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Torneo tóxico. Una mujer con mascarilla sigue un partido clasificatorio en Melbourne. Abajo, el humo sobre la pista central y un miembro de la organización se protege del aire. AFP

Los tenistas respiran humo en el Open de Australia

El Open de Australia arranca el lunes en Melbourne con una atmósfera deportiva contaminada por los grandes incendios

ANTONIO PANIAGUA

Sábado, 18 de enero 2020, 10:53

El aire se hace tan irrespirable por el humo de los incendios que a los tenistas les acechan ataques de tos. Melbourne, una ciudad ideal para vivir en circunstancias normales, famosa por sus bulevares, sus parques y sus edificios de la época victoriana, es hoy una enorme fumata, una humareda que enerva a los deportistas que ya disputan la fase de clasificación del Open de Australia. El aire está tan viciado que la jugadora eslovena Dalila Jakupovic lloró de rabia cuando no tuvo más remedio que abandonar la cancha en el partido contra la suiza Voegele. Es la primera tenista víctima del humo ocasionado por los incendios que están asolando Australia, donde ya han ardido más de 10 millones de hectáreas. Por ahora el fuego se ha cobrado la vida de 28 personas y 1.000 millones de animales.

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Pese a que el Ayuntamiento ha alertado de las peligrosas condiciones medioambientales, hasta el punto de que ha recomendado a la población permanecer en el interior de las casas con puertas y ventanas cerradas, los organizadores de la primera etapa del Grand Slam del año se han mantenido en sus trece y han continuado la ronda clasificatoria. Y eso que el martes por la mañana no quedó otra que suspender los entrenamientos por la pésima calidad del aire. «Cuanto más pienso en las condiciones en las que jugamos hace algunos días, más rabia me da», escribió el jueves en Twitter el británico Liam Broady, quien alegaba que «muchos» jugadores estaban tomando medicamentos contra el asma, cuando nunca antes habían sufrido esta dolencia. Broady tuvo que disputar un partido en circunstancias penosas. «El día que jugué, los habitantes de Melbourne habían recibido la consigna de guardar a sus animales en el interior. Y se esperaba de nosotros que realizáramos fuera un esfuerzo físico de gran intensidad», se quejaba el jugador, que no en vano fue eliminado por el bielorruso Ilya Ivashka.

Abogan por fundar un sindicato de tenistas

El aire está enrarecido, física y psicológicamente. El malestar que ha cundido entre los jugadores es tal que algunos se preguntan si no convendría fundar un sindicato de tenistas. «¿Dónde está la protección de los jugadores, tanto de hombres como de mujeres?», se preguntaba Liam Broady. El alemán Dustin Brown se mostraba solidario con su colega: «En 35 años, es la primera vez que he tenido que utilizar un espray contra el asma para que me ayudara a respirar mejor».

La web Air Quality Index, que informa de la calidad del aire de ciudades de todo el mundo, señalaba que el índice de PM 2.5 (unas partículas minúsculas que pueden dañar gravemente la salud de las personas) llegó a estar en un máximo de 571 puntos en la mañana del martes en el distrito de Brooklyn de Melbourne. Por encima de 300 se estima que el aire es «peligroso», de manera que se aconseja «evitar todo esfuerzo al aire libre». Por debajo del valor de 50 puntos, los epidemiólogos consideran que el ambiente es sano. En algunas zonas del Melbourne, el indicador llegó a registrar un pico de 845, lo que triplica los valores recomendados.

Este tipo de partículas son especialmente peligrosas para el ser humano, por cuanto son capaces de atravesar la barrera pulmonar e invadir el sistema sanguíneo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De acuerdo con el organismo dependiente de la ONU, «la exposición crónica a estos elementos incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como cáncer de pulmón». La contaminación ocasionada de este modo conlleva problemas para la salud, incluso en muy bajas concentraciones. «No se ha podido identificar ningún umbral por debajo del cual no se hayan observado daños para la salud».

Gases irritantes

Mar Viana, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), del CSIC, explica que los incendios forestales despiden partículas de carbono negro, «muy pequeñas y capaces de adentrarse en el sistema respiratorio». Por lo demás, el fuego aumenta la producción de ozono y libera gases irritantes que en el caso de los deportistas, al necesitar una mayor respiración por el sobreesfuerzo, resultan más dañinos por el menor filtrado. «En su caso el impacto es más exacerbado que en la población general, a lo que se añade que el porcentaje de respiración oral es superior al nasal», sostiene Viana. Los principales componentes de las PM son los sulfatos, los nitratos, el amoníaco, el cloruro de sodio, el hollín, los polvos minerales y el agua. Según Viana, aparte del torrente sanguíneo y los pulmones, se ha detectado también la presencia de estas partículas en el cerebro.

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Por fortuna, en los últimos días la lluvia ha aliviado la situación de emergencia en el sureste de Australia, si bien las tormentas han causado graves inundaciones en Melbourne y en otras zonas.

A la vista de que solo se ha quemado madera y no se han propagado en la atmósfera elementos muy nocivos generados por la combustión de nailon, plásticos y resinas, productos que dan lugar a la aparición de cianuro, los daños generados en la salud de las personas, siendo perjudiciales, no lo son tanto. Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del área de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), argumenta que a corto plazo, los efectos del humo sobre la salud consisten en irritaciones de la mucosa respiratoria y picor de garganta y ojos. «Los más perjudicados son los pacientes asmáticos y lo que sufren Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), especialmente los niños».

Los estudios efectuados a bomberos para evaluar las consecuencias de la exposición duradera al humo de los incendios forestales permiten comprender mejor los riesgos de su inhalación. Por de pronto la proximidad al fuego aumenta la exposición a cancerígenos. La madera, el plástico o los objetos electrónicos que se queman liberan en el aire sustancias perjudiciales para la salud humana. Un ejemplo son los hidrocarburos aromáticos policíclicos, capaces de provocar desde daños severos en diferentes órganos hasta la simple irritación del tracto respiratorio, la piel, la mucosa ocular y efectos carcinogénicos. Por añadidura, los toxicólogos aseguran que quienes están expuestos a tales sustancias son susceptibles de desarrollar cáncer de piel, vejiga, pulmón o diferentes tipos de tumores cerebrales.

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Las grandes estrellas del tenis no han protestado por la contaminación ambiental en el Melbourne Park. Al revés, Roger Federer y Rafael Nadal donaron juntos 250.000 dólares australianos, unos 150.000 euros, en una recogida de fondos para paliar los daños de la catástrofe.



Un país en llamas

  • Dióxido de carbono La Organización Meteorológica Mundial (OMM) sostiene que los incendios de Australia han liberado a la atmósfera unas 400 megatoneladas de dióxido de carbono, un gas que contribuye al calentamiento global. La magnitud del fuego es tal que las partículas han llegado a Nueva Zelanda y cruzado el Pacífico para alcanzar países de Latinoamérica como Argentina y Chile.

  • 28 personas han muerto en los incendios declarados en Australia. Desde septiembre, los fuegos han arrasado más de 80.000 kilómetros cuadrados.

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