El partido a partido de Marcelo Nicola
El técnico del Acunsa GBC no ha ido más allá de la siguiente jugada y de la próxima jornada y superó la situación delicada que tuvo el banquillo en enero
No hay ocaso en el horizonte de Marcelo Nicola. Solo la próxima jugada, la posterior defensa o el siguiente compromiso. Es el partido a ... partido que su compatriota Simeone ha globalizado llevado al baloncesto lo que más caracteriza al entrenador argentino que a punto está de concluir su segunda temporada al frente del banquillo del Gipuzkoa Basket.
Para el rafaelino lo más importante es lo siguiente, y, para bien o para mal, no hay nada más allá. En los partidos, siempre de pie, sus gritos y el volumen con el que da las instrucciones ha ensombrecido a figuras revoltosas y destacadas en esta faceta como Ivanovic o Laso. Un tiro del contrario siempre ha ido acompañado por un «¡rebound!» de Nicola; una canasta encajada por un «¡vamos!» para exigir a sus jugadores recuperar la marcha hacia el ataque y un «¡eeeh!» para alertar de la presencia de un jugador liberado y sin vigilancia defensiva.
Los aplausos y el reconocimiento a una canasta, a una jugada trabajada o a una buena defensa, aunque haya terminado con acierto del rival, ha sido labor de los ayudantes y de los jugadores sentados en el banquillo. Nicola no se permite recrearse y es el primero en no descuidar la próxima acción. Porque hasta que suena la bocina final, siempre hay un siguiente.
El entrenador del GBC es más que un entrenador, es también el único portavoz durante nueve meses
Un club diferente
Y es aquí cuando entra en juego el momento más polémico de la temporada. No por que la manera de dirigir de Nicola fuera mala -ni mucho menos viendo los despistes continuos de Magarity, por ejemplo-, sino porque durante su baja por Covid-19 Iñaki Martín -segundo entrenador- cogió las riendas del equipo por dos partidos y su estilo de dirección contrastó con el que tanto jugadores como prensa y aficionados estaban acostumbrados a ver. Demostró otra manera de hacer las cosas. Con un grupo que había tocado fondo en Miribilla, enfatizó mucho en el refuerzo positivo para sacar adelante a la plantilla y por si la mejora anímica no fuera suficiente, ese Acunsa GBC consiguió por primera y única vez en la temporada dos victorias consecutivas. Y dejó la situación del banquillo en un estado muy delicado.
El club no movió ficha y confió en que ese episodio fuera fruto de la coincidencia y, en parte, fue así porque la tendencia del equipo ha sido la misma desde septiembre: competir y dar la sorpresa ante rivales superiores en partidos en los que la presión por ganar era muy pequeña y perder de forma estrepitosa en los duelos directos, donde la exigencia era máxima.
Los dos partidos que dirigió Iñaki Martín mostraron otra manera de hacer las cosas
Contraste de estilos
Pero esos dos partidos dejaron huella en un club en el que el entrenador no es solo el entrenador, es también, entre otras cosas, el único portavoz y figura pública de la entidad durante nueve meses. El Gipuzkoa Basket tuvo un problema con esto con Sergio Valdeolmillos y ha sucedido lo mismo con Marcelo Nicola, que ha mantenido el mismo discurso en circunstancias totalmente diferentes y que no llega ni al aficionado ni cala en el vestuario.
Es en este punto en el que los dirigentes estudian la idoneidad de la continuidad del argentino en un proyecto que volverá a empezar de cero no solo en el apartado de la plantilla, donde se debe buscar la identificación con Gipuzkoa, sino también en su estructura deportiva, que se prevé que sufra varios cambios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión