«Se debe aprovechar nuestra fiscalidad para amarrar los centros de decisión a Euskadi»
El presidente de Elkargi pone en valor la figura del empresario y asegura que «la idea de ganar millones está muy lejos de la realidad»
Lander Arteche, que lleva en la sangre la esencia de la empresa familiar vasca, preside Elkargi desde hace unos meses. Apuesta por poner la SGR ( ... la mayor de España) al servicio de las pymes, a las que a veces el mundo financiero les resulta complejo, y apuesta por usar la fiscalidad para favorecer la actividad y anclar a las empresas a Euskadi.
–¿Qué tal lleva su nueva responsabilidad en Elkargi?
–Como dice un amigo, en perfecto desorden. Lo que más me ha sorprendido es la exposición pública que tiene Elkargi. Intento ponerle alma a todo lo que hago.
–Con 23.000 empresas como socios, Elkargi es un buen termómetro. ¿Cómo está el patio?
–La realidad de los números en Euskadi es mejor de lo que estaba previsto, aunque los tiempos convulsos en los que nos movemos obligan a trasladar una perspectiva de incertidumbre y de estar gestionando siempre riesgos y oportunidades. Una de las cosas que más nos preocupa es cómo podemos ser un instrumento de ayuda para esa realidad, en la que conviven empresas con circunstancias distintas. Muchos de nuestros socios son pymes, a veces las que más sufren; tenemos que acompañarles, formarles, ayudarles... Eso no quita para que sean competitivas y ágiles, que lo son. Lo que pasa es que quizás no acceden a servicios a los que sí llegan las grandes, las primeras a las que se ofrece productos innovadores.
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–¿Cómo va la propia Elkargi? El año pasado financiaron por valor de 455 millones de euros...
–La previsión es cerrar un año de 400 millones de riesgo aprobado. Bordeando el presupuesto.
–En junio aseguraban que la inversión en Euskadi no paraba, pero desde entonces ha surgido otra guerra y los tipos de interés y la inflación no dan tregua...
–Tenemos unos 60 millones en proyectos de inversión, muchos de ellos vinculados a financiación alternativa que implica diversificación. También es verdad que hay más restricción al crédito y las empresas son conservadoras, pero no deja de haber proyectos. Quizás son más prudentes. Probablemente lo que ha habido es una aceptación de un escenario de tipos que se va a quedar ahí un tiempo. Yo creo que vamos a estar dos años con tipos altos, que irán bajando progresivamente al 2% o 2,5%. Lo de antes, con tipos negativos, era antinatura. Eso generaba una bola de financiación excesiva. Las empresas se van a adaptar a esta realidad como lo han hecho a otras mucho peores.
«La falta de talento es 'el problema'. Tenemos que integrar y formar a gente de fuera que compense lo que no tenemos, gente»
–Ustedes avalaron 750 millones en el Covid. ¿Se están pagando? ¿Aparecen los morosos?
–Tras los periodos de carencia se están atendiendo puntualmente. No vemos ningún problema ahí.
–La foto que dibuja es bastante positiva...
–Soy optimista. Y el tejido productivo vasco gestiona la incertidumbre muy bien. Si hay que invertir se invierte y si se ha de cancelar deuda, se hace. Y soy consciente de la realidad de países como Francia o Alemania, destino de nuestra exportación. Piense que son muy exigentes y no es tan fácil sustituirnos.
–Hablando de avales, ¿hay que avalar a Gamesa, que pide ayuda a España y Alemania?
–¿Por qué no vas a poder apoyarle? Aunque tenga un dueño que ya no es de aquí sí que tiene una imbricación con Navarra, Gipuzkoa o Bizkaia, y esa realidad tiene que seguir existiendo.
–Apelo a su condición de miembro de una importante empresa familiar vasca. ¿Comparte la idea del maltrato al empresario?
–Sí (rotundo). Claramente. Hasta nos han cambiado de nombre y somos 'emprendedores'. Ser empresario es tener una responsabilidad y unas obligaciones enormes, con tus trabajadores, con tus proveedores y con tus clientes. Sabiendo que estás generando empleo y riqueza social escuchas cosas como que «está ganando millones», bastante alejado de la realidad. Y son igual de empresarios los autónomos, las pymes y las grandes.
«Yo creo que vamos a estar dos años con tipos altos, que irán bajando progresivamente al 2%. Lo de antes era antinatura»
–¿Es más que una rabieta?
–No es una cosa circunstancial, es un hastío. En las negociaciones sindicales o en cualquier cosa, lo que se escucha es que te estás lucrando. Y no es así. Las empresas de cinco trabajadores tienen dueño, y no salen en la tele pero les afecta igual.
–¿Ese hastío puede tener consecuencias prácticas en Euskadi?
–La negociación con los sindicatos es algo normal, pero lo que no tengo tan claro es el mantra de la confrontación. Y sí, la gente se plantea las inversiones en función de la rentabilidad, y cuando tienes una conflictividad fuerte y problemas de bajas laborales brutales eso entra en el análisis final. Todo influye.
–Elkargi defiende usar la fiscalidad como vía de financiación de las empresas. ¿De qué estamos hablando?
–Tenemos que buscar todas las herramientas, también las fiscales. Por ejemplo, desde los incentivos fiscales al I+D o la actividad cultural, que ayudan a que proyectos culturales o de innovación puedan financiarse al tomar como financiación beneficios de otras empresas que tendrían que destinarlos al pago de impuestos y que, a su vez, logran bonificaciones en Sociedades. Conectar al que tiene capacidad y al que tiene la necesidad es beneficioso para todos. Me parece una herramienta maravillosa. Y encima, si somos capaces de poner la garantía desde Elkargi, perfecto.
Reforma fiscal
–Estamos a las puertas de una reforma fiscal en Euskadi. Alguna sugerencia...
–Los momentos en los que a Euskadi le ha ido bien, y pienso en el tejido empresarial, ha sido cuando hemos sabido, podido y querido gestionar nuestras herramientas fiscales, el Concierto Económico. Tenemos todo para poder hacer atractivo el proyecto Euskadi a nivel empresarial a muchísimas empresas. Eso no significa dejar de pagar, eso implica pagar lo que tengas que pagar en cada momento, consciente de las realidades sociales del país. La fiscalidad tiene que servir para evitar deslocalizaciones, salidas de empresas y de centros de decisión del país. No hablo de ningún impuesto concreto sino de todos. Tenemos muy interiorizado el concepto de arraigo. Que el centro de decisión esté amarrado en Euskadi es fundamental y para eso se debe aprovechar la fiscalidad.
–¿Qué le sugieren los mensajes de Repsol/Petronor de congelar las inversiones a la vista de los impuestos a las energéticas?
–No tengo claro que las razones de las decisiones de una empresa como Petronor, tan importante y con tanto conocimiento, sean exclusivamente esas. No lo sé. No tengo conocimiento suficiente. El concepto de seguridad jurídica lo tenemos presente todos.
–¿Y existe hoy en España?
–Sí. La duda es que se quiera modificar. Lo único que pudiera haber es la incertidumbre en todo el ámbito empresarial.
–Acaban de presentar el fondo de inversión 'Bidegiñ' junto a Kutxabank y Fineco. ¿Qué es?
–Financiación alternativa a proyectos de alto crecimiento y bajo endeudamiento que nacen en nuestro país para los inversores privados que ponen su dinero en busca de una rentabilidad. Para lo que decíamos antes, amarrarlos a la realidad de Euskadi y mantenerlos aquí. Estamos implicados tres agentes con un conocimiento muy profundo de la realidad de aquí.
«Es mucho mejor que sea Nadia Calviño quien presida el BEI que un polaco que no concemos, ni él a nosotros»
–No sé si estamos muy acostumbrados a esto... ¿Habría que hacer más pedagogía?
–Las personas identifican la cercanía como algo positivo. Los tiques medios de los pequeños inversores rondarán los 150.000 euros, pero en estos fondos vas a tener siempre tramos institucionales, mayoristas, de todo... Es un fondo a 15 años, el primero de estas características en España.
