A pesar de sus buenas intenciones iniciales, el Gobierno se ha rendido. ¿A sus contrincantes políticos? No, que va. Se ha rendido al sentido común ... y a la evidencia y se ha rendido a la contundencia de las cifras. Todo ello es muy disculpable, salvo que lo podía haber pensando antes y darse cuenta de lo que es posible y de los que es imposible. Tampoco era tan difícil. Por ejemplo sabía que podría empeorar las cuentas de las pensiones y a ello se afanó con entusiasmo. ¿Qué importa la quiebra del sistema cuando la dicha llega con ella? Actualizó las pensiones con el IPC a pesar de que todos los que han opinado sobre ello y conocen el asunto se han posicionado en contra de hacerlo pues hay muchas mas variables que inciden en el sistema y es obligado contar con ellas. Sin ir más lejos su propia ministra de Economía. Ha mejorado las pensiones de viudedad e introducido algún asunto más de esos que siempre suscitan el contento de la ciudadania. Y como estarán contentos, el presidente espera que le devuelvan el favor metiendo su papeleta en la urna en la próxima cita electoral.
La pena es que todo lo hecho mejora el bolsillo de los afortunados y empeora el equilibrio del sistema en su conjunto. ¿Y, a quien le importa tal cosa? Este año habremos cerrado el déficit en una cifra muy cercana a los 20.000 millones de euros ¿Y a quien le importa tal cosa? ¿No ha tenido tiempo para aplicar sus recetas mágicas para el arreglo del sistema? Pues no pasa nada. ¿A quien le importa tal cosa? El dice y propone lo que a la gente le gusta oír, pero todas las medidas de corrección del déficit y de estabilidad del sistema se las queda para mejor ocasión, si llega y si las tiene, claro.
El desastre de las pensiones se manifiesta en que mientras las calles se atascan de personas indignadas con el monto de los ingresos que perciben, el agujero crece y crece sin que consiga acelerar los trabajos de los políticos. Es muy cierto que el problema no lo ha creado, Sánchez, el solo no lo ha resuelto y lo ha empeorado un poco. Pues no pasa nada. Vamos bien.
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