen -como ocurre con las UTE cuando se disuelven- se quedan sin trabajo y tienen que indemnizarles con siete días, como ocurría hasta ahora con los de Obra y Servicio.
Además, indica que en Gipuzkoa la mayoría de las empresas están optando por hacer fijos a los trabajadores que tenían porque les compensa más en caso de despido objetivo la indemnización de 20 días que fijó la anterior reforma laboral -que son fáciles de justificar, dice- que el 7% del salario, que supone 25 días. Además, apunta que «muchos trabajadores renuncian a esa indemnización porque reciben presiones si quieren seguir trabajando». Y es que añade, que en la construcción «impera la ley de la selva». Por lo tanto, afirma que a día de hoy el fijo de obra «es igual de precario que el de Obra y Servicio y que hasta los fijos también penden del mismo hilo».