Confebask reconocerá en un acto público a los empresarios que sufrieron el acoso de ETA

Confebask planea celebrar un acto de reconocimiento a los empresarios vascos que sufrieron el acoso de ETA. Pese a que, según aseguran, todavía se encuentra en una fase embrionaria, la patronal considera necesario reivindicar públicamente el papel, en su mayoría silencioso, de aquellos empresarios que, pese a ser víctimas del chantaje de los terroristas, «resistieron y apostaron por su tierra». Pero también de aquellos que tuvieron que marcharse de Euskadi empujados por «el miedo».

Los datos hablan por sí solos. En 1975, ETA-pm inició el cobro del denominado 'impuesto revolucionario'. En diez años, según figura en la documentación incautada en la fábrica Sokoa -la «oficina de contabilidad» de la banda-, habría llegado a recaudar por este medio 1.163 millones de las antiguas pesetas (algo menos de 7 millones de euros), llegando a exigir el abono de cantidades que ascendieron a 400.000 euros. Cometió cerca de un centenar de atentados contra empresarios que se resistieron a pagar, doce de los cuales fueron asesinados. Sin olvidar los secuestros, que superaron los ochenta: los terroristas recaudaron «entre 101 y 104 millones de euros», que les permitieron financiarse durante veinte años. La cantidad más alta fue de 1.200 millones de pesetas, por Emiliano Revilla.

«No es que te tengan que dar una palmada en la espalda, simplemente decir que somos un colectivo que, como otros, ha sufrido mucho por la actividad de ETA», defendió ayer el presidente del Confebask, Roberto Larrañaga. Recordó, en una entrevista con Europa Press, que entre la clase empresarial hay «personas asesinadas, secuestradas y muchísimas que han sufrido la extorsión». Se calcula que la cifra podría rondar las 10.000. «Ha habido gente que se ha ido, que ha tenido que dejar su domicilio y trasladarse a otras comunidades para poder vivir sin esas amenazas». «La presión -añadió- ha sido insoportable».

Larrañaga tiene claro que el colectivo merece un «acto de memoria» que, a modo de desagravio, permita reconocer el sufrimiento padecido durante décadas. El acto que baraja organizar Confebask se encuentra «en fase de maduración», aseguraron ayer desde la patronal. Por ahora se desconocen tanto el formato -sería abierto a la ciudadanía- como la fecha. «Hay que hablar con los empresarios para ver qué les parece, si lo ven factible o no, y si realmente llega o no la disolución de la banda. Habrá que ver plazos», puntualizan.

«Hito importante»

El acoso al que ETA y su entorno sometió a los empresarios es una de las vertientes más ocultas de la violencia de persecución ejercida por la banda en Euskadi. Pocas veces se ha podido escuchar el testimonio de un industrial amenazado. Menos aún ponerle rostro. En este sentido, el acto que el Gobierno Vasco organizó en Vitoria el pasado mes de marzo con motivo del Día Europeo por las Víctimas del Terrorismo ofreció una imagen no solo curiosa, sino a su vez insólita.

Durante toda la mañana, los participantes se concentraron por turnos de quince minutos en la Plaza de la Virgen Blanca bajo al lema 'Memoria y futuro. Elkarrekin eraiki (construir juntos)'. Uno de los grupos lo formaron representantes del ámbito económico y empresarial. Con la consejera Arantxa Tapia al frente, fue la imagen con más corbatas de la jornada. «Estuvimos y estaremos en todos los actos a los que se nos invite», afirmaron ayer desde Confebask. El propio Larrañaga indicó que los empresarios -al menos quienes así lo deseen- estarían dispuestos a contribuir con su testimonio a la construcción del relato de lo ocurrido en Euskadi.

Además de reconocer la presión padecida por los empresarios, el homenaje de la patronal vasca sería «casi como un cierre» a décadas de terrorismo. Larrañaga consideró que la entrega de armas de ETA es «un hito importante», aunque lamentó que «no se hiciera antes» y confió en que la siguiente noticia «sea la de que ETA desaparezca definitivamente».