Los cuatro factores que no dan respiro al precio de la cesta de la compra

Sabedoras de estar en las últimas semanas en el ojo del huracán, las cadenas de supermercados señalan, en base a estudios del propio Gobierno central, que se llevan el menor porcentaje del precio final y que los márgenes de beneficio que tienen son relativamente bajos (entre un 1% y un 3%). «El proceso inflacionario no se ha detenido», resumen a modo de conclusión.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, se reúne mañana con los supermercados para analizar la evolución de precios, pero varias de estas cadenas explican a este periódico las razones. Fuentes de Eroski, principal firma de distribución de Euskadi, señalan que «la bajada del IVA es una medida adecuada que ayuda a limitar el impacto de la inflación pero no detiene el proceso inflacionario». En su caso, los proveedores siguen llamando a la puerta «para anunciar nuevas subidas».

La firma de Elorrio cree que la bajada del IVA en carne, pescado o yogures hubiera ayudado «porque son productos frescos que forman parte de la cesta del consumidor», y explica que el nuevo impuesto al plástico supone una amenaza para miles de empresas ya que implica un sobrecoste de 700 millones de euros anuales para el sector del gran consumo (datos de las patronales) «en un momento de especial tensión». Este impuesto al plástico no reutilizable o de un solo uso, como el de las botellas de agua o los briks de leche, supone un 1% de encarecimiento de la cesta de la compra, según fuentes del sector. El agua mineral se ha encarecido, por ejemplo, un 8% de media. «Lo paga el fabricante, pero lo repercute al supermercado», explican las fuentes de Eroski.

Desde BM Supermercados, por su parte, lamentan que «se quedaron exentos de reducción productos básicos para una dieta completa y saludable, como los frescos, carnes y pescados, que, al mismo tiempo, son de mayor coste». Pese a la rápida eliminación o reducción del IVA en los precios de esta cadena, desde esta firma reconocen que «el incremento de las materias primas y de la energía y carburantes» está en la clave de que no bajen los precios. «La subida de los costes en origen a los productores ha sido del 38%, y el IPRI de la industria alimentaria del 20,5% mientras, que la inflación ha sido del 15,4%», añaden.

Parecida opinión expresan fuentes de una de las de las principales cadenas de supermercados que operan en España, que agregan a todos los factores enunciados otra razón más que encarece los alimentos: el factor estacionalidad de determinados productos «como la fruta, que algo ha subido». Esta compañía cifra en un 2% la subida de los alimentos afectados por el impuesto del plástico. En su caso, estiman en un 11,3%, el alza del carburante que influye en toda la cadena de producción de los alimentos.

Y es que en estos últimos doce meses, marcados por la Guerra de Ucrania, que ya venía precedida por una tendencia inflacionista, productos básicos para la explotación agrícola o ganadera, como los fertilizantes o piensos, también se han disparado a «cotas históricas» reflejándose en los tickets del supermercado, señalan desde la patronal Asedas. En una lechuga, el coste del fertilizante, y el alza del carburante para el transporte inflan su costo final. Y si hablamos de una lechuga envasada, se encarece todavía más ya que entran en juego el proceso de transformación industrial (costes de la electricidad) y el nuevo impuesto al plástico.

Los productores industriales están transmitiendo a los supermercados que tienen problemas para mantener el precio por los elevados gastos. Los alimentos transformados (envasados o elaborados) tienen en su cadena de valor más eslabones que pueden incrementar su precio. Estos son los productos más inflacionistas por «la energía necesaria en su proceso industrial, el packaging y el transporte. Por el contrario, los productos frescos, teniendo menos eslabones que pueden incrementar su precio, es cierto que viven de la temporalidad y su precio oscila en función de aspectos difíciles de controlar como la climatología, explican desde Eroski.

Todas las cadenas de distribución consultadas coinciden en desmentir que se estén enriqueciendo a caballo de este incremento del precio de los alimentos. «Los márgenes de los supermercados son los más ajustados de la cadena de di stribución, puesto que somos el último eslabón y tenemos que aplicar un precio que ya viene condicionado por los costes que soportan otros sectores y las circunstancias económicas». «El incremento de precios que sufrimos es muy superior al que estamos repercutiendo al cliente», explican desde BM Supermercados.

Eroski también está haciendo un gran esfuerzo, a costa de «reducir nuestro margen de beneficio», por no repercutir la totalidad de las subidas de costos en el consumidor, que en su caso cifran en un 3,5% en la cesta de la compra, menor que la media (15%). Las marcas blancas de cada cadena, que ellas controlan, sí les permiten algo más de ganancia.