«Desde que salí del Bidasoa sentía que podía volver»

Poca presentación necesita Salinas, que se reencuentra con un Bidasoa Irun en el que ha disputado dos temporadas, exitosas tanto para el club como para él, siendo uno de los protagonistas del primer subcampeonato de la era reciente. En Irun promedió 2'7 goles entre 48 partidos ligueros y doce de European League, sin perderse ni un solo encuentro. Acumula ya 252 partidos (y 773 goles) en la Liga Asobal, donde recaló en el Zamora, para seguir con tres años en el Benidorm, los dos mencionados del Bidasoa Irun y los tres últimos en el Granollers, donde ha dejado casi cuatro goles por partido en la liga Asobal.

El chileno reconoce que «cuando salí del Bidasoa Irun, en mi interior sentía que podía volver algún día. Siempre tenía el bichito ahí metido». Ha vivido «tres años muy buenos» en el Granollers, pero «siempre miraba al Bidasoa. Estaba mi hermano, compañeros... Veía un equipo competitivo, luchando siempre por los puestos de arriba. Eso también es atractivo y va a ser el aliciente para esta temporada. Tenemos que intentar estar lo más arriba posible».

El hecho de que Rodrigo siga vistiendo de amarillo ha sido una razón más para que Esteban regresara al Bidasoa. «Al saber que él iba a renovar, y estábamos negociando casi al mismo tiempo, fue un plus. Aparte de ser mi hermano, en la cancha tenemos una conexión super fácil».

Aprecia el pequeño de los Salinas que «la plantilla ha cambiado bastante pero el sistema es básicamente el mismo». En estos primeros días de trabajo solo le ha sorprendido que «el equipo es bastante grande, bastante fuerte a diferencia de otros años». Lo que no ha cambiado es «el buen ambiente, como siempre».

De los 31 años de Salinas a los 18 de Jakub Sladkowski, que mide 1,97 y pesa 104 kilos. En 2022 disputó el Europeo juvenil y, a pesar de seguir siendo de esa categoría, es habitual en las convocatorias de la selección junior de Polonia. De hecho, este verano ha disputado el Mundial junior, con 20 goles en siete partidos. Esa precocidad se podría trasladar al planteamiento que el Bidasoa tiene para él, ya que lo ha fichado para el filial, pero trabajará con el primer equipo y amenaza con ir reclamando presencia en éste.

El joven polaco «conocía al Bidasoa porque en los últimos años es un habitual en competiciones europeas y el hecho de que me llamara supuso una gran alegría y motivación».

Está dispuesto a «vivir una aventura. Será complicado con dieciocho años estar lejos de los míos, pero estoy muy motivado para trabajar y crecer aquí». Por ahora el mayor problema será el idioma pero «ya estoy aprendiendo». Mientras tanto se apoyará en su compatriota Jakub Skrzyniarz y en Julen Aginagalde, que habla polaco tras siete años en aquel país.