Van Aert, para tanto y más
Las soberbias actuaciones de Van Aert se prestan a las comparaciones y me preguntan si encuentro parecido al belga del Jumbo con el Freddy Maertens ... que ganó la Vuelta a España de 1977 con trece victorias de etapa. No hace falta preguntar quién se llevó la clasificación por puntos de aquella edición. Unas semanas después, una fractura de escafoides le obligó a retirarse de un Giro donde lucía la maglia rosa.
No. Aquel Maertens y este Van Aert son corredores totalmente distintos. El ciclista del Flandria obtuvo sus triunfos al sprint y en contrarreloj, pero no atacaba desde el primer kilómetro como el del Jumbo. Sus estilos no tienen nada que ver, lo mismo que la complexión física de uno y otro.
Más que con Maertens, veo coincidencias entre Van Aert e Indurain. Con la diferencia de que el navarro era capaz de poner una marcheta alta tres días seguidos en las grandes etapas de montaña. No se le iba ni Pantani.
Vaticiné con Indurain que para ganar el Tour antes debía imponerse en una Vuelta a España. No tengo precio como pronosticador. Por eso no descarto que Van Aert llegue de amarillo a los Campos Elíseos en un futuro. De hecho, un ciclista de su calidad es capaz de todo. Para ello necesita corregir la irregularidad en Alpes y Pirineos. Porque el Tour es una prueba en la que un minuto malo lo pagas con dos de pérdida. No digamos ya cuál es el coste de un día malo.
Ha ganado dos etapas en el presente Tour y cuenta aún con la opción de sumar otras dos en la contrarreloj y en París. Me pregunto cuántas se habría anotado de tener a su servicio un equipo de la talla del Quick Step y de no haber sido el principal apoyo para Vingegaard tanto en la conquista del maillot amarillo como en su defensa. Es difícil poner una cifra, pero bastantes más.
Mientras tanto, ayuda a Laporte, compañero del Jumbo, a ganar una etapa en el Tour. Lo de Van Aert en el presente Tour es para tanto y más.
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