Hamed Hamdan
El palestino Hamdan juega en la liga egipcia mientras sus allegados siguen atrapados en Gaza, sin casa ni comunicaciones
Aitor Echevarría
Bilbao
Jueves, 13 de noviembre 2025, 01:00
Hamed Hamdan recibe en la recepción del Colegio Mayor Unamuno con la naturalidad de quien ha aprendido a contener lo que no puede cambiar ... de un día para otro. Sonríe con orgullo cuando habla de la selección; le brillan los ojos cuando nombra Gaza, y evita derramar lágrimas en público, pero la emoción se adivina en su mirada. Este sábado, a las 20.30 horas, la Euskal Selekzioa se medirá con Palestina en San Mamés en un partido que ya ha vendido 50.000 entradas.
Nacido en Gaza, Hamed se marchó de Palestina con 18 años para intentar labrarse una carrera como futbolista profesional y hoy juega en la primera división egipcia con el Petrojet.
A la pregunta de qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando le dijeron que jugaría este partido en el País Vasco, Hamed dice que «orgullo por representar a mi país, Palestina, en el País Vasco porque sabemos que nos apoyan. Es una buena oportunidad porque jugamos en Europa y queremos conseguir que nuestra voz alcance a todo el mundo. Esto nos ayudará».
El jugador hace un resumen sobre su doble vida: la del futbolista que entrena, viaja y exhibe el escudo de su país; y la del palestino cuyas raíces están en un territorio asediado. En Bilbao, siente el calor de la gente y la atención mediática; al mismo tiempo, la distancia se le vuelve una losa. «Mi mente está muy dañada porque viven (su familia) una situación y yo vivo otra totalmente diferente», dice.
Gaza en los labios de Hamed
El jugador despliega con naturalidad y en fragmentos los relatos sobre la vida en Gaza: «Cuando estaba en Palestina sufrí la guerra y fue muy difícil ser un futbolista o vivir una vida normal porque no podíamos gozar de derechos como el agua, la electricidad, nada».
Esos pensamientos no forman parte del pasado. Su familia sigue en Gaza ahora mismo y él no puede comunicarse con ellos con normalidad. «Es muy difícil porque no hay internet. Con suerte, me puedo comunicar con ellos una vez a la semana, pero sin llamadas, solo con mensajes de texto».
La tragedia es personal en el caso de Hamed. Su familia perdió su casa a causa de una bomba. Él apenas habla de ello en busca de conmiseración, y prefiere hablar de lo que siente respecto a los suyos: «Siempre estoy estresado porque ellos viven una guerra y yo vivo en otro país. Así que es muy difícil».
El jugador gazatí no le duele la pena por lo vivido, le duele la impotencia por lo que no puede cambiar. Las restricciones y la crisis humanitaria son factores que explican por qué la situación entre el jugador y su familia no es tan sencilla como pagarles el billete y que vayan con él a Egipto. «Este partido, no sé si va a ayudar mucho, pero es un mensaje para el mundo. Hablar sobre lo que está pasando».
Para él, que tantas ciudades del mundo hayan mostrado su solidaridad con Gaza (y que desde Bilbao se organice un amistoso con carácter solidario), importa. Le toca el corazón ver manifestaciones y muestras de apoyo: «Cuando veo a las personas reunidas en las ciudades... me toca mucho. Cuando estás en una mala situación y las personas te apoyan desde todo el mundo... Eso me hace feliz».
Hamed confiesa que se siente «orgulloso de los míos, muy orgulloso. Porque viven una situación que nadie en el mundo puede vivir. Porque es un desastre. Muere mucha gente, no hay agua, no hay comida, no hay electricidad, nada. No hay casas. Nadie debería vivir así. Estoy muy orgulloso de estas personas porque son fuertes.
Para terminar, Hamed Hamdan repasa su camino recorrido y lanza un mensaje a los jóvenes en Gaza que tienen ese sueño de ser futbolistas y que están luchando cada día contra las adversidades: «Quiero pedirles que sean fuertes, que tengan paciencia... y si quieren ser futbolistas o tener éxito en su vida, tienen que seguir siendo fuertes, seguir luchando. Yo, por mi parte, no puedo sentirme más orgulloso».
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