Lluvia de dólares y petrodólares
La irrupción de la liga saudí está haciendo que el golf se convierta en un deporte mucho más lucrativo de lo que ya era
Dustin Johnson, Phil Mickelson, Sergio García, Brooks Koepka, Bryson DeChambeau, Patrick Reed... y ahora es el 'Niño Maravilla' Eugenio López-Chacarra, número 2 del ranking ... mundial amateur, que va a dar el salto al profesionalismo antes de lo que tenía planeado al recibir una propuesta «irrechazable» de la LIV Golf que fluye entre 8 y 15 millones de dólares.
La montaña de oro que la nueva liga saudí ha puesto sobre la mesa sigue sacudiendo los cimientos de este deporte. Cuesta escribir de la irrupción de Scottie Scheffler como número uno del mundo o del 150 aniversario del Open Británico que se va a jugar en dos semanas en la cuna del golf, en St. Andrews. La onda expansiva del nuevo circuito en el que participa el donostiarra Adrián Otaegui hace que el foco esté puesto en los millonarios premios que perciben los participantes en el circuito impulsado por Arabia Saudí y en las consecuencias en forma de sanciones económicas y deportivas que los jugadores tildados de rebeldes ya han empezado a recibir por parte de la PGA y el Circuito Europeo.
El European Tour comunicó esta semana oficialmente a los golfistas que disputaron el LIV Golf Invitational de Londres, el torneo inaugural del circuito, que serán sancionados y les prohibirá disputar los próximos torneos, es decir, el Scottish Open, Barracuda Championship y Barbasol, todos ellos organizados conjuntamente con el PGA Tour. Además les impone a estos jugadores una multa de 117.000 euros, calderilla para los golfistas del circuito saudí que solo en premios se embolsaron en Londres cifras por encima de esa multa -el ganador se llevó 4 millones de dólares y el último clasificado 120.000-.
Ante este escenario, hace unos días, el comisionado del PGA Tour, Jay Monahan, reaccionaba a los últimos movimientos en el golf mundial. En rueda de prensa criticaba duramente a los jugadores que abandonaron el PGA Tour y a la desatada guerra de millones. «Damos la bienvenida a la competencia sana, pero la LIV Saudí Golf League no es eso. Es una amenaza irracional, una que no se preocupa por el retorno de la inversión o por el verdadero crecimiento del juego», afirmaba. Sin embargo, la primera respuesta del PGA Tour al LIV fue tirar de talonario: Monahan anunció un importante incremento en premios y una nueva estructura de final de temporada en el calendario a partir de 2023.
A la espera de ver cómo evoluciona el tira y afloja entre la PGA y LIV Golf, esta ruptura está llevando a que el golf se convierta en un deporte mucho más lucrativo de lo que ya es en un momento en el que el resto de deportes, salvo excepciones puntuales, sufre por la recesión económica.
El tenis, en cifras inferiores
El estadounidense Scheffler, por ejemplo, ha ganado ya esta temporada, antes de que acabe junio, 12,8 millones de dólares solo en premios, sin contar ingresos publicitarios. La cifra supera a lo que cualquier golfista se haya embolsado en una temporada completa en toda la historia.
Will Zalatoris, estadounidense de 25 años, se ha convertido en el golfista que gana más dinero en una temporada (y con el calendario todavía en junio) sin haber conseguido una sola victoria: 6,4 millones de dólares por tres segundos puestos, dos quintos, dos sextos... En tenis, un deporte con una estructura similar, Rafa Nadal, el tenista más exitoso del curso, ha ingresado esta campaña 5,7 millones en premios.
El circuito LIV Golf llega la próxima semana a suelo americano, a Portland (Oregon) y se espera nuevo cruce de declaraciones. Por de pronto, figuras como Rahm, McIlroy y Justin Thomas han jurado amor eterno al tour estadounidense, aunque esa lealtad no le saldrá gratis a la PGA.
En otro bando, la buena noticia para los 'jugadores rebeldes' es que podrán participar libremente en el último Major del año. En St. Andrews se encontrarán todos.
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