Pelota - Campeonato de Parejas

Ezkurdia y Rezusta se acercan a la final tras ganar 22-18 en el Labrit

El delantero de Arbizu y el zaguero de Bergara, soberbio de nuevo y ya van unas cuantas veces, asaltaron a Artola y Mariezkurrena II, superados 22-18 después de un partido de quilates, intenso y sin tregua. Hasta la emoción hizo acto de presencia en los últimos tantos después de que los finalmente ganadores llegaran a tomar la delantera 20-13 y 21-15. Les tocó sufrir pese a ello.

Frenar a Jon Mariezkurrena está a alcance de pocos. Rezusta figura en ese selecto grupo. Aguantó primero la salida en tromba del zaguero de Berriozar, equilibró el duelo a partir del 7-7 y tomó el mando durante el estirón colorado del 12-11 al 20-13. Ezkurdia, consciente de la importancia de su papel a la hora de entrar de volea e imprimir un ritmo, le prestó una colaboración imprescindible, reflejada también en su casillero particular de tantos sumados. Hacen pareja.

Remitió el dominio de Mariezkurrena después del atinado dos paredes de Rezusta que significó el 8-7. No porque la brillantez de la acción del bergararra hiciera mella en la moral de su oponente, sino por dos errores claros de derecha cometidos a continuación. La pelota se le cayó abajo en 9-7 y en el 10-7.

Su mejor brazo no volvió a abrir huecos del tamaño de los iniciales. Tampoco gozó igual Mariezkurrena II. Dejó alguna duda sobre el estado de una mano fundamental para su rendimiento, si bien se vino de nuevo arriba en el último tramo, tras la descolgada al ancho con la que puso el broche al fenomenal 21-16. Un espectador lanzó al centro de la cancha una boina, roja para más señas, en reconocimiento a la dejada del berriozartarra. El punto, sin embargo, tomó rumbo hacia el oeste, dirección Bergara con parada en Arbizu.

Artola jugó a ráfagas y tomó mayores responsabilidades dentro de la pareja cuando los rivales dejaron de obedecer a la batuta de su zaguero. La pelota le sale con frescura. Le falta un punto de claridad en el remate.

Ezkurdia y Rezusta mantienen alto su pabellón y, de paso, el de Aspe. Conscientes de su estilo, mantienen su fidelidad a él. Trabajo por arrobas, defensa, compenetración, suma de esfuerzos y de cualidades. Evitan entrar en líos. Sin renunciar en ningún momento a dar velocidad a la pelota cuando se presenta la ocasión. La pelota a mano a este nivel consiste también en mover a los contrarios y sacarles de su sitio, algo que consiguieron esta vez.