–Han surgido en Euskadi en los últimos tiempos varios fondos con el arraigo como 'leit motiv'. Hablo de Finkatuz, Stellum... ¿Qué está sucediendo?
–Pues que por fin estamos viendo la necesidad de ayudar al tejido industrial. Creo que lo que hacemos es bueno para las empresas. El que existan fondos para invertir en proyectos de país es el camino.
–¿Y ya hay dinero suficiente para todos esos fondos?
–(Sonríe). Siempre es necesario pero nunca es suficiente. Creo que el que haya fondos es muy bueno.
–¿Y quieren las pymes vascas meter en su capital a un fondo que se les siente en el consejo?
–Las empresas son inteligentes de por sí. ¿Qué es lo mejor? Yo, por mi experiencia en la empresa familiar, he visto que la incorporación de independientes en el consejo da una fortaleza enorme. Es una realidad. De la misma manera, tienes que usar herramientas financieras que usan otros para diversificar. Lo que si ha habido es una excesiva bancarización en la industria vasca. Hace falta pedagogía en la pyme, y la nueva Elkargi lo va a hacer, pero hay proyectos.
–¿Está surgiendo una nueva cultura financiera en Euskadi? Se está ultimando un Clúster en ese ámbito. ¿Qué papel quiere jugar ahí Elkargi?
–Queremos ser patrocinadores. Que haya un ecosistema financiero estable y que funcione es muy bueno. De hecho, si existen en aeronáutica, tecnología, energía, automoción... por qué no va a haber uno financiero. Es recuperar lo que tuvimos, adaptándolo a las nuevas realidades.
–Elkargi lleva tiempo ya en Madrid. ¿Cómo les va allí?
–Nosotros sabemos quiénes somos, dónde está nuestro origen y nuestro negocio. Y eso va a aseguir siendo así. Somos una empresa nacida aquí y nuestro mercado está aquí. Aunque allí siempre hay filiales de empresas vascas u otras nuevas...
«Una conflictividad fuerte y bajas laborales brutales son elementos que entran en el análisis de nuevas inversiones aquí»
–Ya que hablamos de Madrid, ¿le puedo preguntar por la 'efervescencia' política de la capital y su impacto en la empresa?
–Desde un punto de vista más personal que otra cosa, nos gusta trabajar con seguridad jurídica, que ya existe. Aunque hay que adaptarse a lo que surja. Pero hemos navegado en mares peores.
–Las pymes vascas dicen que los fondos Next Generation ni están ni se les espera...
–Los fondos existen, llegan, pero probablemente con unas velocidades distintas de las que se esperaban. Yo entiendo que una Administración que tiene que gestionar semejante volumen de recursos, y con transparencia y rigor, pues que tenga que analizar las cosas. También se han detectado necesidades de mejora en la digitalización de la Administración. Será algo a trabajar.
–Uno de los grandes hitos de Elkargi fue el acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones para compartir el riesgo de financiaciones a pymes. ¿Cómo ha funcionado?
–Hemos movilizado unos 50 millones de euros. Otra herramienta más. Nos enorgullecemos de que tenemos una relación con las instituciones muy buena. Nos sentimos cómodos con la colaboración público-privada.
–¿Hasta qué punto sería importante para la empresa española y vasca que Nadia Calviño pudiera presidir el BEI?
–De nuevo, cercanía y conocimiento. Es mucho mejor que sea Nadia Calviño quien presida el BEI que un polaco que no concemos ni él a nosotros.
–¿Qué le sugiere una semana laboral de cuatro días?
–Pueden ser maravillosas en determinados ámbitos, pero si tienes que trabajar con países, realidades y husos horarios diferentes de los tuyos... Una vez en un banco durante una reunión vi una parte de una mesa que estaba vacía, y pregunté ¿estos están enfermos? Me respondieron que llegaban más tarde, que eran los que trabajan con Tokio. Te tienes que adaptar.
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