Todas las miradas apuntan a Maialen
La triple medallista busca el póker en sus cuartos juegos y estará arropada en el canal de aguas bravas por Miren y Begoña Lazkano, y Pau Etxaniz
Piraguas y tablas de surf van a acompañar a siete de los olímpicos guipuzcoanos en los Juegos. Maialen Chorraut volverá a estar entre las favoritas para colgarse una medalla y en el lejano Tahití, la temible ola examinará el talento de Andy Criere, Nadia Erostarbe y Janire González en surf.
Maialen Chourraut
Piragüismo slalom
«El objetivo es dar mi mejor versión»
Era la elegida por el Comité Olímpico Español para ser la abanderada por ser una referente en el olimpismo, una de las mujeres de la delegación española que más Juegos Olímpicos tiene a sus espaldas, pero Maialen Chourraut compite al día siguiente de la ceremonia de inauguración, el sábado 27, y ha optado por rechazar esa posibilidad anteponiendo el descanso a la agotadora experiencia que supone estar horas y horas de pie. La palista de Lasarte-Oria cuenta con tres medallas olímpicas, tres mundiales y tres europeas lo que hacen de ella la deportista olímpica vasca más laureada en activo.
Tras debutar en los Juegos de Pekín 2008, donde acabó decimosexta, Maialen estrenó su particular medallero en Londres donde se colgó el bronce. Río 2016 siempre estará en su memoria porque fue campeona olímpica y en Tokio, hace tres años, defendió su cetro con una plata en su disciplina de eslalon. Hace un mes se colgó la plata en la Copa del Mundo de Cracovia así que la lasarteoriotarra, de vuelta en San Sebastián en este ciclo olímpico tras años residiendo junto al canal de La Seu de Urgell, sigue estando en la élite y vuelve a ser aspirante a pelear por medallas. «El objetivo es conseguir dar el máximo nivel, tengo muy claro cómo quiero remar y eso es lo que busco, dar mi mejor versión», confiesa Chourraut tratando de esquivar cualquier mención a la posibilidad de medalla.
No lo dice porque ella mejor que nadie sabe de la dificultad que entraña la disciplina de eslalon en aguas bravas en la que nadie está a salvo de cometer un error en un medio cambiante como el acuático. Ella compite en K-1 y por primera en kayak cross, una disciplina que se estrena en el programa olímpico. «Quiero ser contundente en el agua, ser clara en las trayectorias, navegar suelta, viva, rápida...», detalla quien viene entrenándose en el canal de París en los últimos meses tratando de conocer todos los entresijos y trampas del mismo.
El olímpico es un canal artificial y por tanto la configuración de sus obstáculos no se conocerá hasta horas antes de que arranque la competición. «Siempre va a haber alguna trayectoria que no me va a gustar, en la que no tenga mucha seguridad, pero no es algo novedoso para mí ni probablemente para ninguna de las rivales. Los recorridos que nos ponen siempre son súper exigentes y puedo confesar que nunca me he sentido segura del todo en un recorrido. ¿Qué hago? Enfocarme en cada bajada en cómo quiero remar porque si no lo hago estoy perdida. Por eso, para evitarlo, siempre hay que agarrarse a los factores básicos. O por lo menos nuestro día a día se basa en trabajar eso. Y así es como conseguimos remar lo mejor posible Entonces yo en cada bajada, en cada entrenamiento, en cada competición. Siempre me enfoco en ello. Mi objetivo es hacer una bajada a mi mejor nivel».
Es la palista del Atlético San Sebastián una deportista exigente consigo misma. Incluso en los éxitos siempre saca peros. Esa capacidad de autocrítica es positiva, aunque la guipuzcoana a veces la lleva al extremo, por lo que es su marido y entrenador, Xabier Etxaniz, quien tiene que rebajarle la tensión. Si muchos binomios deportista-entrenador forman parejas que parecen soldadas, qué decir de Maialen y Xabi, que a su vínculo profesional suman el hecho de ser marido y mujer. Él, participante en dos Juegos Olímpicos y que ha sumado cinco más como técnico, y ella, que acumula cuatro presencias y tres medallas, forman un dúo letal.
Chourraut reconoce que con sus dudas e indecisiones hace sufrir mucho a Etxaniz , quien además de marido y entrenador tiene que hacer de psicólogo y motivador, algo que siempre ha sido importante. «Me apasiona entrenar, me apasiona buscar la mejora, deslizarme en el agua. Luego competir ya me cuesta un pelín más. El competir a veces es un poco como un precipicio. Me vienen muchas dudas, me vienen muchas inseguridades y me suele faltar ese momento, pero al mismo tiempo me da como una adrenalina especial que me encanta y me hace sentirme muy viva».
En esta ocasión a ellos dos se les suma el palista Pau Etxaniz, hijo del primer matrimonio de Xabi, quien ya en los Juegos de Tokio ejerció de abridor del recorrido, una figura que no compite pero que sirve a los palistas para descifrar la ubicación de las puertas. Por eso también será especial esta cita olímpica. «Ya sabe a por lo que va y ya sabe cómo es todo», dice Maialen cuando se le cuestiona por los consejos que le dará a Pau. «En nuestra familia siempre compartimos mucho sobre piragüismo y ya no tengo consejos que darle. Igual me los tendrá que dar él, que tiene una frescura a la hora de competir, una garra fuerte en el agua... Realmente yo creo que tengo yo más que aprender de él que él de mí».
No faltará Ane, la hija de Xabi y Maialen, a quien dio a luz entre los Juegos de Pekín y Londres. «Irá con mi madre, mi hermana y una amiga. Estará allí en París disfrutando de los Juegos ya con otra edad. Estuvo en Río con tres años y los vivió de forma intensa. Los de Tokio los vio desde afuera, por televisión. Esta vez está muy ilusionada con el viaje a París».
«Hay que hacer muchas malabares y hay momentos que cuesta organizarse, pero se puede hacer –reflexiona en lo que supone ser madre y deportista de alto nivel–. Cada vez tenemos más ayudas para hacerlo. Yo he tenido muchísima comprensión de todo mi alrededor, se me ha apoyado. Eso no quiere decir que no haya tenido que pasar por momentos difíciles o por momentos que me hubiera gustado que fuesen más flexibles, pero me parece que es el espejo de lo que pasa en toda la sociedad, en todos los ámbitos. Poquito a poco vamos ganando terreno».
«Enfocada en cómo quiero remar»
A sus quintos Juegos llega la palista con 41 años. Será una de las veteranas. Chourraut confiesa que no mira mucho a sus rivales, «busco información de ellas que me puedan ayudar a mí, de la gente joven que viene pegando fuerte, pero poco más», y lo que hace es centrarse en cómo sacar su máximo. «Luego a veces sí que sientes que ves a algunas muy rápidas y que tú no consigues llegar a ese nivel, pero esos pensamientos no ayudan, esos pensamientos hay que dejarlos de lado. Busco estar enfocada en cómo quiero remar, en qué tengo que hacer para remar a mi mejor nivel».
Admite que el nivel de los participantes en unos Juegos Olímpicos pueder ser inferior a cualquier Copa del Mundo en la que no hay cupo por países, pero «los Juegos siempre son especiales», puntualiza. «Es una por país, una competición única cada cuatro años y cualquier error se paga caro. No hay otra prueba igual». Evitarlos es su objetivo. A partir de ahí, la medalla o no será una consecuencia. En el horizonte después de París, la construcciómn del canal de aguas bravas a su paso por Usurbil que llevará su nombre. Ese hito será parte de su legado porque Chourraut no quiere ni oír hablar de que estos puedan ser sus últimos Juegos.
Miren Lazkano
Piragüismo slalom
Compartirá canal con sus dos referentes
Miren Lazkano compartirá canal con sus dos grandes referentes de la piragua en su estreno en una cita olímpica. La donostiarra, de 27 años, se medirá a dos campeonas mundiales y también olímpicas como Maialen Chourraut y la australiana Jessica Fox en la modalidad de kayak cross. Dos ejemplos, dos espejos en los que se mira, serán rivales los primeros días de agosto.
No será la única prueba que dispute la palista guipuzcoana, que también participará en la modalidad C-1, que se celebrará entre el martes 30 y miércoles 31. Lazkano tendrá una semana agitada en París. Primero C-1, después kayak cross, una modalidad de piragüismo que se estrenará en París en unos Juegos y que se celebrará los días 3, 4 y 5 de agosto, donde coincidirá con Chourraut y Fox.
La victoria en el campeonato de Europa de 2021 en C-1 que tuvo lugar en la localidad italiana de Ivrea sigue brillando en su palmarés como el logro más destacado. Ese mismo año también se hizo con la plata en el Mundial de Bratislava en la misma modalidad C-1, pero esta vez por equipos. Se trata de su mejor resultado en una cita mundial, pero los Juegos son otra cosa.
Lazkano cumple su sueño olímpico después de que empezara a practicar este deporte a los 10 años. Se apuntó con su hermano a un cursillo de verano en el Atlético San Sebastián y hasta hoy. En sus inicios tuvo sus más y sus menos con la canoa, pero nunca tiró la toalla. En 2017 fue campeona de Europa en la categoría Sub-23 y un año más tarde conquistó el oro en la prueba de patrullas en el Europeo y Mundial de la misma categoría.
Una lesión en el hombro en 2019 le sacó del agua durante toda una temporada. No pudo acudir a los últimos Juegos de Tokio, donde su modalidad C-1 femenino entró a formar parte de la competición. Esta vez no ha habido contratiempos en su carrera a París, aunque ha tenido que ganarse a pulso ese ansiado billete.
Logró su clasificación para C-1 en abril en el canal de Pau, no sin suspense. Apuró hasta la última bajada para sellar su primer pasaporte olímpico. El mes pasado firmó su presencia también en la modalidad de kayak cross. El canal de aguas bravas de París pondrá a cada participante en su lugar, pero Lazkano se reserva el derecho a soñar. ¿Por qué no colgarse una medalla en la capital francesa?
Begoña Lazkano
Piragüismo slalom
En Pontevedra encontró la llave para París
No lograr el billete para los Juegos de Tokio fue un palo para ella que le hizo replantearse «muchas cosas», pero tiró para adelante, en buena medida por el apoyo incondicional de su familia, encontró en Pontevedra un buen lugar para encontrar la motivación para entrenar, y hoy ya tiene su recompensa en K-1 500 metros. «Siempre trabajas y das tu máximo pero en el deporte ya se sabe que no todo depende de ti. A veces, también necesitas un poco de suerte», admite la pasaitarra de 30 años.
Licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Filosofía inglesa, Lazkano confía en ofrecer su mejor versión en los Juegos como ya hizo el día que logró la plaza olímpica en la reciente Copa del Mundo disputada en Szeged (Hungría). «Que mi récord sea el día de los Juegos Olímpicos, en el día más importante, sería lo ideal. Luego ya veré para qué me da, si para medalla, para un top10 o para menos».
Ese rendimiento en el día señalado invita al optimismo en esta cita en París. Le avala la plata en Polonia en 2021 y el bronce en Alemania en 2022. «Me he preparado como para un Mundial pero con la incertidumbre de enfrentarme a un escenario nuevo como son unos Juegos. Esa duda ante la novedad quiero creer que puede ser positiva porque todo van a ser estímulos buenos».
Lazkano, del equipo Donosti Kayak, pondrá así la guinda a una dilatada carrera que arrancó con un cursillo de verano en Pasaia. «Me pareció un deporte diferente en el que te lo pasabas bien y jugabas con los demás niños».
En París no estará lejos de las guipuzcoanas que participan en aguas bravas. Será en el Vaires-Sur-Marne Nautical Stadium donde esta pasaitarra tratará de recoger el premio a tanto sacrificio.
Pau Etxaniz
Piragüismo slalom
El mejor ejemplo lo tiene en casa
De casta le viene al galgo. Pau Etxaniz estaba predestinado a competir en unos Juegos Olímpicos y a sus 23 años conseguirá cumplir este verano por fin ese sueño. Su aita y entrenador Xabier Etxaniz participó en su misma modalidad K-1 en las citas de Barcelona 92 y Atlanta 96 y este verano será el momento de Pau.
Este donostiarra de 23 años tiene más de un espejo donde mirarse en casa. La pareja de su aita es Maialen Chourraut, con la que también convivirá en la Villa Olímpica. Está claro cuál es la conversación sobre la mesa en casa.
Corre agua dulce por las venas de Pau, que pasaba tantas horas al lado del río junto a su padre que decidió probar suerte en la piragua. «Fue algo natural y fácil», reconoce sobre el proceso que ha vivido en este deporte. «Me enganché y sin darme cuenta ya estaba compitiendo».
La competición le ha puesto en su sitio, con los mejores y tras acudir a la cita de Tokio hace tres años como probador oficial de circuito, le ha llegado el momento de mostrar de la pasta de la que está hecha otro Etxaniz. El año pasado se clasificó en octava posición en el Mundial celebrado en la localidad inglesa de Enfield, lo que otorgó plaza olímpica a España, pero no directamente a él, que se la tuvo que ganar en abril.
Llegó al selectivo de Pau por delante de su gran rival, David Llorente, y tras ser el mejor en el primer día de la prueba, todo hacía indicar que conseguiría el billete con facilidad. No fue así. Tras cometer una serie de errores un día más tarde, se lo jugó al todo o nada en la última bajada. Fueron su aita, su hermano y Maialen, con su hija Ane, quienes le dieron la buena nueva nada más salir de la piragua. Lo había logrado.
En su palmarés también hay que destacar la medalla de oro lograda el pasado verano en los Juegos Europeos celebrados en Cracovia. El donostiarra triunfó en la modalidad de patrullas en aguas bravas junto a Miquel Travé –que también competirá en parís– y el mencionado David Llorente.
Etxaniz entrará en liza el martes 30, día en el que tendrá lugar la primera serie de K-1. El 1 de agosto es el día programado para las semifinales y finales del campeonato. El donostiarra contará con el apoyo de su aita y de Maialen en los canales de París.
Andy Criere
Surf
El premio de disfrutar de la temible ola de Tahití
A la segunda va la vencida. El surf entró en la colección de deportes olímpicos en los pasados Juegos de Tokyo. Allí no pudo estar el errenteriarra Andy Criere, que se quedó lejos en el preolímpico. Sin embargo, el sueño de este surfista de 29 años no se detuvo y pudo lograr su sueño para París 2024, aunque su participación en la cita olímpìca se realizará a más de 15.000 kilómetros de la Torre Eiffel.
El lugar elegido para la competición de surf en estos juegos es ni más ni menos que Tahití, isla principal de la Polinesia Francesa, territorio de ultramar francés. No es poca cosa la ola que tendrá que enfrentar Andy Criere. Conocida como el Teahupoo (nombre de un antiguo rey tahitiano), se trata de una de las olas más míticas del mundo. Su característica principal es que rompe en coral , así que la tendrá que coger de izquierdas y no en la línea de costa. Tiene una fuerza brutal, y el arrecife de coral se encuentra a poca profundidad, lo que ha producido numerosos accidentes.
Andy Creire tiene a su espalda una amplia experiencia en el surf. Criado en Hendaia, desde bien pequeño creció en un contexto de mucho surf y allí dio sus primeros pasos encima de la tabla. Nunca ha dejado de competir desde que le picó el gusanillo del surf
Al no haber competido nunca en unas condiciones de este tipo, su objetivo pasa por ofrecer su mejor versión y no dejar que la ola le venza a él. SIn embargo, siendo campeón de España en dos ocasiones (2018 y 2023) y llevando la etiqueta de primer surfista masculino en ser olímpico, no es para nada descartable que el errenteriarra esté inmerso en la lucha por la medalla.
No tendrá el privilegio de asistir a la ceremonia de inauguración ni tampoco de convivir en la villa olímpica junto al resto de deportistas, que es lo que siempre destacan los participantes, pero podrá disfrutar de la ola de Tahití.
Nadia Erostarbe
Surf
De la cuna de Zarautz a la gloria de los juegos
El surf guipuzcoano mantiene la buena salud de la que ha gozado siempre. Olas y Gipuzkoa han ido toda la vida de la mano. Y la cuna de la mayoría de los surfistas ha sido y sigue siendo Zarautz.
De los cuatro cupos que tiene cada país, el surf español ha conseguido meter a tres participantes. Los tres, uno en el masculino y dos en la prueba femenina, vienen del territorio guipuzcoano.
Esta zarauztarra de 24 años aprendió a surfear antes que a caminar prácticamente. Proveniente de una familia de surfistas, a los tres años empezó a desenvolverse encima de la tabla. A medida que creciendo, se dio cuenta de que el surf podría pasar de ser un hobby a su cometido principal en su vida. Al volver de clase, volvía por el malecón y siempre se fijaba en qué olas había. Si le convencían, comía, cogía la tabla y hasta que se hiciese de noche. Así se forjó la surfista campeona que es hoy.
Empezó a despuntar en categoría junior. Con solo 15 años consiguió ser segunda en un campeonato junior. Con 18 años le cambió la carrera.
Disputó su primer mundial, el de Tahara. Le llegó la prueba de fuego, debía codearse con las mejores y terminó en un meritorio sexto puesto que fue solo el comienzo. Además, fue una de las integrantes del equipo que consiguió el oro en la Aloha Cup. Consiguió ganar dos campeonatos en Francia en el circuito QS y otros dos el año siguiente en Senegal y Chile.
Su clasificación a los Juegos no es más que el final lógico de un proceso. De los tres surfistas que representarán a Gipuzkoa en la temible Teahupoo de Tahití, es la que más cerca puede estar de conseguir medalla. Nadia Erostarbe brilla en olas de tamaño medio, cosa que no se encontrará en los Juegos. Pero su nivel está más que contrastado y va a ser un nombre a tener en cuenta seguro.
Janire González
Surf
«Teahupoo impone pero quiero ser optimista»
No se entiende la carrera de Janire González Etxabarri sin su hermana menor Annette, y tampoco se entiende la carrera de Annetette sin Janire. Las zumaiarras han brillado en este deporte desde que no levantaban dos palmos. Ambas han sabido aprovechar la proyección mediática que le han dado las marcas de surf sin olvidar su principal cometido. Siempre juntas, siempre con su ama Amalia de un lado a otro, han ido escalando hasta ser hoy dos de las mejores surfistas europeas. Son exponentes de la cantera del surf guipuzcoano que viene pegando fuerte en los últimos años con presencia en los primeros puestos de cualquier campeonato que se precie en Europa y algo menos en otros continentes.
Estudiante en la ikastola Zumaiena y local de la playa de Itzurun y la bahía de Orrua, los Juegos Olímpicos le han llegado antes a Janire que a Annette. Logró el billete en el Mundial ISA disputado en Puerto Rico al imponerse en la repesca. Tahití es territorio poco pisado para ella y Teahupoo una ola que respeta pero no le asusta. «Es una ola que imponer, en la que no puedes dudar. Cuando vas, ya no te puedes echar para atrás. Impone pero quiero ser optimista», desvela. Su evolución en los últimos años mirando a una posible incursión en el circuito mundial, ha pasado por «coger algo de fuerza» para poder desenvolverse mejor en olas de tamaño y para imprimir más potencia a cada maniobra. «Me manejo bien de espaldas y en olas pequeñas tengo ventaja porque peso poco, pero cuando el mar se pone grande todavía me falta un poco». Es lo que ha hecho en los últimos meses: trabajar y trabajar para tener opciones de pasar alguna ronda olímpica. Pocos mejor que ella se manejan en competición y es lo que puede darle una opción respecto a otras surfistas no habituadas a manejar una estrategia en un escenario que lo va a necesitar. «Quiero tratar de quedarme contenta con mi trabajo, dar lo mejor y ver hasta dónde puedo llegar». Una lesión de rodilla le ha mantenido más horas en el centro de gimnasio de lo que le hubiera gustado. Ya está recuperada.
Julen Lasa, Ibon Amatriain, Imanol Yeregi y Aitor Francesena han sido algunos de los entrenadores que han ido puliendo su surf hasta ser la campeona de España y Europa con una proyección todavía por descubrir con el aval que da llevar la competición en la sangre.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión