«La reforma laboral del Gobierno no es la solución ni para las empresas ni para las personas»

–Afronta un segundo mandato. ¿Cómo ha sido el primero?

–Lo que defiendo representando a las empresas de Gipuzkoa desde Adegi está muy alineado con lo que yo mismo pienso. He descubierto cosas, como estar expuesto a la prensa, pero en general me he sentido cómodo y, sobre todo, válido para la misión y con capacidad de aportar. Y muy orgulloso.

–¿Y ahora?

–Hemos trabajado desde 2014 en la Nueva Cultura de Empresa, que es algo en lo que creemos profundamente, toca la materialización a gran escala de este concepto para ponerlo a disposición de las empresas más allá de Gipuzkoa y de Euskadi. Lo queremos abrir al mundo. Hemos trabajado mucho, implicándonos hasta las cachas. La mejor muestra es poner tus dineros en algo, y eso hemos hecho en Fabrika, que supone industrializar lo que antes trabajamos en el garaje. El edificio, que ya está en obras, esperamos inaugurarlo a finales de 2022 o principios de 2023. Pero otra cosa es el contenido y los programas de transformación cultural, que estamos trabajando ya con cerca de 50 empresas comprometidas con ello y conformando los equipos de entrenadores y la estructura.

–¿Veremos algún día a los sindicatos vascos en ese proyecto?

–Eso sería ideal. Fabrika es una fundación que no va a depender de Adegi, aunque sea el padre de la criatura, y cuyo patronato está abierto al mundo, también a las organizaciones sindicales. Sin personas no hacemos empresas. Ponemos encima de la mesa la defensa de las dos cosas sin que una menoscabe la otra, quien quiera aportar está invitado.

–Adegi acaba de aprobar una nueva Reflexión Estratégica...

–Es donde fijamos nuestra visión, nuestra misión y nuestros retos a liderar. En el 21-24, y de forma muy resumida, abogamos por una idea clara: «Mejor empresa, mejor sociedad». Si nuestras empresas son mejores van a ser capaces también de tener mejor empleo, de aportar más ingresos fiscales y de tener a gente mejor formada. Son un agente transformador. El bienestar de cualquier sociedad depende del nivel de sus empresas. Así de claro.

–¿Podemos decir que la crisis en Gipuzkoa ha pasado ya?

–No. Los hechos nos demuestran que estamos mejorando, que hay una recuperación, que la confianza ha retornado y que hemos superado lo peor de la crisis sanitaria y, por tanto, de la económica, pero aún hay mucha incertidumbre sobre la inmunidad de rebaño y la vacunación en el mundo.

–He escuchado a varios empresarios que les preocupa la posibilidad de volver a confinamientos o limitaciones de actividad...

–Es un hecho. Yo hoy tenía una reunión y se ha suspendido por un contagio; están viendo a quién aíslan. Eso preocupa. En las empresas se toman medidas, pero es un hecho y eso lastra la actividad. Sigo siendo optimista sobre la economía, pero esa incertidumbre está ahí.

–En mayo, Confebask pedía flexibilidad para poder hacer ajustes 'amables'. ¿Quedan ajustes de empleo por hacer?

–Lo más amable es que no haga falta el ajuste. El Covid ha provocado situaciones coyunturales, pero dejará otras estructurales. Por ejemplo, las reuniones virtuales, que eso afecta a ciertas actividades.

–¿Y la industria?

–Regresamos poco a poco a la situación precovid, y con ello a los retos que las empresas ya tenían. La falta de competitividad, el envejecimiento de la población, el sistema de pensiones, ... La flexibilidad es una necesidad inherente a cualquier empresa para adaptarse a la demanda.

–¿Pero hace falta más para acompasar la salida de la crisis?

–Si es un tema coyuntural ya hemos tenido los ERTE, que son súperpositivos. Con los cambios de paradigma es posible que haga falta hacer ajustes. Pienso en la automoción o en lo relacionado con los carburantes y los tuberos.

–¿Qué opina de la reforma laboral que plantea el Gobierno? Aquello de más contratos fijos y menos temporales...

–Podíamos tener un único contrato, pero con la flexibilidad suficiente. Esa es la clave: las cortapisas que se han puesto a las empresas en ese sentido. Donde hay un despido libre no tienen tantos contratos.

–El despido es libre. Lo que no es, es gratis...

–Una empresa que no tenga garantizada actividad durante un tiempo no puede hacer una contratación indefinida, pues sabe que si tiene que prescindir de alguien sufre una penalización. Eso desde Europa no se entiende. Cuando prescindes de alguien es que te ha bajado la actividad. No es un capricho. Lo que plantea la ministra no es una solución ni para las empresas, que necesitan flexibilidad, ni para las personas, que requieren seguridad.

–¿Lo planteado por el Gobierno puede retraer la contratación?

–Sin duda. Si te constriñen tanto te puedes plantear seguir aquí o irte a otro lado. Tenemos que lograr las mejores condiciones para que se creen empresas y vengan de fuera aquí. Pero si tienes un marco constreñido en lo laboral, y muy penalizador en lo fiscal...

–¿Y el endurecimiento de las prejubilaciones?

–No sé el impacto exacto de frenar las prejubilaciones o de alargar la vida laboral, pero sí sé que son soluciones muy parciales para solucionar el problema del déficit de la Seguridad Social. No se le mete mano. Ya aparecerá algún dirigente valiente. Lo malo será que Bruselas nos obligue.

–¿Hace falta subir el SMI?

–Aquí afecta poco. En todo caso, en un momento de crisis, hablar de reformas y de cambios no conviene. Ya lo decía San Ignacio de Loyola: «En tiempos de tribulación, no hacer mudanza». Los salarios normales en Gipuzkoa se siguen revisando; no ha parado salvo en casos excepcionales.

–¿Hacen falta incentivos fiscales para impulsar la remontada? A la reinversión, a la I+D...

–La fiscalidad debería ser neutra para las empresas. Y no hablo solo del Estado, sino en el planeta. Las mayores diferencias no las tenemos con Madrid sino con Asia. Aquí en Gipuzkoa teníamos las Sociedades de Promoción de Empresas, que de una forma inteligente se articuló y después se quitó por un cambio de gobierno con otra visión sobre la empresa. Además, había malos usos por algunos 'aprovechateguis'. Pero si el euro que le quitas a una empresa vía impuestos se lo dejas para que cree actividad, ¿cómo te rinde más?

–¿Habría que recuperar las SPE?

–Para mí, sí. Desde una visión egoísta de la Administración, sí. Dejar ese euro no para que se lo repartan sino para reinvertir. Además, tenemos en Euskadi un Concierto Económico y una capacidad de decisión. Sería interesante planteárselo.

–¿Qué esperanzas tiene puestas la empresa de Gipuzkoa en los fondos 'Next Generation'?

–Llevamos ya hablando de ellos un año. Y a día de hoy no se sabe cómo los vamos a gestionar ni cuándo o cómo van a llegar a nuestras empresas. Ni la ventanilla, ni el órgano competente. Hay mucha expectación y todo el mundo cree que es el maná que viene del cielo, pero hay mucha incertidumbre. Se habla mucho del hidrógeno, del tema medioambiental, de lo digital... pero yo no oigo nada concreto sobre canalizar las ayudas a nuestra realidad industrial, que tiene un tamaño medio de 5,9 personas por empresa. ¿Un taller de cinco personas puede liderar un proceso de digitalización? Tenemos una carencia de competitividad.

–¿Incluso en Gipuzkoa?

–Claro. Es muy deseable que las empresas hagan I+D, pero con ese tamaño...

–¿Está preparada la empresa guipuzcoana para las transiciones de las que todos hablan?

–'Per se', no. No lo está. Por eso echo en falta eso que le digo. Yo interpelo al Ministerio de Industria o a quien sea a que lo aclare. Además, el número de empresas industriales está cayendo. Nos preocupa a las organizaciones empresariales. Competitividad. Hablo de competitividad. Tenemos cientos de tallercitos de mecanizado. ¿Podíamos juntarlos en una sola empresa con miles de empleos y capacidad de hacer I+D? Eso lo he visto en Francia. Hablo de una reconversión.

–Una palabra dura en Euskadi...

Es un tema para reflexionar. Si no lo hacemos, cómo vamos a competir. Los suizos tienen sueldos de Suiza y son mecanizadores muy competitivos. ¿Qué vamos a hacer nosotros? Si solo tengo como ventaja una mano de obra más barata, lo tengo chungo. Hay que aprovechar los fondos europeos, que nos los van a prestar. ¡Aprovechar! De forma inteligente y no para comérnoslos. ¿Queremos un futuro de turismo y gastronomía o de industria?

–Vemos surgir en Gipuzkoa una industria de las biociencias. ¿Antesala del paso del buzo manchado de aceite a la bata blanca?

–Somos atractivos y un territorio lleno de posibilidades, lo que ha permitido que Viralgen, con un promotor madrileño y un fondo americano por detrás, haya recalado aquí, con esos puestos de trabajo. Siendo una 'start-up', pues no ha empezado a producir. Podía haberse quedado en Madrid, que según dicen es muy atractivo, pero ha aterrizado aquí. Y no es la única multinacional. Mire Mercedes o Michelin. ¿Hay que promover ese tipo de empresas y renunciar a lo que tradicionalmente nos ha ocupado, como la máquina-herramienta o el sector mecánico? ¿Tenemos que renunciar? ¿Hay que apostar por el hidrógeno o las biotecnologías y no apoyar a lo que tenemos? Creo que no. Sería dejarnos ganar otra batalla. Hay que estar en vanguardia, pero defender lo que tenemos. Hay que apostar por nuestra industria, haciendo políticas inteligentes. Por ejemplo, eso del tamaño de la empresa nos lo tenemos que hacer mirar. Tenemos un debate abierto en las asociaciones empresariales y estamos muy preocupados.