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Manuel Salaverria, en su despacho antes de la entrevista.
Manuel Salaverria, Presidente del cluster Gaia (electrónica, informática y telecomunicaciones)

«En tres años Euskadi no va a poder cubrir la demanda de empleo en tecnología»

Salaverria apela al mundo educativo y abre una puerta de esperanza a los estudiantes: «El desarrollo de la tecnología inteligente va a requerir de nuevos perfiles que necesitará el sector»

DAVID TABERNA

Lunes, 7 de julio 2014, 10:10

Manuel Salaverria no edulcora los calificativos. «La crisis ha pasado como un tornado sobre el sector», admite. Las cifras de Euskadi son cabezotas: caída de la facturación del 18% , pérdida de más de 1.200 empleos... Sin embargo, el presidente de Gaia, el cluster de la electrónica, la informática y las telecomunicaciones, cree que las nubes se empiezan a despejar y espera un 2014 que ponga fin a seis años de vía crucis. No sólo eso, advierte que la progresiva dotación de inteligencia a las nuevas tecnologías requerirá en dos o tres años un perfil profesional que Euskadi ahora no tiene, por lo que lanza un mensaje de esperanza para los estudiantes. Eso sí, reconoce que hay trabajo por hacer: «Vamos a tener que aplicar políticas de formación, de colaboración del sector con la Universidad para prepararnos y planificar las necesidades que a medio plazo podemos tener», señala.

Políticos, patronales y expertos sitúan al Estado y a Euskadi en la rampa de salida de fin de la crisis. ¿El sector de las telecomunicaciones, la informática y la electrónica también ve la luz?

Empieza a haber síntomas de que hemos tocado fondo y que se pueden empezar a invertir ciertas tendencias que hemos tenido desde 2008.

Pero la pregunta es inevitable. ¿Después de más de cinco años de vía crucis dónde está ahora el suelo?

-La crisis ha pasado como un tornado por encima del sector y ha dejado su rastro. En cinco años el sector ha perdido un 18% de lo que facturaba en 2008, lo que suponen 613 millones menos de ingresos. La caída ha sido tremenda. Lo que sí es cierto es que ese descenso en 2013, respecto a 2012, se atenúa. Ha sido del 1,5%, pero veníamos de un 8,5% de reducción del 2012 respecto al 2011. Por eso, empieza a haber síntomas de que estamos tocando suelo e iniciamos una rampa de recuperación.

¿El sector ni siquiera notó el pequeño repunte de 2011 que dio muchas esperanzas, aunque se frustraron pronto?

No, hemos tenido una bajada continuada. Quizá ese repunte estuvo más ligado a otro tipo de sectores y servicios.

¿Y cuál ha sido el impacto sobre el empleo?

En estos cinco años hemos perdido un 10,5% de los puestos de trabajo del sector.

¿Traducido?

1.256 empleos menos, con lo que eso significa de drama personal, profesional, y para el país por lo que supone de pérdida de conocimiento. Pero en 2013 el empleo se mantuvo respecto a 2012. Toda la pérdida se produjo entre 2008 y 2012.

¿Ya no se podía perder más?

Creo que son varias las razones. Las empresas han estado sometidas a procesos de reorganización y reestructuración desde 2009. Por lo tanto, sí que hay un efecto suelo, y también la sensación de que las empresas ya están redimensionadas ante la situación, y se puede aguantar. Y por último, diría que tanto el sector, como el empresariado vasco, se caracterizan por la gestión de las personas. Para el mundo industrial vasco, el mantenimiento de los puestos de trabajo es una prioridad.

¿La responsabilidad de tamaña caída es del mercado estatal?

Son varios los factores. En primer lugar, hay una caída de la demanda bestial. Se paraliza la inversión. Nuestro sector está muy ligado a las inversiones de otros sectores industriales, y eso se paraliza. Sería el gran causante. Por otro lado, una parte de sector ha tenido capacidad para internacionalizarse. Pero otra no, y no ha podido buscar mercados para compensar esa caída de su mercado habitual.

Ahora las empresas de Gaia exportan el 40% de lo que facturan. ¿No cree que es un porcentaje aún bajo?

No, creo que es un porcentaje bueno. El objetivo para 2016 era el 50%. Estamos en ese camino. El problema es que está muy descompensado. Hay subsectores de Gaia fuertemente internacionalizados y otros todo lo contrario. La apuesta exterior se concentra en empresas de tamaño mediano-grande dedicadas a la electrónica, al hardware. Son empresa ligadas al sector energético, con empresas tractoras que les han impulsado. Esas empresas han crecido y no han tenido pérdida de empleo. Las que han sufrido son empresas pequeñas, muy centradas en el cliente local. Pero ha habido firmas con productos locales, como la formación 'on line', que mediante alianzas han colocado sus productos en el exterior.

¿Qué países necesitan la tecnología vasca?

