Imanol Garciandía ataca la portería eslovena durante el partido por el bronce ante Eslovenia. AFP

Garciandia dijo adiós a la pelota porque iba a medir dos metros

El urretxuarra, hijo y nieto de manistas, se inició en los frontones a los que regresa en cuanto se presenta la ocasión

Joseba Lezeta

San Sebastián

Lunes, 12 de agosto 2024, 02:00

Cuentan los allegados a Imanol Garciandía (Urretxu, 29 años) una anécdota de sus inicios en el balonmano. El entrenador le insistía en que tirara a ... portería y repetía la orden. «Tira, Imanol, tira». Se justificó el chaval: «No me pasan el balón». El técnico respondió con contundencia: «Es igual. Si no te dan el balón, tira la zapatilla». En uno de aquellos partidos marcó 23 goles... con el balón.

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Garciandía ya había tomado para entonces el camino del balonmano después de probar otras disciplinas. La primera, la pelota. Jon Garciandía, su padre, manista y zaguero en su día, fue campeón del Interpueblos con Zumarraga en 1970 y participó en el equipo que retuvo el título al año siguiente si bien no intervino en la final. Llevaba al frontón a sus dos hijos. El menor soltaba buenos zurdazos. Las esperanzas paternas, sin embargo, se difuminaron en una revisión médica. «Este chaval va a medir más de dos metros», dijo el doctor a los padres. Acertó: mide 2,02.

Jon, zumarragarra del barrio de Eitzaga que llegó a medir 1,92, perdió entusiasmo. Con esa estatura, no veía a su hijo Imanol de delantero y en aquel momento –todavía no había irrumpido Rezusta– no conocía a ningún zaguero zurdo de primera.

La siguiente experiencia fue en el fútbol, con el Urola. Alto, sacaba un pedazo al resto y le pusieron de portero. Un año después recaló en el Urola... de balonmano.

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Elgoibar, Logroño...

Encontró su lugar. Zurdo cerrado, empezó a destacar pronto. A los 17 o 18 años se fue al Sanlo de Elgoibar, donde estuvo dos campañas antes de fichar por el Logroño de Liga Asobal. Tras cinco años en la capital riojana, le fichó el Aix-en Provence, del que tras solo media temporada se lo llevó el Pick Szged húngaro, habitual en la Champions y cuyo escudo defiende desde 2021.

Lo que no ha perdido Garciandía es su relación con Urretxu y con la pelota. En junio aprovechó unos días de descanso con la selección para acercarse a casa y asistir en Zumarraga al partido del cuatro y medio de Altuna III contra Salaberria. «En los periódicos de Hungría no escriben de pelota, pero Imanol está al corriente de este deporte. Que si redes sociales, que si internet...», asegura su padre. También se le ha visto en el Ederrena el día de Santa Lucía, en el Astelena, en el Labrit.

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El estallido de la Guerra Civil truncó la carrera de su abuelo paterno, Nicasio, destacado pelotari aficionado que estaba a punto de pasar a profesional. Su nieto es bronce olímpico.

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