Jaka, qué manera de sufrir

Buena parte de culpa de que el billete esté ahora en sus manos la tuvo Pello Etxeberria. El de Zenotz, que entró en la liguilla por tanteo tras la renuncia de Urrutikoetxea, pecó de novato. Y a estas alturas de la competición los regalos cuestan muy caro a quien los comete. «A partir del 13-15 me he ido del partido, he cometido cinco o seis errores que han decantado el partido a favor de Jaka. Ha sido una pena», dijo el benjamín del campeonato, quien a sus 20 años puede darse por satisfecho. Ha cumplido con creces tras dejar una buena tarjeta de presentación para próximas ediciones.

Ese fue el punto de inflexión de un partido cuyos protagonistas estaban obligados a ganar para conseguir la clasificación. El objetivo era muy claro, llegar a 22. Y con esa idea saltaron ambos a la cancha. Jaka, con el beneplácito de la cátedra -los corredores cantaron de salida doble a sencillo a su favor-, y Pello Etxeberria sin ninguna presión. Pero la tensión era máxima. Atenazados, con los brazos encogidos. El saque le correspondió a Jaka e hizo tanto directo, pero acto seguido mandó la pelota al colchón inferior con la zurda. Pello Etxeberria estaba al quite. 'Si no estás acertado, mejor para mí' debió pensar el de Zenotz, quien en un abrir y cerrar de ojos puso el 2-6 a su favor en el luminoso.

El delantero navarro también se encontró con viento en contra. Al tanto siguiente hizo falta de saque al pasarse de la distancia. Eso dio alas a un Jaka que no podía permitirse más licencias. La primera de sus tacadas fue de siete tantos (9-6) y la segunda de nueve, tras el 13-15. Entretanto, ambos siguieron alternando aciertos con pérdidas. Ninguno conseguía despegarse más de cuatro tantos. Al primer descanso obligatorio se llegó con ventaja de mínima de Pello Etxeberria (11-12) después de darle la vuelta a un inquietante y descorazonador 11-7, al que colaboró con sus equivocaciones.

Recuperó el mando Jaka (13-12) tras una jugada no exenta de polémica. Pello Etxeberria pidió vuelta al entender que Jaka le obstaculizaba en su intento de poner la pelota en el frontis. Los jueces no lo consideraron así y dieron tanto al lizar-tzarra. El de Zenotz se quejó amargamente. No le sirvió de nada. Aún así, superó el mazazo y siguió a lo suyo, hasta el 13-15. Lo que pasó a partir de ahí ya se lo han contado los protagonistas.