Latinoamérica es un objetivo claro. El mundo oriental también. Trabajamos en ello. Pero eso no nos debe hacer olvidar a Europa. Tenemos productos para ser colocados en un mercado tan competitivo como el europeo.

¿El sector está preparado tras su redimensionamiento, para engancharse al tren de la recuperación?

Daría un sí categórico. La crisis ordena, reestructura y te obliga a adaptarte. Y la crisis también ha desarrollado una cultura empresarial diferente, mucho más enriquecida con iniciativas nuevas, búsqueda de oportunidades, tener la clara conciencia de que el mercado es global.... Y la crisis nos está abriendo a nuevos espacios de oportunidad. Esto hay que ligarlo a las políticas públicas de Europa, España y Euskadi. Europa lanza la iniciativa de especialización inteligente, y las directrices son asumidas por el Gobierno Vasco. El Ejecutivo vasco ha desarrollado su plan de industrialización, que afecta de lleno al sector TIC, con iniciativas en fabricación avanzada, energía, salud, y desarrollo del territorio. Estas cuatro áreas son un espacio de oportunidad para el sector vasco.

Tras seis años de recortes en las instituciones, ¿el sector se ha sentido marginado de las prioridades?

El sector ha sabido reconocer y adaptarse a la situación. No hemos estado reclamando de manera permanente. Hemos sido conscientes de la falta de recursos. Pero sí hemos trabajado para que los recursos que hubiera se encauzaran de la mejor manera. Hemos pasado de la inversión, de la subvención para conceptos o ideas, a una subvención más dirigida a productos susceptibles de colocarse en el mercado. Para el sector ha supuesto un cambio de mentalidad. Y eso dará sus frutos.

¿Algunos sectores de la I+D+i se habían malacostumbrado a la barra libre institucional sin que se les pidieran cuentas?

No diría malacostumbrado. Tú vives en función de las cosas que te rodean. Si esas circunstancias son buenas las intentas aprovechar. Tampoco la I+D+i se dedicaba solo al desarrollo de habilidades o conocimientos, siempre hay un objetivo de producto. Pero ahora se ha acentuado. Y yo agradecería la fuerte relación que ha habido entre Gaia, el sector y la Administración. La época de crisis nos ha enseñado a optimizar más.

¿Cuánto tardará el sector en recuperar todo lo que ha perdido?

No me atrevo a sacar la bola de cristal. Pero estamos empezando a prever que si se cumplen expectativas en dos o tres años el sector puede tener un problema de falta de personal para cubrir la demanda que esperamos. Vamos a tener que aplicar políticas de formación, de colaboración del sector con la Universidad, con el fin de prepararnos y planificar las necesidades que a medio plazo podemos tener. Se estima que la demanda se incremente y la tipología de perfil va a estar requerida por todos lo que tecnológicamente está floreciendo.

¿Y qué es de lo que carecemos ahora mismo?

Primero hay que definir e imaginar esos perfiles y luego hacer una labor de promoción del mundo tecnológico y de las TIC, que en los últimos años probablemente hayan perdido glamour frente a otro tipo de formaciones, no solo humanistas sino también técnicas. Hay que hacer un poco de marketing del sector para recuperar posición en la mente de aquellos jóvenes que ahora están decidiendo su futuro profesional.

¿En dos o tres años habrá empleo?

Va a haber empleo y un empleo que ahora no tendríamos facilidad para cubrir. Hay que prepararse. Creo que vamos hacia un mundo en el que vamos a dotar de inteligencia a muchos de los productos y servicios que estamos en este momento posicionando en el mercado.

Ponga un ejemplo.

Hablo de dotar de inteligencia a una máquina herramienta o a un dispositivo que controla la red o el consumo eléctrico. Estamos rodeados de 'smart' (inteligente): smart tv, smartphone. Esa 'esmartización' se está produciendo a grandes velocidades. Cuando dotas de inteligencia al producto tiene un gran volumen de información de lo que ha pasado y puede pasar. Comenzamos a convertir ese producto en un servicio. Esa barrera se difumina. Ahora están de moda todos los productos relacionados con la salud cotidiana: las pulseras que te miden los pasos, por ejemplo. Lo siguiente será decirte cuántos pasos debes dar para adelgazar un kilo o cuánto tienes que comer... Se empiezan a desarrollar servicios y el límite es la mente, la imaginación. Hay una gran oportunidad.

¿Cuándo vamos a vivir dentro de esas películas de ciencia ficción? ¿Mañana ya?

No creo que haya un cambio drástico, sino que será todo muy progresivo. Nos estamos acostumbrando de una manera natural. Hay retos, como que no haya barreras de edad, que sean fáciles de usar... Hemos sido capaces de gestionar todo un ecosistema que va a hacer surgir una economía nueva. Si seguimos trabajando como hasta ahora, nos posicionaremos en ese mundo de una manera sólida.

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