Jaka todavía lleva el susto metido en el cuerpo

«Me he llevado un susto muy grande al principio, menos mal que Jon Apezetxea ha pedido un descanso con el 1-6 y me ha serenado. He sufrido mucho, he hecho bastantes regalos, pero al menos he conseguido darle la vuelta a la eliminatoria». Así se expresaba Erik Jaka a la conclusión del partido ante Bakaikoa. Se había librado de una buena. Lo vio muy negro el lizartzarra por momentos, tuvo medio pie fuera del campeonato, pero los consejos que recibió de su botillero le sirvieron para seguir vivo y medirse en cuartos a Mikel Urrutikoetxea. Y luego dicen que no sirven para nada. De no haber estado alguien en la silla para reconducir su juego, para disipar sus nervios, igual estaríamos ahora hablando de otra cosa.

La de ayer era la quinta participación de Jaka en el Manomanista y cumplió con la tradición de superar la primera ronda (22-20). Pero seguro que se acuerda de esta durante mucho tiempo, a pesar de firmar diecisiete tantos en juego y tres saques. Bakaikoa le tuvo contra las cuerdas.

El de Lizartza deambulaba en la cancha como un púgil a la deriva, encajando golpes uno tras otro, con la guardia baja. El etxarriarra, valiente, confiado en sus posibilidades, dominaba en el peloteo y no dejaba maniobrar a su rival. Se mascaba la tragedia en el 1-9. Después en el 5-12 y también en el 6-14.

Pero justo en ese momento, tras otra visita a la silla, Jaka tiró de orgullo. Una tacada de diez tantos consecutivos le permitió tomar el mando del luminoso por primera vez (16-14). Bakaikoa, que solo había perdido una pelota hasta ese momento, desapareció de la escena. Jaka, crecido, se fue hasta el 21-15, pero el etxarriarra, después de haber saboreado la victoria durante buena parte del choque, decidió morir matando. Todo o nada. Dos pelotas arrimadas a pared, el tercero de sus saques, una dejada al txoko y un sotamano a la contracancha de Jaka le dieron aire (21-20). Menos mal que un zurdazo atrás de Jaka no encontró respuesta.