«Ganar la Copa de Oro es lo máximo para un donostiarra»

– ¿Con qué edad fue por primera vez al hipódromo?

– Debuté cuando tenía diez días. Fue un 28 de julio. Me llevaron mis padres y mi abuelo, Julián Álvarez, que trabajaba en la rotativa de EL DIARIO VASCO. Tenía mucha afición.

– ¿Cuántos caballos tiene ahora a su cargo?

– En total son 18, de diferentes cuadras. Para el día a día esta más o menos bien. Si quieres acaparar más ya es mucho jaleo. He llegado a tener a mi cargo 27 caballos y eso ya es una cosa de locos. No tienes horas a lo largo del día. Es imposible llegar a todo. En estos momentos trabajo para cinco o seis propietarios.

– ¿A qué hora se levanta?

– Sobre las seis de la mañana. Voy al hipódromo a ver los galopes, estoy en contacto diario con los mozos de cuadra, etc. Estoy todo el día metido en el hipódromo. Aquí no hay vacaciones. La dedicación es exclusiva.

– ¿Recuerda su primera victoria como preparador?

– Claro que sí, eso no se me olvida en la vida. Fue en el hipódromo de Chantilly, en 2011, con 'Nordeste' y 'City Gent'. Era un hándicap. Hice doblete ese día.

– ¿Guarda todavía algún recuerdo de ese día?

– En Francia no dan trofeos, pero me regalaron dos botellas de champán.

– ¿Cuál es el ejemplar en el que tiene depositadas más esperanzas?

– 'Nordeste', de la cuadra Alvela. Por ahora ha ganado ya bastante dinero.

– Compagina su trabajo en los hipódromos españoles con las carreras en Francia...

– Sí, pero trabajo más en Francia que en España. Allí hay carreras en Dax, Toulouse, Mont de Marsan, Burdeos, Nantes, Normandía, París...

– ¿Cómo se presenta la temporada de verano en Donostia?

– Desgraciadamente, no tengo muchos caballos para correr en Donostia. La mayoría lo hacen en Francia, pero tengo muchas esperanzas puestas en 'Nordeste', un seis años francés, y en 'Grey Infinity', una yegua de tres años.

– Hace dos temporadas ganó el Gobierno Vasco con 'City Gent'. Además, de punta a punta.

– Sí, me llevé una alegría tremenda. Ganar un gran premio en casa es a lo máximo que puede aspirar un preparador. La monta fue de Vicky Alonso, que en aquel momento era aprendiz. Fue como una recompensa a todo el trabajo anterior.

– ¿Da para vivir?

– Si tienes caballos para entrenar, sí. Y si además son buenos, ganas dinero. Nunca sabes cuánto, todo depende de las victorias. Normalmente, los preparadores nos llevamos un 10% de los premios de cada caballo.

– ¿Se ve algún día levantando la Copa de Oro?

– Ganar la Copa de Oro es lo máximo para un donostiarra. Y también para los preparadores españoles junto al Gran Premio de Madrid. Ojalá que lo consiga algún día, pero hay que ser realistas. Tienes que tener caballos de mucho nivel, además de suerte el día de la carrera y también en los meses anteriores. Hay que estar al tanto de que no se produzca ninguna lesión, que el caballo coma bien. Son muchos factores en uno.

– Como profesional, ¿qué cosas mejoraría en el hipódromo donostiarra?

– Lo primero, la pista de arena de entrenamiento. Después, hay falta de luz. También los vestuarios de los jockeys y un largo etcétera. Las instalaciones cada vez están peor, el hipódromo cada vez parece más abandonado, desgraciadamente. No hay comparación con los recintos franceses. Allí miman los recintos. El turf es el deporte rey junto al rugby.

– Al menos el público es fiel.

– Sí, pero solo en Semana Grande. Pasa lo mismo que con los toros en Illunbe el día de la Virgen. No vale venir al hipódromo dos días al año, en los grandes premios. Hay que crear afición todo el año. Estamos bajo mínimos, pero esperamos que la situación mejore. Los profesionales sentimos envidia de Francia, y también de Madrid.